Una promesa por cumplir: Campamento Yauyos 2022

En junio último, un grupo de estudiantes de secundaria provenientes de diferentes lugares de Estados Unidos, estuvieron en Quisque, en la sierra de Yauyos, para restaurar la iglesia y dar clases de inglés. Fue un grato reencuentro con el Perú, pues la pandemia había impedido volver desde el año 2019.

Youth Service International, institución que patrocina estos viajes de servicio social, desde el 2012 viene trayendo grupos de jóvenes al Perú. Entre los veranos del hemisferio norte, desde el 2012 al 2019, con la ayuda de más de un centenar de jóvenes que han pasado durante estos años, se han podido restaurar numerosas iglesias en varios pueblos del territorio de la Prelatura de Cañete, Yauyos y Huarochirí como: Laraos, Vitis, Huantán, Carania, y otros más.

Al terminar nuestro último proyecto en el pueblo de Aquicha en junio de 2019, nadie se imaginaba que habría una pandemia a nivel global… y que un nuevo grupo de estudiantes no podría volver a Perú hasta el verano del presente año.

...antes de volver a Estados Unidos, el grupo habia prometido que volverían el verano siguente para restaurar la iglesia de Quisque pero… ¡Quedó pendiente por dos años!

Pero una promesa había quedado sin cumplir… antes de volver a Estados Unidos, el grupo habia prometido al Padre Edgar Romero, el párroco de Yauyos, que volverían el verano siguente para restaurar la iglesia de Quisque pero… ¡Quedó pendiente por dos años!

Gracias a Dios, volvimos a recuperar la posibilidad de venir al Perú con un grupo de estudiantes de Washington D.C. y Nueva York, quienes frecuentan varios centros juveniles promovidos por fieles del Opus Dei. Llegamos a Lima el 11 de junio. Después de pasar una noche en el colegio Los Álamos, de Jesús María, en Lima, el grupo alquiló dos movilidades y salimos camino a San Vicente de Cañete.

En el campamento, siempre hay momentos para la fraternidad y el buen humor.

En esta ciudad, visitamos las instalaciones del Instituto Superior Tecnológico Valle Grande, una obra corporativa del Opus Dei que ofrece carreras técnicas a jóvenes como producción agraria y análisis de sistemas, y también conocimos a varios profesores.

Ese mismo día nos encaminamos hacia la Reserva Paisajística de Nor Yauyos, un lugar que invita a contemplar la naturaleza, con el cielo y sus montañas, aunque por una carretera que requería nuestra completa atención, debido a los numerosos precipicios que tiene.

Durante las siguientes dos semanas vivimos en el pueblo de Llapay y viajamos una hora y cuarto cada mañana para trabajar en la iglesia de Quisque. Fue una experiencia inolvidable.

El grupo de jóvenes con autoridades y niños de Quisque, con banderas de ambos países.

Las autoridades locales y la directiva de la escuela nos recibieron con gran alegría. Hubo una gran cooperación entre el grupo de Estados Unidos y los profesores, estudiantes y pobladores de Quisque. Fue un trabajo en equipo y en completa armonía.

“Durante estas dos intensas semanas, no solo fortalecimos la amistad entre todos, sino que también crecimos en disciplina y fortaleza mental.

Uno de los participantes, Santi Bendeck dice: “Durante estas dos intensas semanas, no solo fortalecimos la amistad entre todos, sino que también crecimos en disciplina y fortaleza mental. Hasta el día de hoy, sigo ejerciendo los buenos hábitos que aprendimos en el viaje al Perú”.

“El viaje a Perú fue una experiencia increíble que dio paso a un crecimiento en camaradería como grupo, así como al crecimiento personal en el aprecio a culturas diferentes a la nuestra. Era absolutamente asombroso ver a esas personas pobres realizando sus tareas diarias y al mismo tiempo comprobar que eran felices. Felices con las cosas más simples de la vida. Lo único que tenían que concentrarse era en asegurarse de tener suficiente comida, refugio y ropa para sobrevivir la próxima temporada. Esto me conmovió de una manera nunca antes vista, y desde entonces ha sido la principal fuente de inspiración para vivir mi propia pobreza espiritual” testimonia Joe Kilner, otro asistente al campamento.

El ultimo día, antes de partir, el capellán que había venido con nosotros, el Padre Diego celebró la Santa Misa en el pueblo de Quisque, para celebrar la restauración de su Iglesia y dar gracias a Dios. Los pobladores prepararon con gran cariño una fiesta para nosotros. Todos quedamos conmovidos.

Como nos invita san Josemaría en “Es Cristo que pasa”, 167: “Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo. Los cristianos -conservando siempre la más amplia libertad a la hora de estudiar y de llevar a la práctica las diversas soluciones y, por tanto, con un lógico pluralismo-, han de coincidir en el idéntico afán de servir a la humanidad. De otro modo, su cristianismo no será la Palabra y la Vida de Jesús: será un disfraz, un engaño de cara a Dios y de cara a los hombres”.

Al final del campamento pudimos conocer la plaza de armas de Lima.

Dios mediante, un nuevo grupo de jóvenes volverá en junio de 2023 para restaurar unas iglesias más, nos ilusiona trabajar juntos norteamericanos y peruanos otra vez.