Mons. Javier Echevarría bendijo Clínica de la Universidad de Los Andes

“Debe ser un lugar fecundo de salvación física y espiritual para los pacientes”, señaló Monseñor Javier Echevarría.

“Estoy profundamente conmovido de estar aquí”, fueron las primeras palabras de Monseñor Javier Echevarría, Obispo Prelado del Opus Dei y Rector Honorario de la Universidad de los Andes, antes de bendecir las instalaciones de la Clínica Universidad de los Andes, que comenzará a funcionar en marzo del próximo año. Recordó que Dios permitió que el  fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, fuese un enfermo “que amó la enfermedad, sabiendo que no solo era purificación, sino contribución a la Iglesia.”

Tras unas breves palabras del rector de la Universidad, Orlando Poblete, quien le agradeció “su  preocupación permanente por la labor que realizamos” y recordó al primer sucesor de San Josemaría, don Álvaro del Portillo, “de quien recibimos el aliento poderoso para perseverar”, el Prelado del Opus Dei se dirigió a los numerosos miembros de la comunidad universitaria, profesionales del centro asistencial y benefactores que asistieron a la ceremonia.

Destacó que la catequesis más profunda del Papa Juan Pablo II se produjo durante su última enfermedad, cuando no tuvo reparos para mostrar al mundo sus limitaciones físicas, porque sabía que eran una bendición de Dios. “Esta Clínica puede y debe ser también un lugar fecundo de salvación física y espiritual para los pacientes”, dijo. Y  también para sus familias y las personas que trabajen aquí, señaló, instando a que, junto a la competencia profesional, se trabaje con unidad, con cariño y comprensión. “Que esto se lleve a cabo con la grandeza de Dios, que quiere servirse de las mujeres y de los hombres que trabajan en sus proyectos”, manifestó.

“Sed punteros en llegar a hacer acabadamente bien la labor en que cada uno se ocupe –insistió Monseñor Echevarría–, ya que el Señor nos pide que allí donde estemos le busquemos y le ofrezcamos la oración de nuestro trabajo profesional”.

Las instalaciones de la clínica docente asistencial se emplazan en un terreno contiguo a la Universidad, al pie de la cordillera, que ayer relucía nevada bajo el sol, y que San Josemaría interpretó como un símbolo de la fe maciza de los chilenos, “aunque yo vine a ver los pájaros y no las jaulas”, aclaró en 1974. El complejo contará con todas las especialidades médicas, cien camas de hospitalización, ocho pabellones quirúrgicos y cuatro salas de atención de parto, además de unidades de paciente crítico (UPC), de adultos, pediátrica y neonatal. Asimismo dispondrá de una unidad de urgencia, laboratorio clínico, banco de sangre y vacunatorio, entre otros servicios.

Luego de la bendición, el Prelado fue invitado a conocer los avances del oratorio de la clínica, que está presidido por un retablo compuesto por un Cristo y varias figuras laterales –con escenas de las curaciones de Jesucristo–,  pintadas por el artista español Ignacio Valdés. A la entrada del recinto recibe una imagen de San Josemaría, que se colocó allí para que los enfermos y sus familias se sientan acogidos por él, se explicó. Cuenta con un segundo piso para que los pacientes tengan acceso más fácil a los oficios. Un sagrario trabajado por Artegranda, de Madrid, se ubica atrás de altar. Monseñor Echevarría alabó la amplitud del recinto y las pinturas, destacando especialmente sus rostros y colores, según relató el rector de la Universidad.

El Prelado preguntó por qué no figuraba San José en el retablo, a lo que se le respondió que estaba considerado poner su imagen atrás del sagrario, con el Niño Jesús. Asimismo en el oratorio está reservado un lugar para don Álvaro del Portillo, primer Rector Honorario de la Universidad de los Andes, quien será beatificado probablemente el próximo año.