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Tema 15. La Iglesia, fundada por Cristo

Cristo fue manifestando a lo largo de su vida cómo debería ser su Iglesia. La Iglesia es la comunidad de todos los que han recibido la gracia regeneradora del Espíritu por la que son hijos de Dios. Todos los bautizados participan del sacerdocio común: están llamados a poner a Dios y a los demás en relación. El movimiento ecuménico es una tarea eclesial por la que se busca la unidad visible entre los cristianos en la única Iglesia fundada por Cristo.

Tema 14. El Espíritu Santo y su acción en la Iglesia

La acción del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia por medio de los sacramentos. Solemos decir que el Espíritu Santo es como el alma de la Iglesia porque realiza en ella algunas de las funciones que el alma realiza en el cuerpo: la vivifica, la empuja a la misión, la unifica en el amor. Es el maestro interior que habla en el corazón del hombre, le descubre los misterios de Dios, le hace discernir lo que es agradable a Dios.

Tema 13. Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo

Jesús aceptó libremente los sufrimientos físicos y morales impuestos por la injusticia de los pecadores. La cruz de Cristo es, sobre todo, la manifestación de amor generoso de la Trinidad hacia los hombres, de un amor que nos salva. El misterio de la Cruz, presente en los sacramentos, nos va conduciendo hacia una vida nueva. Por la resurrección de Jesús, Dios inauguró la vida nueva, la vida del mundo futuro, y la puso a disposición de los hombres.

La fundación del Opus Dei: el eco de unas campanas del 2 de octubre de 1928

Recordamos el relato de la fundación del Opus Dei con el testimonio de San Josemaría y el sonido de las campanas que el Fundador del Opus Dei escuchó ese día.

Tema 4. Dios creador

La creación es a la vez un misterio de fe y una verdad accesible a la razón. Dios ha creado todo «no para aumentar su gloria sino para manifestarla y comunicarla». El conocimiento y admiración del poder, sabiduría y amor divinos conduce al hombre a una actitud de reverencia, adoración y humildad, a vivir en la presencia de Dios sabiéndose hijo suyo.

Tema 12. La Encarnación

Jesús es el Hijo Único de Dios que se ha hecho hombre por nuestra salvación. Es perfecto Dios y perfecto hombre: tomó nuestra condición material y corpórea, sometida a muchas necesidades, para salvarnos de nuestros pecados. Santa María es verdaderamente Madre de Dios porque aquel que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo no es otro que el Hijo eterno del Padre.

Tema 11. El testimonio evangélico

Jesús envió a los apóstoles al mundo entero para «predicar el Evangelio a toda criatura». El contenido de ese Evangelio era lo que dijo e hizo Jesús en su vida terrena. Los cuatro relatos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan son el resultado de un largo proceso de composición. Los evangelios no son libros que presentan a Jesús como una figura del pasado: son palabra actual, en ellos Jesús está siempre vivo.

Tema 3. El desarrollo de la Revelación

Dios se ha revelado poco a poco al hombre y ha culminado su revelación con la encarnación. Cristo constituyó la Iglesia, que es la que mantiene viva su memoria y lo presenta como el que, habiendo vivido en este mundo, ha resucitado y permanece entre nosotros para siempre. Y esta misión la realiza custodiando la palabra de Dios, recogida en las Sagradas Escrituras, transmitiendo la Tradición y enseñando, iluminada por el Espíritu Santo, cómo vivir cristianamente en cada época (Magisterio).

Tema 5. La Providencia de Dios

Es lícito preguntarse por la posibilidad y la efectividad de las intervenciones divinas en nuestro mundo. La aceptación cotidiana de la providencia es un acto de esperanza teologal, que no excluye el ejercicio responsable de la libertad, que entra en el plan de Dios. La providencia lleva al cristiano a una actitud de confianza filial en Dios en todas las circunstancias.

Tema 7. La libertad humana

La Iglesia considera que la libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. La participación de los hombres en la bienaventuranza divina es un bien tan grande y tan deseado por el Amor divino, que Dios ha querido correr el riesgo de la libertad humana. En sentido moral, la libertad no es tanto una propiedad natural de la persona cuanto una conquista, fruto de la educación, de las virtudes morales poseídas y de la gracia de Dios.