Roberto Hernani: “La mejor manera de ayudar a los demás a conocer el evangelio es celebrar cada día con más amor la Santa Misa”

El sábado 20 de mayo en la Basílica de san Eugenio, de Roma, se ordenaron 25 nuevos sacerdotes. Uno de ellos, es el peruano Roberto Hernani Gómez, ingeniero mecánico, deportista, docente universitario y arequipeño de nacimiento. En la siguiente entrevista nos habla de algunos desafíos para los cristianos en la actualidad.

En la Iglesia Prelaticia en Roma en su primera misa solemne.

¿Cómo transmitir desde Roma el don de la fe a quienes quieren vivir en comunión con la Iglesia?

Sin fe es imposible agradar a Dios, sin fe no somos capaces de descubrir el Amor infinito que Dios tiene por cada uno de nosotros, y sin ese Amor de Dios no se puede alcanzar la verdadera felicidad, es decir, esa paz y alegría profunda en las buenas y en las malas, cuando las cosas van bien y cuando no; porque sólo cuando sabemos descubrir la Cruz de Cristo en nuestro quehacer de cada día, aprenderemos a degustar una felicidad sin límites.

Soy un convencido de que la fe se transmite en primer lugar con el ejemplo. Pero ojo, con el ejemplo de una persona que conoce sus debilidades y lucha cada segundo de su día a día por corresponder lo mejor posible las gracias que Dios nos va regalando. En la carta a los Gálatas, San Pablo habla de la fe como un don de Dios que nos permite vivir en Cristo (Cfr. Gálatas 2:20). Sin fe es imposible agradar a Dios, sin fe no somos capaces de descubrir el Amor infinito que Dios tiene por cada uno de nosotros, y sin ese Amor de Dios no se puede alcanzar la verdadera felicidad, es decir, esa paz y alegría profunda en las buenas y en las malas, cuando las cosas van bien y cuando no; porque sólo cuando sabemos descubrir la Cruz de Cristo en nuestro quehacer de cada día, aprenderemos a degustar una felicidad sin límites. Ahora bien, cada rincón de Roma tiene mucha historia, en especial historia del cristianismo, historia de la Iglesia. Recorrer Roma es como pasear en el tiempo y sumergirse en la vida de la Iglesia. Ciertamente puedes venir a Roma para hacer turismo, pero yo te recomiendo venir a Roma a rezar junto al Santo Padre, y luego irás redescubriendo tu fe en cada lugar santo, empezando por la Basílica de San Pedro, siempre acompañados por la Virgen y San José. Si vienes a rezar, habrás hecho también turismo pero, sobre todo, regresarás con una fe enorme, fortalecida por el encuentro con la vida santa de una Iglesia —de la cual formamos parte tú y yo— con dos mil años de historia que reflejan la acción de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo en la historia y en la vida de los hombres.

El Papa Francisco ha convocado a un jubileo el 2025 sobre la esperanza. ¿Cómo transmitir esta virtud, especialmente, a quienes desconfían de la Iglesia?

Quieres saber un secreto para estar siempre alegre, vive de la esperanza en ese encuentro con Dios, que se dará de una manera muy especial en el cielo, pero también se produce aquí en la tierra cuando eres hombre de oración y aprendes a convertir todas las actividades de tu día a día también en oración, cuando las haces por amor de Dios y para servir mejor a los demás.

Me gusta hablar de la virtud de la esperanza poniendo como ejemplo a los discípulos de Emaús (Cfr. Lucas 24, 13-35). Eran dos discípulos de nuestro Señor que regresaban, camino a su pueblo Emaús, entristecidos por la crucifixión de Jesús. Estaban desanimados y habían perdido la esperanza por la muerte de su Maestro. Una tristeza y un desánimo que los cegaron y ensordecieron porque no creyeron en las palabras de aquellas mujeres que ya habían regresado del sepulcro anunciando la resurrección del Señor. Y, en el camino, se les presenta el mismo Jesús a quien no reconocen. Y Jesús con paciencia les habla sobre la Escrituras y cómo se relacionan con su muerte y resurrección. Los discípulos no le reconocen hasta que Jesús parte el pan en su casa al llegar a Emaús. Y es en ese momento en el que recuperan la fe y la esperanza, y marchan de vuelta a Jerusalén para contar y compartir con los otros discípulos lo que ha sucedido. Esto mismo nos puede pasar a nosotros hoy en día. Los distintos sucesos en el mundo entero y dentro de la misma Iglesia, si no somos hombres de oración, pueden cegarnos y ensordecernos, y podemos incluso pasar junto a Jesús, que siempre sale a nuestro encuentro, y no darnos cuenta. Pero Jesús nunca se cansa e insiste una y otra vez, como el buen pastor que cuida a sus ovejas y busca a la oveja perdida. Y así como los discípulos de Emaús, que decidieron acoger en su casa a aquel forastero que les iba explicando las Escrituras, así nosotros, si le acogemos, aunque sea un poquito en nuestro corazón, Él ingresa y lo llena plenamente de su Amor, un Amor tan grande que es expansivo y se manifiesta en amor hacia los demás porque necesitamos compartirlo. Quieres saber un secreto para estar siempre alegre, vive de la esperanza en ese encuentro con Dios, que se dará de una manera muy especial en el cielo, pero también se produce aquí en la tierra cuando eres hombre de oración y aprendes a convertir todas las actividades de tu día a día también en oración, cuando las haces por amor de Dios y para servir mejor a los demás.

Roberto pudo saludar al Papa Francisco antes de iniciar la vigilia pascual de este año 2023 en la Basílica de San Pedro.

Desde la vocación sacerdotal, ¿cómo se puede ayudar a los demás a conocer mejor el evangelio?

Mil gracias a toda la familia y amigos que con sus oraciones y tanto cariño me han sostenido y lo seguirán haciendo para que, no sólo yo, sino todos los sacerdotes de la Iglesia seamos sacerdotes santos, doctos, alegres y deportistas como nos animaba San Josemaría.

Aprovecho esta pregunta para dar gracias a Dios por el don del sacerdocio recibido, a San Josemaría y a todos en la Obra por sus oraciones y toda la formación recibida, y un agradecimiento especial para mis padres porque ellos fueron el instrumento de Dios para aprender a quererlo, y me enseñaron a amar la Santa Misa, a tener una devoción grande a la Virgen, en su advocación a la Virgen del Carmen, patrona de Tingo Grande —el pueblo donde nacieron—, y también a la Virgen de Chapi, patrona de las familias en Arequipa. Mil gracias a toda la familia y amigos que con sus oraciones y tanto cariño me han sostenido y lo seguirán haciendo para que, no sólo yo, sino todos los sacerdotes de la Iglesia seamos sacerdotes santos, doctos, alegres y deportistas como nos animaba San Josemaría. Vamos a tu pregunta. Hace un tiempo leí una homilía del Papa Benedicto XVI sobre la misión del sacerdote, en ella nos decía: “para el sacerdote, celebrar cada día la Santa Misa no significa hacer un ritual, sino cumplir una misión que nos implica total y profundamente la existencia, en comunión con Cristo resucitado que, en su Iglesia, continúa aplicando el sacrificio redentor”. Esta dimensión eucarística-sacrificio es inseparable de aquella pastoral, porque allí se une la búsqueda de Cristo, el encuentro con Cristo, el amor a Cristo. Pienso que la mejor manera de ayudar a los demás a conocer el evangelio es celebrar cada día con más amor la Santa Misa, y al mismo tiempo, predicar siempre con los evangelios. Para corresponder al Amor de Dios con amor, hay que dejarse conocer y conocerlo, y para conocerlo hay que leer el evangelio. A mí me enseñaron a leerlo con calma todos los días, y a procurar hacerme como un personaje más en los distintos relatos de la vida del Señor. No más de 5 minutos, pero eso sí, todos los días. Verás como Dios se encarga de mover tu intelecto y el corazón para amarlo más.

Roberto junto a sus padres, hermanos, amigos de la Pontificia Universidad Católica del Perú y al cardenal Juan Luis Cipriani.

¿Qué aconsejarías a los cristianos para estar más unidos al Papa Francisco?

Yo los animo a todos a querer al Papa, insisto, a rezar con generosidad por su persona e intenciones, a leer sus escritos, a seguir sus viajes pastorales. Y, si alguna vez sientes que algo de lo que dice pareciera que no encaja con lo que te gustaría escuchar, es momento para la humildad, para que la caridad se ponga por delante, es momento para rezar mucho más por él y por la Iglesia entera.

San Josemaría nos enseñó a querer y a estar muy unidos siempre al Papa. A él le gustaba repetir una jaculatoria que refleja muy bien esta idea: Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam. Todos con Pedro a Jesús por María, son palabras que expresan que el amor al Santo Padre y la devoción a la Virgen María Santísima son el camino para encontrar a Cristo, para amar a Cristo. Y esto tiene que notarse en hechos concretos. Hace unas semanas, en la Misa de la Vigilia Pascual, tuve la suerte de servir como diácono al Santo Padre. Minutos antes lo pude saludar y fue el encuentro con un padre que te mira con infinito cariño, en sus ojos se refleja un hombre que reza, que lleva el peso de la Iglesia como Vicario de Cristo en la tierra, con fe, esperanza y caridad. Y notas como tu corazón se enciende de amor al Papa y sacas el propósito de rezar con más generosidad por él y por toda la Iglesia. A mí me ha ayudado mucho una idea simple pero muy eficaz. Dios para salvar al hombre ha querido contar siempre con el hombre. Por eso, Él mismo se hizo hombre, por eso instituyó su Iglesia, por eso eligió a los apóstoles y dentro de ellos a Pedro, para ser cabeza de esa Iglesia. El Papa es el Vicecristo en la tierra, él es fundamento de unidad en la Iglesia querido por Dios. Yo los animo a todos a querer al Papa, insisto, a rezar con generosidad por su persona e intenciones, a leer sus escritos, a seguir sus viajes pastorales. Y, si alguna vez sientes que algo de lo que dice pareciera que no encaja con lo que te gustaría escuchar, es momento para la humildad, para que la caridad se ponga por delante, es momento para rezar mucho más por él y por la Iglesia entera. Verás como tu amor por el Papa crece y crece también la unidad en la Iglesia.

Carlos Enríquez