En un anuncio televisivo una artista andaluza sostiene que a ella se le ha conocido por su acento en todo el mundo. Es algo que también podría decirse de don Juan Vera Campos (1945-2022), nacido en Lucena (Córdoba) y que conservó su acento en Pamplona, donde estudió, en Roma, donde estuvo tres años, o en Galicia, donde fue vicario del Opus Dei durante cuatro años.
Cuando don Juan decía: “Porque nozotros, los gallegos...”, provocaba una amplia sonrisa de simpatía entre quienes le escuchaban ya que su acento delataba escasa vinculación con la lengua de Rosalía de Castro. Pero él quería enraizarse en el sitio en el que se encontraba y recordaba su etapa gallega como «cuatro años espléndidos de cariño. Le había pedido al Señor que me identificara con Galicia. Que me enamorara de Galicia y los gallegos». Y aseguraba: «Pienso que el Señor me lo concedió». Esto cuenta don Gabriel de Castro Tornero, vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental y Extremadura, en el obituario de don Juan que publicó en el diario ABC de Sevilla. El sacerdote falleció en Córdoba a causa de un cáncer que le habían detectado en la clínica de la Universidad de Navarra hace un década.
Ese acento de Lucena, y la chispa de su tierra, era seña de identidad de don Juan Vera. Así lo mostraba cuando estudiaba tercero de Medicina y se matriculó en Derecho Canónico. Un profesor de esta segunda carrera le preguntó para qué la estudiaba y su respuesta inmediata fue “por deporte”. A lo que el profesor respondió: “Tiene un sentido deportivo muy extraño”. Esto ocurría en Pamplona donde pidió la admisión en el Opus Dei en 1962. Seis años más tarde, terminada Medicina, se marchó a Roma para preparar la tesis, ampliar los estudios de Teología y estar con san Josemaría durante tres años.
Al regresar a España fue ordenado sacerdote, el 15 de agosto de 1971, junto con el actual actual prelado del Opus Dei, Mons Fernando Ocáriz, entre otros. Un lustro más tarde fue nombrado director espiritual de la Prelatura en España, cargo que ejercería hasta 2002. Después de los cuatro años gallegos, regresó a Sevilla, donde fue durante casi una década vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental.
Cuando en las últimas semanas de su vida le preguntaban qué le diría a la gente respondía: “Lo he pensado estos días. Les diría: vale la pena ser Opus Dei y hacer el Opus Dei”.