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1. Introducción. Una familia en camino.
2. Meditación I. La visitación: María, modelo de espíritu de servicio.
3. Meditación II. La Sagrada Familia: modelo de nuestras familias y nuestros hogares.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.
Introducción. Una familia en camino
En estos días de Navidad, nuestras familias y hogares se llenan del eco del acontecimiento más grande de la historia: el Hijo de Dios ha venido al mundo, humilde y pequeño, para traernos la salvación. En el silencio de Belén, María, José y el Niño Jesús nos enseñan que el verdadero corazón de la Navidad está en la humildad, la caridad y el servicio. Como en aquel hogar, donde nadie se reservaba nada, también nosotros estamos llamados a vivir esta época compartiendo con generosidad, poniendo al servicio de los demás lo mejor de nosotros mismos y fortaleciendo los lazos que nos unen como familia.
En María Santísima vemos cómo el amor genuino se manifiesta en gestos concretos, más allá de la eficacia o los resultados. Su espíritu de servicio, al visitar a santa Isabel, es una lección para nuestras propias vidas, recordándonos que todo trabajo digno, incluso el más sencillo, tiene una grandeza particular cuando está orientado al bien de los demás. Es también una invitación a mirar con ojos nuevos a quienes atraviesan momentos de dificultad, como el desempleo, la pérdida de bienes materiales por cualquier causa, y a reafirmar su dignidad como hijos de Dios.
La Sagrada Familia es el modelo para nuestras familias hoy. En la sencillez de sus días en Nazaret, aprendemos el valor de corresponsabilizarnos en las tareas cotidianas, de cultivar la oración y el amor mutuo, y de vivir nuestras tradiciones navideñas como signos que fortalecen nuestra fe. Poner el Belén, cantar villancicos, compartir con quienes tienen menos... son maneras de unirnos no solo como familias, sino también como una gran familia cristiana, en comunión con la Iglesia entera.
Este espíritu de unidad y servicio encuentra un eco especial en el Jubileo de la Esperanza que celebraremos en 2025. Este Año Santo será un tiempo para redescubrir la grandeza del amor de Dios manifestado en la Redención y para renovar nuestro compromiso de ser una luz de esperanza en el mundo. En esta preparación para cruzar la Puerta Santa, que tendrá lugar en el próximo mes de marzo, la Navidad nos recuerda que Jesús mismo es la puerta que abre nuestra vida al amor, la reconciliación y la alegría que no tiene fin.
Primera meditación
Opción 1. Meditación: La visitación: María, modelo de espíritu de servicio.
Opción 2. Papa Francisco, El culto que más le agrada al Señor, en Exhortación Apostólica Gaudete et exultate (nn. 104 y ss).
Segunda meditación
Opción 1. Meditación: La Sagrada Familia: modelo de nuestras familias y nuestros hogares.
Opción 2. Entender los signos de la Navidad. ¿Cuál es el origen de las tradiciones navideñas?
Charla
Nuestro amor cotidiano en familia, Papa Francisco, Ex. Ap. Amoris laetitia (nn. 90 y ss). Virtudes de la convivencia: comunicación, respeto, confianza. Actitudes necesarias para una buena sintonía conyugal: cariño, ternura; compartir, no aislarse; cuidarse, servicio; complementarse; aceptar al otro, respetar sus gustos e intereses, hacerlos propios.
Lectura
Sobre el significado y el valor del Belén, Papa Francisco, Carta Admirabile signum.
Examen de conciencia
Acto de presencia de Dios
1. «Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1, 39). ¿Inspirado por la vida de la Virgen, busco modos de servir a los demás?
2. «La humildad de María se vierte en el Magníficat... Y tú y yo, que somos –que éramos– unos soberbios, prometemos que seremos humildes» (Santo Rosario, II misterio gozoso). ¿En qué momentos alabo y agradezco a Dios? ¿Mi humildad nace y se alimenta al contemplar la grandeza del amor de Dios?
3. «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre» (Lc 1,41). ¿Transmito la alegría de vivir con Cristo, con mis palabras y actitudes?
4. «En Belén nadie ser reserva nada. Allí no se oye hablar de mi honra, ni de mi tiempo, ni de mi trabajo, ni de mis ideas, ni de mis gustos, ni de mi dinero» (Carta 14-II-1974, n. 2). ¿Cultivo en mi familia las virtudes que destacan en la familia de Belén: la misericordia, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia? ¿Podría ser más servicial en mi casa, encargándome de tareas que dejo para los demás?
5. «La mirada se detiene en la gruta de Belén, en el hogar de Nazaret. María, José, Jesús Niño, ocupan de un modo muy especial el centro de nuestro corazón. ¿Qué nos dice, qué nos enseña la vida a la vez sencilla y admirable de esa Sagrada Familia?» (Es Cristo que pasa, n. 22).
6. «Encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre» (Lc 2, 16). ¿Pido a la Sagrada Familia que me ayude a hacer crecer el amor y la entrega mutua en mi matrimonio?
7. «Y postrándose le adoraron; luego, abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra» (Mt 2,11). ¿Qué podría poner a los pies de Jesús? ¿Estoy convencido de que él recibe lo que le ofrecemos con una sonrisa?
8. ¿Aprendo de María y de José a vivir con lo que necesito, al mismo tiempo que intento dar a mi familia el bienestar que se merecen?
Acto de contrición