Ángelus de convocatoria del Año de la oración

El 21 de enero de 2024 el Papa Francisco convocó al finalizar el ángelus el Año de la Oración, en preparación al Jubileo de 2025.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Los próximos meses nos conducirán a la apertura de la Puerta Santa, con la que comenzaremos el Jubileo. Les pido que intensifiquen la oración para prepararnos a vivir bien este acontecimiento de gracia y experimentar la fuerza de la esperanza de Dios. Por eso comenzamos hoy el Año de la oración, un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y en el mundo. Nos ayudarán también los subsidios que el Dicasterio para la Evangelización pondrá a nuestra disposición.

En estos días recemos especialmente por la unidad de los cristianos, y no nos cansemos de invocar al Señor por la paz en Ucrania, en Israel y en Palestina, y en tantas otras partes del mundo: son siempre los más débiles los que sufren la falta de ella. Pienso en los pequeños, en tantísimos niños heridos y asesinados, en los privados de afecto, privados de sueños y de futuro. ¡Sintamos la responsabilidad de rezar y construir la paz para ellos!

Con dolor recibí la noticia del secuestro, en Haití, de un grupo de personas, entre ellas seis Religiosas: al pedir encarecidamente su liberación, rezo por la concordia social en el país y llamo a todos a poner fin a las violencias, que tanto sufrimiento causan a esa querida población.

Saludo a todos los que han acudido de Roma, de Italia y de tantas partes del mundo: en particular, a los peregrinos de Polonia, Albania, Colombia, a los estudiantes del Instituto Pedro Mercedes de Cuenca (España), a los universitarios americanos que estudian en Florencia, al grupo de Quinceañeras de Panamà, a los sacerdotes y migrantes de Ecuador, a quienes aseguro oraciones por la paz para su país. Saludo a los fieles de Massafra y Perugia (Italia); a la Unión Católica Italiana de Profesores, Directivos y Formadores; al grupo Scout Agesci de Palmi.

Deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y ¡hasta luego!