...el Perú.

Al comenzar su homilía el Cardenal Cipriani recordó que san Josemaría nos decía que hay que encarnar a Cristo, es decir, que Jesús quiere vivir entre nosotros, no solamente en el Sacramento de la Eucaristía, sino que también quiere pasear por las calles, habitar en los hogares, estar en los hospitales, estar entre los jóvenes, los menos jóvenes, casados, solteros, pobres y ricos, obreros e intelectuales. 

“Jesús por decirlo de alguna manera, tiene esa nostalgia, extraña el estar con nosotros y para eso nos dice algo muy sencillo: déjame que a través tuyo pueda vivir en el mundo de hoy” 

La maravilla de la vida humana

Comentó que ese encarnar a Cristo, san Josemaría lo resumía en pocas palabras “si no somos muy humanos, tampoco podremos ser divinos. Por eso a san Josemaría le apasionaba todo lo humano”, añadió.

“Es una maravilla el amor humano, la familia, el trabajo, el cansancio, el dolor, la juventud, la madurez. Pero el que no se apasiona con la vida cotidiana, el que no sabe sonreír, agradecer, llorar. el que no se entusiasma con llegar cada día a casa y encontrar a sus hijos, a su esposa, el que no encuentra ese algo divino en eso ordinario, no entenderá el mensaje que Dios ha querido transmitirnos a través de san Josemaría”.

La historia humana y la santidad

El cardenal señaló que la historia la teje Dios con la libertad de los hombres y mujeres de cada tiempo, y que la respuesta de Dios a los tiempos actuales, eso, son los santos.

“¿Cuál es la respuesta de Dios a los tiempos actuales? la presencia de aquellos hombres y mujeres como san Josemaría, que con su ejemplo con su respuesta generosa, diaria, influyeron e influyen en la historia de la humanidad. Podríamos decir que la historia verdadera es la historia de las almas santas”.

La predicación de la santidad

Más adelante manifestó que Cristo nos quiere predicar hoy mas que nunca la santidad: “Cristo nos dice: diles que estoy con unas ganas enorme de entrar al alma de cada uno y hacer de esta vida, una vida maravillosa, por la cruz, por la oración, por el trabajo; pero gozosa. Diles que la santidad es para todos. Dios quiere con esta pequeña familia del Opus Dei, hacerse presente en la vida ordinaria, impregnar todo lo creado de esa condición divina que tenemos por ser hijos de Dios, todos nos podemos convertir en caminos de encuentro con Dios si vivimos en Él con Él y para Él”.

La respuesta a la llamada de Dios

Refiriéndose a san Josemaría expresó: “san Josemaría, como tú y como yo, sintió la llamada de Dios. El acontecimiento de encontrarse con ese Amor de Dios produjo en él un volcán de gozo, de cariño, de amor, de perdón, de trabajo; pero siguió siendo aquel hombre con su misma manera de ser, con sus ilusiones, como decía él, con sus pequeñeces, con sus debilidades”.

Señaló que “el encuentro que Jesús quiere en nuestras vidas es que sea verdaderamente un encuentro lleno de frutos apostólicos y para eso no hace falta ser especial sino que hace falta que el encuentro sea con todo el amor”.

Finalmente invitó a todos los cristianos, en este siglo XXI, siglo de santidad, a vivir ese estilo de vida contemplativa en medio del mundo. Y se despidió invocando a la Santísima Virgen María: “Vamos a pedírselo a nuestra madre Santa María y se lo pedimos con ese amor que le tenía san Josemaría: Madre mía danos un corazón a la medida del Sagrado Corazón de Jesús. Si solo supiéramos amar, otro sería este mundo. Que el corazón dulcísimo de María nos prepare un camino seguro que nos lleve por ese camino de la santidad en lo ordinario”.