26 de junio en Roma

El día 26 de junio, fiesta litúrgica del beato Josemaría, mons. Javier Echevarría ha celebrado una Misa en su honor en la Basílica de San Eugenio a Valle Giulia. Unas mil quinientas personas han asistido a la ceremonia.

El prelado del Opus Dei, mons. Javier Echevarría, durante la ceremonia.

«El 26 de junio, aniversario del "dies natalis" del beato Josemaría Escrivá en la gloria del Cielo, es para todos nosotros un día de fiesta: un día en el que el agradecimiento a Dios se expresa en un renovado empeño de conversión, en el deseo de seguir más de cerca el ejemplo de fidelidad a la vocación cristiana que el fundador del Opus Dei nos ha dado». Con estas palabras ha comenzado su homilía el prelado del Opus Dei.

«Todos los días nos llegan cartas de las más diversas partes del mundo», ha dicho también en otro momento de la homilía, «que cuentan favores espirituales y materiales obtenidos por su mediación. En la devoción que suscita la figura de este inolvidable siervo de Dios, de este siervo bueno y fiel, una devoción que el decreto pontificio sobre la heroicidad de sus virtudes califica como "verdadero fenómeno de piedad popular", se advierte el cumplimiento de un designio divino: el Señor lo ha elegido como instrumento para reavivar en muchas almas la conciencia de que todas las actividades ordinarias de la vida pueden convertirse en oración, en camino y medio de santificación, en fuente de paz y de alegría en los corazones.

Alrededor de 1500 personas asistieron a la Misa en San Eugenio.

»El encuentro con el beato Josemaría o con sus escritos nos ha cambiado la vida a muchos de nosotros, nos ha llevado a encontrar a Cristo, a escucharlo, a ponernos en constante coloquio con él, a sentir su llamada, a luchar por testimoniar una plena coherencia cristiana. De un modo u otro, todos hemos sido conducidos por él a una conversión real, al descubrimiento de la oración, a la práctica de la penitencia, a la alegría de una asidua participación de los sacramentos, en particular los de la Penitencia y la Eucaristía. Gracias a sus enseñanzas, ante nosotros se han abierto los horizontes de un compromiso activo por la edificación del Reino de Cristo en el mundo. Por eso podemos considerarnos hijos suyos; por eso podemos estar seguros de que, como buen Padre que es, no nos negará su intercesión para la obtención de las gracias que necesitamos.

Al terminar la ceremonia, junto a la Basílica.

»En particular, confiamos hoy a su intercesión nuestra lucha por la santidad en medio del mundo. El beato Josemaría nos ha enseñado a cultivar este gran ideal, el único verdaderamente necesario, en lo cotidiano, en esas ocupaciones nuestras que parecen comunes pero que esconden algo divino y constituyen la trama de toda nuestra jornada: "No está la santidad en hacer cosas cada día más difíciles, sino en hacerlas cada vez con más amor". Pidámosle que nos ayude a asimilar esta verdad, auténtico nervio de su mensaje espiritual: que nos haga ver el rostro paterno de Dios, que en cada pequeño gesto espera de nosotros un poco más de amor; que nos enseñe a transformar en oración —diálogo con Dios— toda nuestra jornada.»