Desde los primeros días de nuestra peregrinación mientras visitábamos Madrid, Fátima y Pamplona, y el Santuario de Torreciudad, en Huesca; hasta la Semana Santa en Roma, el grupo de universitarios peruanos vivió una experiencia de fraternidad sincera y profunda, así como de compartir algunas aficiones comunes como el futbol internacional y culturales.
En cada ciudad visitada, los momentos de oración, las caminatas, las misas y los encuentros culturales, fortalecieron los lazos de amistad en la delegación de jóvenes provenientes de ciudades de Arequipa, Cañete, Lima, Piura y Chiclayo.

En el UNIV 2025, conocimos a otros jóvenes peruanos, que estudian en España e Inglaterra, quienes se sumaron a nuestra aventura de fe, formación profesional y cultura impregnada por esos días de romanidad, que uno experimenta siempre en la ciudad eterna, marcada por la noticia del internamiento en el hospital Gemelli del Papa Francisco, la cual nos animaba a rezar por su salud e intenciones.
Mauricio Torres de 19 años, de Cañete nos cuenta su experiencia de viaje: “Hice un gran esfuerzo para viajar y vivir una Semana Santa en Roma ha sido para mí lo máximo. Participar en el UNIV y escuchar la tertulia con el Prelado del Opus Dei me permitió aprender mucho y darme cuenta de todo lo que aún me falta por conocer. Esta experiencia ha calado en mí y me ha motivado a seguir creciendo en mi formación espiritual y moral para ser una mejor persona. (..) El último día de nuestra estancia en Roma, al enterarnos del fallecimiento del Santo Padre, fuimos de inmediato a San Pedro a rezar. Allí nos encontramos con cientos de personas que hacían lo mismo y nos sentimos muy cerca del Santo Padre, de su alma y toda la Iglesia”.
La amistad creció en el compartir sencillo de cada día: un desayuno tempranero antes de una peregrinación, la emoción de ver al Santo Padre en la Plaza de San Pedro el domingo de Pascua de Resurrección en la bendición “Urbi et orbi”, o las conversaciones espontáneas tras una jornada de actividades culturales o deportivas.
Especialmente significativa fue la participación en las sesiones del UNIV 2025 en la Pontificia Universidad de la Santa Croce (PUSC), en Roma, donde, además de las reflexiones académicas, que este año abordaron el tema “Ciudadanos de nuestro mundo”, experimentamos la fuerza de la amistad al sentirnos acompañados y apoyados, celebrando los logros y animándose mutuamente en los desafíos del grupo de universitarios peruanos.

Las visitas a lugares históricos en Roma como la Basílica de San Pablo Extramuros, la Scala Santa o la Porciúncula en la ciudad de Asís, no solo ofrecieron momentos de recogimiento espiritual, sino también oportunidades para fortalecer una amistad basada en el ideal cristiano: caminar juntos hacia Dios.
Estar el viernes santo 18 de abril, en el Vía Crucis cuyas meditaciones fueron redactadas por el Papa Francisco en el Coliseo, así como de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro el sábado 19 y en la bendición “Urbi et orbi” el domingo 20 de abril fue un obsequio de la providencia.
¿Quién diría que esa carta sería uno de los últimos actos de su pontificado?
El Santo Padre nos envió una carta a los jóvenes del UNIV 2025 animándonos a vivir el año santo Jubilar y el centenario de la ordenación sacerdotal de san Josemaría, esa doble conmemoración dando gracias a Dios y animándonos a rezar por él y a seguir caminando entusiastas en la fe, diligentes en la caridad y perseverantes en la esperanza (cf. 1 Ts 1,3) ¿Quién diría que esa carta sería uno de los últimos actos de su pontificado?
Poco antes de abordar el avión que nos traería a Lima, el lunes 21 de abril, al enterarnos del fallecimiento del Papa Francisco, el grupo se unió en oración a toda la Iglesia, dando testimonio que la amistad cristiana, forjada en el sacrificio y la fe compartida, permanece firme incluso en las circunstancias adversas.

Estar en Roma en estos acontecimientos de la vida de la Iglesia católica, nos ayudan a dar gracias a Dios por esos detalles de su magna providencia y son una invitación a repasar tantos mensajes que el Papa Francisco dejó a los jóvenes del mundo entero, empezando por la JMJ de Río de Janeiro en el 2013 que fue el primer viaje de su pontificado, su mensaje en Christus Vivit, tras el sínodo de los jóvenes y tantos recuerdos de anteriores UNIV.
“Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús»
Justamente allí, en la “Christus Vivit”, Francisco nos invita a: “Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús» [92]. Pero, sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial”.

Así, el UNIV 2025 no fue solo una experiencia académica, sino un verdadero regalo de Dios en forma de amistades que, sin duda, perdurarán toda la vida entre todos los participantes y un mensaje de esperanza que el Papa Francisco nos dejó en este año jubilar que nos recuerda la necesidad de ser protagonistas del futuro de la humanidad y no meros espectadores de la vida.