Retiro de enero #DesdeCasa (2024)

Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.

Retiro mensual | Opus Dei

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1. Introducción. Ser buenos hijos para ser buenos padres y esposos.
2. Meditación I. El bautismo del Señor.
3. Meditación II. Las bodas de Caná. La grandeza de la vocación matrimonial.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.


Introducción. Ser buenos hijos para ser buenos padres y esposos

Nuestra filiación divina es el cimiento de la llamada a la santidad y al desarrollo de una vida espiritual profunda. Jesucristo, como modelo supremo de filiación, nos muestra cómo interactuar con Dios Padre, nuestra fuente inagotable de amor y sabiduría. Recordemos siempre que Dios nos trata como a hijos únicos, con un amor personal e incondicional. Esta verdad debe ser el fundamento de nuestro abandono en Él, brindándonos una seguridad afectiva en un mundo muchas veces incierto. La convicción de que Dios quiere lo mejor para nosotros es fundamental; en ella reside el poder transformador de la gracia.

En las bodas de Caná, la presencia de Jesús en un evento familiar tan significativo como una boda, subraya la naturaleza sagrada del matrimonio y de la familia y la grandeza de la vocación matrimonial. Este relato bíblico ilustra claramente que la familia no es simplemente una construcción social o una conveniencia humana, sino algo mucho más profundo y espiritual. En el contexto de la fe, la creación de un hogar y el compromiso matrimonial trascienden lo mundano, convirtiéndose en una obra sobrenatural, un camino hacia la santidad. Los "deberes conyugales" –no solo las obligaciones cotidianas, sino también el apoyo mutuo, el amor incondicional, la paciencia y el perdón– se vuelven medios a través de los cuales Dios obra en nuestras vidas. Al vivir estos deberes con amor y devoción, los cónyuges y las familias se santifican mutuamente.

Las responsabilidades y las experiencias cotidianas del matrimonio y la vida familiar pueden ser un medio de gracia divina, llevando a los individuos y a sus familias a una relación más filial con Dios y entre ellos, y transformándolos gradualmente en imágenes más claras del amor y providencia divinas. La esencia de ser un buen hijo de Dios se traduce en ser un reflejo de su amor y cuidado en nuestras propias familias: ser ejemplos vivos de amor, sacrificio y entrega, siguiendo los pasos de nuestro modelo, Jesucristo.

Primera meditación

Opción 1. Meditación 1. El Bautismo del Señor. 

Opción 2. Comentario a la fiesta del Bautismo del Señor. (Audio y texto)

Segunda meditación

Opción 1. Meditación 2. Las bodas de Caná: la grandeza de la vocación matrimonial. 

Opción 2: El matrimonio: "Una realidad santa que bendigo con las dos manos". Textos de san Josemaría.

Charla. El don de los hijos.

La formación y educación de los hijos es una tarea que exige ejemplaridad y unidad entre el marido y la mujer. Es fundamental que los padres estén en sintonía respecto a los enfoques y métodos en la educación de sus hijos, lo que implica una formación continua, aprovechando iniciativas como IFFD u otras.

Involucrarse activamente en los colegios de los hijos es otro aspecto crucial. Cuando surge la vocación de un hijo, es un regalo que debe ser acogido con gratitud hacia Dios, ofreciendo apoyo y orientación en su camino. Los matrimonios sin hijos también son bendecidos por Dios, con una llamada única y valiosa en su vida en común.

Contenido sobre estos temas en Textos sobre familia y educación de los hijos.

Lectura. Papa Francisco, Fortalecer la educación de los hijos, Ex. Ap. Amoris laetitia, nn. 259-290.

El Papa explica que “los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal”, y desarrolla algunos aspectos de la función educativa de las familias.

Examen de conciencia

Acto de presencia de Dios

1. «Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abba, Padre!”» (Rm 8, 15). ¿Cómo se manifiesta en mi forma de afrontar los problemas saber que Dios me quiere realmente como hijo? ¿Considero que nunca me dejará solo?

2. «Dios es un Padre lleno de ternura, de infinito amor. Llámale Padre muchas veces al día, y dile –a solas, en tu corazón– que le quieres, que le adoras: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo» (Forja, n. 331) ¿Qué le podría decir ahora al Señor para sentir su ternura y su infinito amor?

3. «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20) ¿Me doy cuenta de que esta promesa me la hace también Jesús a mí personalmente? ¿Esta consideración me da paz y seguridad en mi día a día?

4. «Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús» (Flp 2, 5). ¿Aprovecho la lectura diaria del Evangelio para conocer y amar más a Jesús, y pedirle identificar mi corazón más con el suyo?

5. «Como faltó vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”» (Jn 2, 3). En Caná, María pide, «insiste, sin desanimarse, con perseverancia. –Y cómo logra» (Camino, n. 502). ¿Ante qué necesidades podría acudir a mi Madre, la Virgen Santísima, para que me ayude a orar con audacia y sencillez?

6. En Caná Jesús hizo el primero de sus milagros «y sus discípulos creyeron en él» (Jn 2, 11). ¿Cómo facilito que Dios pueda obrar a través de mi forma de actuar y de mis palabras?

Acto de contrición