Una Obra con un largo camino recorrido

El 9 de julio de 2003, se cumplieron cincuenta años del inicio de la labor apostólica del Opus Dei en el Perú. El Padre Antonio Ducay, autor del libro “Josemaría”, narra sus impresiones en un artículo publicado en el diario El Comercio.

En una tertulia en Lima

Al atardecer del día 9 de julio de 1953, llegó al antiguo aeropuerto de Lima, Córpac, un joven sacerdote, Manuel Botas para empezar el Opus Dei en el Perú; lo acompañaba un catedrático en Historia de América, Vicente Rodríguez Casado. Tres años antes, en 1950, el cardenal Guevara, arzobispo de Lima, viajó a Roma y pidió a monseñor Escrivá que el Opus Dei fuese a Lima.

En los años siguientes, otros peruanos conocieron el Opus Dei en España y manifestaron su deseo de que viniese al Perú. El padre Botas, actualmente en Madrid, recuerda aquellos comienzos:

“En el aeropuerto estaba José Agustín de la Puente, Armando Nieto y alguno más de los amigos historiadores de Vicente Rodríguez Casado. Les agradecimos mucho su presencia. Nada más llegar a Lima saludamos al cardenal Guevara, que estuvo muy contento de conocernos.

Lima y su gente nos hizo una impresión magnífica. Yo les explicaba la Obra hablándoles de santidad personal en la vida ordinaria, lo cual ahora es bastante conocido y doctrina oficial de la Iglesia, pero entonces era algo insólito, una noticia que rompía todos los esquemas y resultaba totalmente nuevo; también les hablaba de influencia cristiana en la sociedad y de apostolado personal, haciéndoles ver su sentido de responsabilidad.

Y necesariamente tenía que tocar el tema de un apasionado amor por la libertad, poniendo mucho énfasis en este punto; les decía que el fundador nos había trasmitido el amor a la libertad personal porque es la fuente del mérito ante Dios y nos había dejado siempre muy claro que los fines de la Obra son exclusivamente espirituales y apostólicos.

San Josemaría en Chosica

Cada quince días San Josemaría nos escribía. Realmente pienso que la expansión de la Obra por los diferentes países la hizo San Josemaría desde Roma. En sus cartas, nos daba las líneas fundamentales y nosotros las seguíamos con un margen de acción siempre muy amplio. Eran cartas siempre optimistas y llenas de fe”.

El 21 de noviembre de 1953, fiesta de la Presentación de Nuestra Señora, se quedó el Señor en el primer sagrario de la Obra en el Perú. Celebró la primera misa monseñor Juan Landázuri Ricketts (a la sazón obispo auxiliar de Lima; luego llegaría a ser Cardenal Arzobispo de Lima). Dijo en su homilía: “Esta luz que acabamos de prender aquí será un comienzo de muchas otras luces que se encenderán en el Perú”.

En 1956, comenzó a funcionar la residencia universitaria “Los Andes” en un edificio de tres pisos en la Av. España 234. En diversas sedes, en estos casi cincuenta años, varios miles de universitarios han participado de sus actividades de formación espiritual y humana. Igualmente, desde los primeros años se ofreció a las mujeres y hombres agricultores de Cañete una capacitación técnica y formación humana, lo que después derivó en el Centro de Formación para la mujer Condoray y el Instituto Rural Valle Grande.

Evocando esos años, pregunto al ingeniero Rafael Estartús, uno de los pioneros y actual profesor de la Universidad de Piura, otra iniciativa impulsada por San Josemaría:

- ¿Cómo querrías resumir estos casi cincuenta años?

- Me vienen a la memoria los versos de Solzhenitsin: “… Miro hacia atrás y me asombro del camino recorrido”. Yo también me asombro de todo lo que ha hecho Dios en estos años y me lleno de una gran alegría. Recuerdo también otros versos que Solzhenitsin dedica a la grandeza de Dios: “Me ha sido dado comunicar al mundo un reflejo de Tus rayos”. Pienso que en la vida no hay nada más bonito que hacer esto que dice el poeta.

El Comercio, Lima