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Conocerle y conocerte (I): Robar el corazón a Cristo

El buen ladrón con una palabra robó el corazón a Cristo y abrió las puertas del Cielo. Así es la oración: una palabra que roba el corazón a Jesús y nos permite vivir, desde ese momento, junto a Él.

La luz de la fe (XVI): ¿Entre Dios y yo? Liturgia y sacramentos

La centralidad de Jesucristo en nuestra vida adquiere su sentido más pleno y real en la celebración litúrgica, cuando Dios se deja "rozar" por nosotros y nos trae el hoy de su salvación.

La luz de la fe (XV): fuerzas invisibles: los ángeles, el demonio y el infierno

Los ángeles aparecen como «espíritus destinados a un servicio» (Hb 1,14) que se puede resumir en dos acciones: alabar incesantemente a Dios y cuidar de los hombres, ejerciendo así una participación en la providencia salvífica de Dios.

Dar al mundo su modernidad

El sueño de un 2 de octubre en el que Dios nos sigue invitando a mirar hacia el futuro.

Algo grande y que sea amor (XII): Frutos de la fidelidad

La certeza de saberse siempre con Dios es fuente viva de esperanza, de la que brotan sin parar nuevos manantiales de alegría y de paz que fecundan nuestra vida y la de los que nos rodean.

Algo grande y que sea amor (XI): Caminar con Cristo hacia la plenitud del Amor

«El camino se resume en una única palabra: amar, (...) tener el corazón grande, sentir las preocupaciones de los que nos rodean, saber perdonar y comprender: sacrificarse, con Jesucristo, por las almas todas» (San Josemaría).

Algo grande y que sea amor (X): ¡Somos apóstoles!

Para un cristiano el apostolado no es simplemente un encargo que supone ciertas horas; ni siquiera un trabajo importante: es una necesidad que brota de un corazón que se ha hecho «un solo cuerpo y un solo espíritu» con el Señor.

La luz de la fe (XIV): el Bien y el Mal: el orden moral

La naturaleza tiene una finalidad y un orden interno propios –con sus leyes, ritmos y ciclos–. Este orden interno, la Moral, es como una «gramática» que debemos aprender y respetar si queremos relacionarnos adecuadamente con la naturaleza.

Algo grande y que sea amor (IX): ¿Acertaré?

Cuando entra la inquietud en el corazón acerca de un posible camino, es natural dudar y sentir miedo: Dios nos busca y nosotros, a pesar de nuestra fragilidad, deseamos vivir con Él y para Él.

Algo grande y que sea amor (VIII): Más madres y padres que nunca

La misión de los padres no se limita a la acogida de los hijos que Dios les da: sigue durante toda la vida, y tiene como horizonte el cielo.