Los siguientes apartados pueden ayudarte a utilizar este video personalmente, en clases de formación cristiana, en reuniones con tus amigos, en tu escuela o en tu parroquia.
Preguntas para el diálogo
— ¿Piensas que la ayuda que el “St. Josemaría Daycare Center” proporciona a niños pequeños y a madres jóvenes es importante para la zona en que se encuentra? ¿Por qué?
— Con el proyecto “1000 Taschen” (1000 bolsas), Kathrin contribuye a que algunas mujeres tengan un ingreso económico. Aparentemente esta iniciativa y otras similares benefician a poca gente, ¿qué motivos darías para mantenerlas y fomentarlas?
— Clifford proporciona alimentos a niños de la calle y busca orientarlos para que mejoren su situación, pero reconoce que a veces le parece que no logra muchos frutos. ¿Cuál ha sido su reacción ante ese dilema? ¿Por qué sigue adelante con su labor de ayuda?
— ¿Podrías explicar cómo nacieron las iniciativas de Mian, Kathrin y Clifford? ¿Con qué obras de misericordia relacionarías cada uno de esos proyectos?
Propuestas de acción
— Detectar cuáles son las mayores necesidades —materiales y espirituales— de la gente de tu entorno y pensar en posibles modos de remediarlas.
— Informarte de las diversas iniciativas de ayuda —pequeñas o grandes— que existen cerca de tu casa o de tu trabajo y, en la medida de tus posibilidades, involucrarte donando tiempo, proporcionando compañía o consejo, enseñando lo que sabes, prestando colaboración económica, etc.
— Hacer llegar a personas que lo requieran prendas de vestir en buen estado, medicinas que no vayas a emplear y comida que no se vaya a consumir en casa, en restaurantes o bares cercanos, etc.
Meditar con la Sagrada Escritura
— Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto (Romanos 12, 6-8).
— El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca (Mateo 7, 24-25).
— La gente le preguntaba [a Juan el Bautista]: «Entonces, ¿qué debemos hacer?». Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo» (Lucas 3, 10-11).
— En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mateo 25, 40).
Meditar con el Papa Francisco
— Las obras de misericordia son esenciales en nuestra vida cristiana. Miren alrededor: siempre hay alguien que necesita una mano tendida, una sonrisa, un gesto de amor. Cuando somos generosos, nunca faltan las bendiciones de Dios (Audiencia, 10 de septiembre de 2014).
— ¿Cómo podemos ser testigos de misericordia? No pensemos que se trata de cumplir grandes esfuerzos o gestos sobrehumanos. No, no es así. El Señor nos indica una vía mucho más simple, hecha de pequeños gestos que sin embargo ante sus ojos tienen un gran valor (Audiencia 12 de octubre de 2016).
— No me cansaré nunca de decir que la misericordia de Dios no es una idea bonita, sino una acción concreta. No hay misericordia sin obras concretas. La misericordia no es hacer un bien «de paso», es implicarse allí donde está el mal, la enfermedad, el hambre, tanta explotación humana. Y, además, la misericordia humana no será auténtica —humana y misericordia— hasta que no se concrete en el actuar diario (Audiencia, 3 de septiembre de 2016).
—Una vez una mamá me contaba que […] tenía tres hijos. Y un día a la hora del almuerzo —el papá estaba en el trabajo, estaba ella con los tres hijos, pequeños, de 7, 5 y 4 años más o menos— llamaron a la puerta: era un señor que pedía de comer. Y la mamá le dijo: «Espera un momento». Volvió a entrar y dijo a los hijos: «Hay un señor allí y pide de comer, ¿qué hacemos?». «Le damos, mamá, le damos». Cada uno tenía en el plato un bistec con patatas fritas. «Muy bien —dice la mamá—, tomemos la mitad de cada uno de ustedes, y le damos la mitad del bistec de cada uno de ustedes». «Ah no, mamá, así no está bien». «Es así, tú debes dar de lo tuyo». Y así esta mamá enseñó a los hijos a dar de comer de lo propio. Este es un buen ejemplo que me ayudó mucho. «Pero no me sobra nada...». «Da de lo tuyo». Así nos enseña la madre Iglesia (Audiencia, 10 de septiembre de 2014).
Meditar con san Josemaría
— ¿Quieres un secreto para ser feliz?: date y sirve a los demás, sin esperar que te lo agradezcan (Forja, n. 368).
— El Señor nos ha regalado la vida, los sentidos, las potencias, gracias sin cuento: y no tenemos derecho a olvidar que somos un obrero, entre tantos, en esta hacienda, en la que Él nos ha colocado, para colaborar en la tarea de llevar el alimento a los demás (Amigos de Dios, n. 49).
— Hemos de pedir al Señor que nos conceda un corazón bueno, capaz de compadecerse de las penas de las criaturas, capaz de comprender que, para remediar los tormentos que acompañan y no pocas veces angustian las almas en este mundo, el verdadero bálsamo es el amor, la caridad (Es Cristo que pasa, n. 167).
— ¿Te has parado a considerar la suma enorme que pueden llegar a ser “muchos pocos”? (Camino, n. 827).
Textos y enlaces para seguir reflexionando
— ¿Qué son y cuáles son las obras de misericordia?
— Sección “Jubileo de la misericordia”
— Sección "Iniciativas sociales"
— Jóvenes puertorriqueños distribuyen desayunos a gente sin hogar