Mi casa, mi nueva pasarela

Neysha de Puerto Rico es modelo profesional y afirma: "Mi casa es mi nueva pasarela, donde procuro estar más elegante que nunca, por amor a mi esposo y a mis hijos".

Neysha de Puerto Rico es modelo profesional y afirma: "Mi casa es mi nueva pasarela, donde procuro estar más elegante que nunca, por amor a mi esposo y a mis hijos".

Mi nombre es Neysha, estoy casada y tengo tres hijos varones, de seis, cuatro y dos años. El saberme hija de Dios, mi familia y la moda son mis tres grandes amores. Soy modelo profesional y actualmente dedico parte de mi tiempo a impartir seminarios sobre moda.

Aunque mis estudios no se enfocaron directamente en esta línea, hubo algunas circunstancias que me llevaron a dar un pequeño giro a mis intereses profesionales. Al graduarme, empecé a trabajar en una boutique donde me ofrecieron la oportunidad de asistir a clases en una academia de modelaje. Me fui metiendo en el gremio, y desfilé en algunas pasarelas. En 2004 representé a mi ciudad en un certamen nacional, Miss Puerto Rico Universe. Pero no quiero detenerme en mi currículum, sino en cómo Dios intervino en mi vida.

Un gran hallazgo surgió a raíz de las palabras de san Josemaría: “Hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir”. Encontré una nueva perspectiva en mi trato con Dios. Me di cuenta que Dios me llama a servirle en y desde mi familia y trabajo, que ahí me espera Dios cada día.

Mientras trabajaba como modelo conocí a mi futuro esposo, y me hice buena amiga de su madre; esto despertó en mí nuevas inquietudes. Cuando todavía éramos novios, mostró su desacuerdo en lo que se refiere al traje de baño, quería que fuera más modesto, y decidí seguir su consejo. En una ocasión, en una audición para un desfile, fui la única que vistió un traje de baño de una pieza. Mis colegas se extrañaron, pero respetaron mi decisión. El diseñador me seleccionó porque le llamó la atención mi porte en traje de baño entero.

La familia de mi marido me atraía mucho: numerosa, alegre y muy unida. Deseaba formar un hogar así. Mi esposo asistía a los medios de formación cristiana y también yo empecé hacerlo. Gracias a las enseñanzas de san Josemaría redescubrí la fuerza del amor para mover la realidad diaria, descubriendo ese "algo divino que en los detalles se encierra”. Esto me ha protegido del peligro de la rutina, y me ayuda a no dejarme llevar por la falta de ganas en lo cotidiano, al ocuparme de las tareas de la casa o en la educación de mis hijos.

Para mantenerme en forma aprovecho las circunstancias. Encontrar tiempo para hacer ejercicios es prácticamente imposible, así que los hago mientras trabajo en la casa y estoy con los niños. Por ejemplo, cuando voy a hacer la compra, estaciono el coche lejos de la entrada del supermercado, de modo que tengo que caminar un poco más.

Las pasarelas las dejé atrás, pero imparto talleres sobre moda. Preparar a las jóvenes que empiezan a moverse en estos ambientes es una oportunidad única animarlas a ser muy profesionales y que aprendan a decir que no a propuestas que pretenden convertir a la mujer en un objeto.

San Josemaría decía que el marido ha de encontrar a la mujer muy arreglada en casa, y yo lucho a diario por vivirlo; es mi nueva pasarela, donde procuro estar más elegante que nunca. De esta manera demuestro respeto a mi esposo y trato de ser ejemplo para mis hijos.

Ahora me dedico a tiempo completo a mi familia. Las pasarelas las dejé atrás, pero imparto talleres sobre moda. Hace poco participé en un seminario para gente joven. Una de las chicas que participó en las sesiones me comentó que tenía mucho interés por dedicarse profesionalmente a este campo, pero estaba un poco frustrada por la presión del ambiente. La actividad le sirvió para profundizar en su dignidad y a descubrir un fantástico campo de trabajo.

Aunque mi prioridad es mi familia, quiero seguir influyendo en la cultura del vestido desde mi sitio. Preparar a las jóvenes que empiezan a moverse en estos ambientes es una oportunidad única animarlas a ser muy profesionales y que aprendan a decir que no a propuestas que pretenden convertir a la mujer en un objeto.