Trabajo como informático y estábamos a punto de terminar una nueva versión de la App de mi empresa. Cuando finalizamos el desarrollo, nos dimos cuenta de que no teníamos la firma digital que nos reconoce como propietarios y, por lo tanto, no podríamos actualizarla. Era un problema importante.
Cuando finalizamos el desarrollo, nos dimos cuenta de que no teníamos la firma digital que nos reconoce como propietarios
Desde el primer momento, se lo encomendé al matrimonio Ortiz de Landázuri y nos pusimos a pensar soluciones. Nada. Hacía falta un fichero que no estaba por ninguna parte.
Entonces me acordé de un ordenador viejo que habíamos utilizado para sacar la primera versión. Me fui a por él. En el ordenador no sólo estaba el fichero que necesitábamos, sino que además estaban las claves y otra información en la que no habíamos pensado, pero que también era necesaria.
Entonces me acordé de un ordenador viejo que habíamos utilizado para sacar la primera versión. Me fui a por él
Siempre he tenido a los Ortiz de Landázuri como protectores de mi empresa y ahora me doy cuenta de que la elección fue muy acertada.