Evangelio del lunes: luchar acompañados

Comentario del lunes de la 7.ª semana de Pascua. “No estoy solo porque el Padre está conmigo”. Nunca estamos solos. Jesús nos acompaña siempre, y más en los momentos difíciles aunque parezca que no está a nuestro lado.

Evangelio (Jn 16, 29-33)

En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús:

—Ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación: ahora vemos que lo sabes todo, y no necesitas que nadie te pregunte; por eso creemos que has salido de Dios.

—¿Ahora creéis? —les dijo Jesús—. Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo. Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: yo he vencido al mundo.


Comentario

Nos encontramos en la última cena y los apóstoles están atentos a cada una de las palabras del Señor, aunque hacen grandes esfuerzos por captar su sentido. Esta comprensión a medias quizá explique la satisfacción que experimentan cuando finalmente creen entender lo que está diciendo Jesús: “Ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación” (v. 29).

Las palabras claras que oyen les permiten confiar y creer que Jesús venía de Dios. Pero el Señor quiere apartarlos de una comprensión de la fe superficial y les recuerda que aún no han superado todas las tentaciones: “¿Ahora creéis? —les dijo Jesús—. Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo” (v. 32). Y más adelante repite que en el mundo tendrán luchas y sufrimientos (cf. v. 33).

Las palabras de Jesús señalan una verdad que experimentamos casi a diario. Para conservar nuestra fe pura y fuerte es necesario luchar contra nuestras malas inclinaciones, contra las circunstancias que en ocasiones nos proponen valores distintos a los de Dios, contra las tentaciones del demonio, etc.

Sin embargo, junto con el problema, el evangelio de hoy nos ofrece la solución: Jesús nos recuerda que lo importante en la lucha es saberse acompañados realmente por nuestro Padre Dios. Muchas veces, lo más difícil no es tanto lo que nos toca sufrir sino el hecho de tener que hacerlo solos y con nuestras propias fuerzas.

La Presencia de Dios en nuestros corazones no cambiará siempre las dificultades en sí, sino nuestra actitud ante ellas. El Señor quiere hacerse presente en nuestras vidas para regalarnos una paz que solo Dios sabe dar. Por eso, en los momentos en que sintamos con más fuerza el peso de la tentación pueden servirnos las palabras que el mismo Jesús pronunció: “No estoy solo porque el Padre está conmigo” (v. 32).

Martín Luque // Nick-Linnen - Unsplash