En su homilía, el prelado dijo que Álvaro del Portillo “se tomó en serio la llamada a la santidad que el Señor dirige a todas las personas, cada una en sus circunstancias" y que, por esta razón, “hoy damos gracias a Dios, que lo ha llenado del espíritu de verdad y de amor".
Mons. Echevarría se refirió, especialmente, al amor que el primer prelado del Opus Dei nutría por la Iglesia y por el Papa. Y recordó unas palabras del Papa Francisco con motivo de la reciente beatificación del beato Álvaro: “Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, lo que une, lo que construye. Nunca una queja o crítica, ni siquiera en momentos especialmente difíciles, sino que, como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la comprensión, la caridad sincera" (Carta del Papa Francisco a Mons. Javier Echevarría, con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo).
El beato Álvaro –añadió el prelado del Opus Dei- “nos enseñó muchas cosas; entre otras, a vivir plenamente unidos a la voluntad de Dios, como había aprendido de san Josemaría. Esta fue la raíz de su serenidad, que contagiaba a los demás. Me gusta recordar el rostro de don Álvaro, que infundía paz, alegría, amistad, deseos de servir;ante el rostro amable de este beato, muchas personas se han sentido empujadas a pensar en la mirada de Cristo que atraía a las multitudes".