Vídeo y relatos del prelado del Opus Dei en el Perú

Del 30 de julio al 8 de agosto Mons. Fernando Ocáriz estuvo en Arequipa, Piura, Cañete y Lima. En estas mismas fechas, hace 50 años, san Josemaría tuvo diversos encuentros con miembros y amigos del Opus Dei en tierras peruanas en 1974.

El Prelado del Opus Dei en Perú


Lunes 5 de agosto

El  lunes, el prelado del Opus Dei visitó el santuario de Nuestra Señora, Madre del Amor Hermoso, en Cañete, y allí mismo se reunió con sacerdotes. Más tarde, acudió al Instituto Condoray.

Por la mañana, en uno de los salones del santuario Nuestra Señora, Madre del Amor Hermoso (Cañete), se reunió con sacerdotes provenientes de varias ciudades peruanas como Lima, Chiclayo, Cañete, Ica, Huancavelica, Abancay, Callao, Chulucanas, Ayacucho y Chosica.

El Prelado los animó a cultivar la virtud de la esperanza ante el panorama de conflictos en el mundo. Y continuó: “Ahora mismo, mientras conversamos, podemos rezar sin palabras. Pedir por el Papa. La comunión de los santos es una realidad maravillosa.

En el encuentro con sacerdotes en Cañete

“Cuanto más tengamos el corazón en Jesús, más nos ayudará a poder servir mejor a los demás”, sugirió a los sacerdotes. “Debemos tener el convencimiento de que la labor sacerdotal depende de la gracia de Dios y de nuestra correspondencia con la oración y la Eucaristía”.

Uno de los asistentes evocó a don Javier Echevarría, el último prelado del Opus Dei que había visitado Perú en 2010. Mons. Ocáriz recordó cómo vivía con detalles pequeños pero muy significativos que evidenciaban su alma sacerdotal. Cuando alguien lo abordaba —así estuviera ocupado—, se paraba y lo escuchaba. No tenía prisa para tratar a las personas.

Al hablar de la confesión, el Prelado los invitó a difundir el sentido extraordinariamente positivo de este sacramento. Y recordó la alegría con la que el beato Álvaro del Portillo acudía a él, pues consideraba que era el momento más feliz de su semana.

Concluido el encuentro, Mons. Ocáriz acudió a rezar al santuario Nuestra Señora, Madre del Amor Hermoso, cuya imagen fue obsequiada a la Prelatura de Yauyos por san Josemaría, ante quien pidió por todos los sacerdotes. También rezó un responso en la cripta del santuario donde están enterrados varios sacerdotes de la Prelatura de Cañete, Yauyos y Huarochirí.

Mons. Ocáriz rezó en el santuario de la Virgen del Amor Hermoso en Cañete

En la tarde, Condoray fue el escenario que reunió a familias y mujeres del Opus Dei. Allí hablaron con el Prelado de algunas iniciativas recientes de la difusión de la devoción a san Josemaría en Perú.

El Prelado animó a reconquistar la alegría en cada jornada: “san Josemaría fue una persona que sufrió mucho y al mismo tiempo fue feliz, con la fuerza de la gracia”.

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El Prelado del Opus Dei en Perú 2024

Domingo 4 de agosto

El Prelado del Opus Dei se reunió con familias y amigos en la sede del Polideportivo Legado de Villa El Salvador, al sur de Lima, donde acudieron personas de la capital, de Chiclayo (a 770 Km de distancia), de Cañete (un poco más cerca, a unas dos horas en coche) y de otras ciudades peruanas.

Monseñor Ocáriz empezó animando a crecer en vida de fe y a agradecer por el don inmenso de la Eucaristía. “Cuando la fe parece que se debilita, pidamos a Dios: ¡Señor, auméntanos la fe! y con la fe vendrá la esperanza y la capacidad de olvidarnos de nosotros mismos para servir mejor a los demás”.

Guido y Valeria momentos antes de la llegada del Prelado del Opus Dei

Un profesor de colegio, que a la vez pertenece a una banda de rock, preguntó al Prelado cómo llegar a la belleza de la mano de Dios. Mons. Ocáriz comentó que “la música es también un camino para encontrar a Dios, porque la belleza surge de la belleza de Dios y eleva el alma. Podemos ver en la belleza de la música un rasgo de la belleza infinita de Dios”.

Poco antes de finalizar la reunión, una persona le regaló una imagen de san José durmiendo. Monseñor Ocáriz recordó que el Papa le tiene especial devoción y animó a todos a rezar por la Iglesia, por el Papa y por el mundo entero, en especial por la paz.

El prelado del Opus Dei bendice a todos al final del encuentro

Sábado 3 de agosto

El sábado, Monseñor Fernando Ocáriz visitó Piura, donde más de cinco mil personas provenientes de varias ciudades del norte peruano como Chiclayo y Trujillo se reunieron en la Universidad de Piura para mantener un diálogo con familias.

Un profesor le contó sobre una iniciativa inspirada en la encíclica Laudato si', y le pidió un consejo para no estar de espaldas al desarrollo de Piura. El Prelado mencionó que “es importante tener dentro del alma el interés por ayudar a los demás. Cuando hay interés surgen más iniciativas e ideas de cómo ayudar. Al Señor hay que pedirle la luz y la fuerza”, acotó.

Panorámica del encuentro con el Prelado en la Universidad de Piura

Martha, del personal de limpieza de la Universidad, dio un testimonio sobre su cariño a san Josemaría. Mons. Ocáriz aprovechó para recordar una enseñanza fundamental del fundador del Opus Dei, que “el trabajo más importante es el que está hecho con más amor de Dios”.

Varias de las preguntas de los asistentes se referían al espíritu de servicio y a iniciativas de voluntariado o de cómo ayudar a los estudiantes más allá del campo académico, sobre lo que el Prelado comentó que “la unidad de vida nos lleva a tener el corazón abierto a todos”.

En la última intervención, dos profesoras del Instituto de Ciencias de la Familia resumieron una reciente investigación. “El matrimonio mira al amor -señaló el Prelado-, y el amor auténtico no es ‘a prueba’. Consideremos muchas veces sobre la esencia del amor verdadero”.

Al final, después de dar la bendición a todos, Mons. Ocáriz concluyó con algunas consideraciones sobre la alegría, y sobre todos los motivos que tenemos los cristianos para estar contentos.

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Viernes 2 de agosto

En el Centro cultural Miralba, el mismo lugar donde hace cincuenta años familias y jóvenes se reunieron para hablar con san Josemaría, hoy Mons. Fernando Ocáriz continúó la catequesis iniciada allí por el fundador del Opus Dei.

Esa sede, dentro la Universidad de Piura, se transformó en una gran sala de estar al aire libre. En el encuentro con jóvenes, María José, quien cuenta con una iniciativa en redes sociales, le preguntó sobre el buen uso de estos instrumentos. Monseñor Fernando Ocáriz mencionó la importancia de transmitir en las iniciativas del mundo digital la necesidad de vivir la sobriedad y hacer todo el bien posible.

Cuando uno de los asistentes le preguntó sobre el discernimiento vocacional, el Prelado señaló que “todos tenemos una vocación y todos necesitamos luz para ver lo que Dios nos pide. El Señor no quiere ser tan evidente para no coartar nuestra libertad”.

Por la tarde, en la reunión con jóvenes, Jorge Mario, estudiante del último año de medicina de la Universidad de Piura, le preguntó sobre cómo acercar espiritualmente a Dios a su familia y a los enfermos que atiende. Mons. Ocáriz le aconsejó acudir en primer lugar a la oración “rezar por la persona de cada habitación para acercarlo a Dios”.

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Jueves 1 de agosto

Con el cielo despejado y con un sol radiante, fue recibido Mons. Fernando Ocáriz en Arequipa, la “Ciudad Blanca”, como se le conoce coloquialmente, por el sillar volcánico con que se han edificado numerosas construcciones.

Tras la llegada a suelo arequipeño, el Prelado se dirigió a la sede episcopal para saludar al arzobispo de la ciudad, monseñor Javier del Río Alba. El día anterior había saludado al arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo, y luego acudió a la catedral a rezar a Nuestra Señora de la Evangelización, ante cuya imagen también había rezado san Josemaría en 1974.

Al mediodía comenzó el primer encuentro con familias y jóvenes en el Centro de Convenciones del Club del Colegio de Abogados. Entre el público había personas procedentes de Tacna, ciudad fronteriza con Chile, y de Cusco, a 500 km de distancia a través de los Andes. El estrado tenía como fondo una vista panorámica de Arequipa. Destacaba su catedral, construida en el siglo XVII y el volcán Misti. A la derecha, una imagen de la Virgen de Chapi, patrona de la ciudad, acompañaba el encuentro.

Luego de rezar el Ángelus con todos, el Prelado recordó que el Señor “nos ha llamado a todos a que seamos santos” y que la santidad no consiste en no tener defectos, la santidad “no es una perfección de museo, sino una perfección de amor”.

Ante la pregunta de una supernumeraria que se presentó a sí misma como “la más antigua de Arequipa”, el Prelado le dijo, “la más antigua, pero no la más vieja porque la juventud que llevamos dentro es la que cuenta, el amor es lo que nos da la juventud”.

Un grupo de chicas del Club Fogaril le regalaron el “pasaporte” arequipeño, el Characato de oro, una moneda simbólica de la ciudad.

Tras más preguntas, los participantes cantaron una adaptación de la canción "Carnaval arequipeño".

Javier le preguntó al Padre cómo ayudar a otros matrimonios en su vida cristiana: “La unidad entre vosotros es la raíz de todo lo demás”, explicaba el Prelado. “Con el paso de los años procurad querer el bien del otro”, concluyó.

Al finalizar, Mons. Ocáriz invitó a vivir alegres en la propia familia, con los amigos, a pesar de las dificultades que se puedan presentar: “Alegres siempre, porque somos hijos de Dios”.

Al final de la tarde, el Prelado viajó de vuelta a la ciudad de Lima, donde tendrá un par de encuentros con matrimonios y jóvenes el día viernes.

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Martes 30 de julio

El Prelado llegó al aeropuerto de Lima el martes 30 de julio por la noche, procedente de Santiago de Chile. Johan y Cinthya y sus cinco hijos le dieron la bienvenida y le entregaron algunos regalos y cartas.

El jueves 1 de agosto viajará a Arequipa donde mantendrá una reunión con numerosas familias.

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