Dora descubrió cómo ser la mujer más feliz del mundo

Dora decía que se sentía la mujer más feliz del mundo, cuenta Ezia Mucciarelli, que trabajó junto a Dora durante 25 años, desde agosto de 1971 hasta marzo de 1996.

En una ocasión, después de ayudarle a arreglar su pelo, se me ocurrió compararla con “Sofía Loren en todo su esplendor” y ella enseguida comentó: “¡Cómo le gustaría a Sofía ser tan feliz como yo!” No porque Dora dudara de la felicidad de esa gran actriz, sino porque la felicidad de Dora se reflejaba en su mirada, en la que no había dudas, ni sombras.

Dora era una mujer feliz, realizada, porque entre otras cosas no vivía de fantasías o ilusiones, sino en el precisísimo momento presente. Lo había aprendido de San Josemaría.

Una vez explicaba: “estoy convencida de que todas las personas del mundo tienen en sus manos construir o destruir la felicidad.”

Para explicar la felicidad de Dora me ayuda pensar en una frase de San Agustín de Hipona: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti.”

La alegría, sinónimo de felicidad, y la paz van de la mano normalmente. En este punto, me he preguntado muchas veces, ¿porqué Dora podía considerarse la mujer más feliz del mundo?

Como testigo presencial de un largo período de su vida, pude ver, repetidamente como valoraba y buscaba la gracia de Dios a través de los sacramentos. Se confesaba con frecuencia, al menos una vez a la semana.

La Confesión es para el alma, como una ducha de agua caliente y relajante, para el cuerpo después de un día de estrés y la fatiga. Como una sesión gratuita del psiquiatra, donde el psicólogo es Cristo. Cristo a través de su vida, nos enseña a no engañarnos con nuestros pecados.

Porque como dice San Josemaría, cuando la naturaleza humana se muestra en toda su miseria, Dios nos viene a confortar, a consolar, perdonar; en una palabra, cuanto más uno se acusa, Dios más nos perdona. La Confesión es también similar a una estación de servicio donde se puede llenar el tanque de gasolina para comenzar de vuelta con plena confianza. Creo que este es el medio más importante que utilizó Dora para ser feliz.