También yo recé. Al cabo de algún tiempo, mi madre me llamó para decirme que se había producido un milagro: mi padre había empezado a mostrarse muy cariñoso con ella.
También mis hermanos y hermanas están asombrados del cambio que ha habido en nuestros padres. Estoy muy agradecida a mons. Álvaro del Portillo por su eficaz ayuda.
A.P. (Francia).