San Josemaría vuelve al Aljarafe sevillano

Recientemente se hizo entrega de la reliquia de san Josemaría Escrivá a la Hermandad del Huerto en Sanlúcar la Mayor (Sevilla, España)

Sanlúcar la Mayor es una de las principales ciudades del Aljarafe, comarca que se asoma a la ciudad de Sevilla desde una elevada cornisa que la separa del valle del río Guadalquivir. Siempre ha sido un territorio muy poblado desde tiempos remotos: hay yacimientos arqueológicos y dólmenes de la Edad del Bronce Antiguo y el tesoro tartésico del Carambolo fue hallado en esta zona; también existió un poblamiento turdetano como señalan sus nombres: Hesperi Arae y Lucifer Fanum, cambiados por los de Sous y Solis Lucos y, más tarde, por Solucar; más recientes son las cercanas ruinas de Itálica, ciudad que dio a Roma dos emperadores, Adriano y Trajano. Los árabes llamaron al pueblo de Sanlúcar la Mayor Al-bayda (la Blanca) y en 1251 fue ocupado por Fernando Gutiérrez, tres años después de la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo. En 1635 Felipe IV la hizo cabeza del ducado, concediéndose al conde-duque de Olivares la propiedad en 1639.

Este pasado se manifiesta en su centro histórico, con restos de las murallas y varias iglesias medievales de arquitectura monumental y relevantes obras de arte, como San Pedro, San Eustaquio, Santa María, y el convento de San José de Carmelitas Descalzas.

En la actualidad es una moderna urbe con muchas urbanizaciones y varias empresas e industrias, entre las que se encuentra una de las mayores plantas de energía solar de Europa, ubicada aquí por la buena irradiación que tiene la zona: los romanos la llamaron Lucus Solis, el lugar del sol. Y en la comarca viven casi cuatrocientos mil habitantes en unas decenas de poblaciones, muchos de ellos matrimonios jóvenes.

Para ayudar a las familias en la educación de sus hijos, hace once años comenzaron unos colegios labor apostólica, promovidos por padres de familia que viven en esta comarca de Sevilla, el Aljarafe, los Colegios Altasierra y Adharaz, que ya han adquirido prestigio y solera, pese a su juventud.

Recordar al mundo la llamada universal a la santidad

En Sanlúcar la Mayor, como en muchas otras poblaciones de Andalucía, hay una gran tradición de Hermandades que procesionan en Semana Santa. Entre ellas está La Muy Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y María Santísima de la Encarnación, fundada en el Siglo XVI por el gremio de Letrados, Alguaciles y Escribanos de la Ciudad de Sanlúcar La Mayor (Sevilla) y refundada el 14 de Mayo de 1602.

La Junta Directiva de la Hermandad pidió disponer de una reliquia de san Josemaría para su veneración en la Iglesia de la Encarnación, donde se rinde culto a sus sagrados titulares, Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y María Santísima de la Encarnación. Y el pasado 1 de noviembre tuvo lugar la entrega de la reliquia con la celebración de la santa Misa presidida por el Vicario de la Delegación de la Prelatura del Opus Dei en Andalucía Occidental y Extremadura, D. Gabriel de Castro Tornero; concelebraron con él el párroco, D. Ignacio Guillén, y D. Francisco Martín Aguirre, sacerdote que atiende la labor apostólica de la Prelatura en Sanlúcar la Mayor.

Acudieron a la Santa Misa muchos vecinos, con la alegría de que san Josemaría de algún modo volviera al Aljarafe, desde aquel lejano 16 de diciembre de 1943 por la tarde, que en su segundo viaje a Sevilla, subió a visitar en el vecino pueblo de Castilleja de Guzmán, el Colegio de Santa María del Buen Aire. Lo cuenta así el testimonio que lo recuerda:

“Al poco de terminar de comer, salió en coche con D. Álvaro, D. José Luis y Vicente Rodríguez Casado hacia Castilleja de Guzmán, población muy cercana a Sevilla. Allí, Vicente les enseñó Santa María del Buen Aire, una casa-palacio en la que se estaban haciendo obras para adecuarla como residencia de artistas, estudiantes y profesores hispanoamericanos. En ese inmueble se celebraron convivencias y cursos de formación durante algunos veranos de la década de los años sesenta del siglo XX. Al día siguiente, viernes 17.12.1943, bendijo los ornamentos y el oratorio de Casa Seras, una residencia en Sevilla para estudiantes hispanoamericanos. Después, celebró la Santa Misa y dejó al Santísimo en el sagrario. Al llegar al momento de la Comunión, hizo una pausa para decir que era un día de acción de gracias a Dios, que había que encenderse ante el panorama que se presentaba: “Sevilla tiene que arder”, dijo entre otras frases”.

En la homilía de la Santa Misa, D. Gabriel habló de la misión confiada por Dios a San Josemaría de recordar al mundo la llamada universal a la santidad, que fue la razón de su vida: “En la fiesta de todos los Santos, quiere recordarnos de nuevo lo fundamental del espíritu que el Señor le entregó: la santidad es para todos; en nuestra vida corriente el Señor nos espera. En lo ordinario, como recordó San Juan Pablo II en la homilía de la canonización en octubre de 2002: el santo de lo ordinario”.

El Vicario resaltó que “el pasado verano recibí la petición del Hermano Mayor de una reliquia de san Josemaría. En la misma carta recordaba cómo en esta sede se realizan desde hace muchos años actividades de formación dirigidas por sacerdotes de la prelatura del Opus Dei y que en la secretaría de la Hermandad hay un cuadro de san Josemaría. También me daba noticia de cómo el pasado 11 de junio, el cabildo general ordinario de la hermandad acordó por unanimidad la realización de una imagen policromada de san Josemaría para que fuera venerada en esta capilla junto a sus amantísimos titulares de nuestro Padre Jesús orando en el Huerto y María Santísima de la Encarnación”.

El mensaje alentador de san Josemaría

D. Gabriel comentó que era “un motivo de gran alegría comprobar una vez más la extensa y profunda devoción a este santo que sabe ganar con su mensaje alentador, su formidable simpatía y, sobre todo, su poderosa intercesión, la confianza y el corazón de todos nosotros”.

“Este día, en el que dirigimos nuestra mirada especialmente hacia san Josemaría, podemos tomar ejemplo de su fe para lanzarse a empresas que parecían imposibles, en un tiempo que en no pocos aspectos era más complicado y difícil que el nuestro. Pienso en particular en la empresa heroica y apasionante de nuestra propia santidad personal.
Conociendo un poco la historia de los santos, sabiendo que en los procesos de canonización se busca la virtud "heroica" podemos tener, casi inevitablemente, un concepto equivocado de la santidad porque tendemos a pensar: "esto no es para mí"; "yo no me siento capaz de practicar virtudes heroicas"; "es un ideal demasiado alto para mí". En ese caso la santidad estaría reservada para algunos "grandes" de quienes vemos sus imágenes en los altares y que son muy diferentes a nosotros, normales pecadores. Esa sería una idea totalmente equivocada de la santidad, una concepción errónea que ha sido corregida precisamente por san Josemaría”.

Precedieron y siguieron a la Santa Misa algunos testimonios. El del Párroco, D. Ignacio Guillén que manifestó que conocía a la Obra y a san Josemaría desde joven, cuando acudió a algunas actividades en el sevillano Club Arqueros. Y expresó su deseo de que la reliquia sirviera a todos para vivir el espíritu que san Josemaría difundió de la santidad y el apostolado en medio del mundo.

La alegría de los vecinos de Sanlúcar la Mayor

El Hermano Mayor, Javier González Canto, manifestó su alegría por poder venerar la reliquia de san Josemaría en la Hermandad, porque desde los años setenta del siglo pasado, se habían celebrado retiros y medios de formación en la capilla de la Hermandad y expresó su convicción de que una de las promotoras de la Hermandad en esos años, María Rosa Murillo, supernumeraria, ya fallecida, estaría muy contenta al contemplar la ceremonia que acababa de celebrarse.

Acudieron también matrimonios jóvenes que viven y trabajan en Sanlúcar la Mayor. José Antonio comentó que para él san Josemaría es “un referente de lo cotidiano y esta reliquia nos va a centrar a mí y a muchos sanluqueños en santificarnos en lo cotidiano y que ahí, en las rutinas de cada día, aparentemente sin importancia, podemos agradar a Dios y hacer apostolado”. Y su esposa, Paqui, expresó su deseo de que “ningún pueblo, ninguna esquinita del Aljarafe, se quede sin la semilla del espíritu de san Josemaría, de santificación en medio del mundo”.

Teresa expresó su alegría porque habían acudido a la celebración mucha gente joven en la que san Josemaría iba a dejar huella y ayudarles a ser santos. Antonio, su novio, comentó que “para mí, tener la reliquia de san Josemaría en mi pueblo, Sanlúcar, me emociona mucho, porque mi abuela comenzó la labor de la Obra aquí, y san Josemaría siempre quiso estar en todos lados y transmitir el mensaje de santificación en medio del mundo a todas partes”.

Rosa también manifestó su emoción porque la reliquia de san Josemaría estuviera en Sanlúcar para la veneración de los fieles en la Hermandad del Huerto, porque su madre, supernumeraria, ya fallecida, había trabajado mucho –junto con su marido, el Hermano Mayor durante muchos años- porque la Hermandad creciera y se consolidara, como instrumento de evangelización. Rafael confirmó su convicción de que la presencia de nuestro Padre en Sanlúcar la Mayor ayudaría mucho en la labor apostólica, como un fermento para evangelizar y ayudar a crecer en santidad a todos.