JMJ Lisboa 2023: Peregrinar desde Suecia (Parte 1)

Monick Tello, es peruana y numeraria del Opus Dei, radica en Estocolmo, Suecia desde hace diecisiete años. Con una delegación de jóvenes fue a la JMJ Lisboa 2023. Ella narra sus vivencias de estas jornadas y nos cuenta en primera persona el significado de ser cristiana en Suecia.

Camino a la Vigilia para la Adoración al Santísimo en el Campo de Gracia

En un mundo en constante cambio, donde las conexiones virtuales parecen reemplazar cada vez más las interacciones personales, la necesidad de encontrar un ancla espiritual se vuelve más importante que nunca. Compartir con más de un millón y medio de personas la JMJ Lisboa 2023 es una demostración que lo virtual no reemplazará nunca la capacidad humana de salir al encuentro del otro.

Quizás por eso mismo, las palabras del Papa Francisco sobre agradecer nuestras raíces, de agradecer a nuestros abuelos, de recordar de dónde venimos y cómo eso moldea nuestra identidad, resonaron profundamente en mi corazón después de la misa de Envío, en el rezo del Ángelus, acontecimiento que cerraba la JMJ, el domingo 6, fiesta de La transfiguración del Señor.

El Papa Francisco invitó a los jóvenes en Lisboa a no tener miedo de imitar a Cristo

Ser cristiana en Suecia

Considero que los proyectos de voluntariado son un buen modo de atraer a los jóvenes a una aventura única y recordarles la importancia de las relaciones humanas y la conexión con la fe.

Llegué a vivir a Suecia en el 2006, en el mes de junio cuando los días ya son prácticamente de 24 horas y no hay noche. En estos años, me he ido comprometiendo con diversos proyectos, especialmente de voluntariado, el último de ellos en Tierra Santa, antes de partir a la JMJ de Portugal, pero sobre el cual escribiré, en una segunda parte de este artículo. Considero que los proyectos de voluntariado son un buen modo de atraer a los jóvenes a una aventura única y recordarles la importancia de las relaciones humanas y la conexión con la fe.

Cuándo el Papa Francisco mencionó en la JMJ Lisboa 2023 el agradecimiento a nuestras raíces recordé que, cuando se confirmó la noticia que podría ir a vivir en Suecia, una persona me dijo: “Monick, no te olvides de dónde vienes, no olvides tu origen, la alegría y fe de tu pueblo”. Creo que nunca he valorado ese consejo tanto como hasta ahora.

En Suecia no hay mayoría católica y muchas veces los propios católicos no practican su fe. Es muy oportuno el agradecimiento del Papa Francisco a los abuelos. Ver aquí como llegan familias enteras en busca de un porvenir mejor; y, –a veces­– la fe queda rezagada u olvidada; hasta que llegan los abuelos de visita y reavivan el interés por ir de nuevo a la Santa Misa o de preparar a los nietos para la primera comunión y se despierta nuevamente la fe cristiana en las familias migrantes.

Algunas veces, he conversado con catequistas en la Catedral de Estocolmo de cómo los católicos en este país echan en falta las tradiciones o costumbres de nuestra fe. Y es que, además de ser pocos en número, se podría decir que los católicos aquí somos “jóvenes” o “recién llegados” pues después de la Reforma, los católicos prácticamente desaparecieron de Suecia.

Dentro de la Catedral de Estocolmo existe ahora una capilla a la que empiezan a llamar como “Capilla Latina”, ¿Por qué?, pues hay una imagen de la Virgen de Guadalupe y también del Señor de los Milagros. Increíble, ¿verdad?

La Capilla Latina en la Catedral de Estocolmo
Donde hay un peruano, está el Señor de los Milagros presente. Ese es un claro ejemplo de cómo nuestras raíces e identidad cristiana ayudan a la evangelización en un país como Suecia. Muchos suecos se preguntan: ¿Qué es eso? Y esa procesión, me da pie para hablar de mi fe y tradiciones. De un modo natural, se ven niños con sus abuelos vestidos de morado en octubre por las calles de Estocolmo.

Esa fue –justamente– una de las grandes sorpresas que tuve al llegar a este país. El Señor de los Milagros sale en procesión por las calles del sur de Estocolmo en octubre, el tradicional mes morado en nuestro Perú. Donde hay un peruano, está el Señor de los Milagros presente. Ese es un claro ejemplo de cómo nuestras raíces e identidad cristiana ayudan a la evangelización en un país como Suecia. Muchos suecos se preguntan: ¿Qué es eso? Y esa procesión, me da pie para hablar de mi fe y tradiciones. De un modo natural, se ven niños con sus abuelos vestidos de morado en octubre por las calles de Estocolmo.

En una tierra de misión

Otros ejemplos que permiten ayudar a explicar lo que significa ser cristiano en Suecia, son la alegría propia de nuestra gente, el mostrar interés por las necesidades de los demás, saludar a las personas mayores o jugar con los niños.

Hoy agradezco aquellas buenas costumbres que aprendí de pequeña en el Perú como persignarme al pasar por una Iglesia, el tener una imagen de la Virgen o un crucifijo en casa. Sin darme cuenta, me fueron preparando para venir a una tierra de misión, para evangelizar en el día a día sin hacer cosas extraordinarias.

Procesión del Señor de los Milagros en Lima

Justamente hace unas semanas, un compañero de trabajo me confiaba que había “algo bueno en mí”. Yo me sorprendí ante este comentario, a lo que él respondió: «Es que a pesar de los años que llevas en Suecia, se ve que no has dejado de creer en Dios, que vives tu fe, se nota en tu modo de trabajar, en como hablas». No puedo negar que me sentí contenta con ese comentario, pero también vi por delante el desafío de seguir evangelizando; y como dije antes: el agradecimiento de tener profundas tradiciones católicas dentro de mí.

Emigrar a otro país siempre nos pone delante al reto de la integración. Quién haya pasado por este fenómeno sabe que no es fácil encontrar un equilibrio. Aprender un nuevo idioma, adaptarse a nuevas costumbres, disfrutar nuevas comidas tan diferentes a las tuyas. No pocas veces, integrarte a un nuevo mundo puede resultar agotador y toma tiempo, es un proceso.

Fachada de Catedral de Estocolmo

La Iglesia Católica en Suecia es multicultural. La mayoría de católicos somos extranjeros o hijos de extranjeros. En el 2003, con motivo de las bodas de oro de la diócesis de Estocolmo, el entonces Obispo –ahora Cardenal– Arborelius escribió una carta pastoral que, entre otras cosas, nos recordaba que esta parte de Europa es una de las más secularizadas; sin embargo, la gente empieza a cansarse de una sociedad sin Dios. Nos hizo dos concretas invitaciones, la primera a no ser católicos pasivos, a tomarnos muy en serio nuestra vocación cristiana; y la segunda, a no tener miedo de aportar nuestra tradición, nuestra fe viva, nuestra alegría. Él reconocía que a veces, como católicos, nos podemos sentir solos en esta sociedad, y que transformemos esa soledad, en un reto de evangelización.

En la JMJ Lisboa 2023

A Portugal viajé con un grupo de jóvenes hispanohablantes. Todos ya han recibido la confirmación y decidieron participar de la JMJ Lisboa 2023. Cada uno de ellos ha conocido la fe porque se las han transmitido quizás sus padres o algún familiar. Prácticamente no han vivido en un país de tradición católica. Muchos de ellos son quizás el único católico de su escuela y tienen que sortear las dificultades que eso implica día a día.

Jóvenes latinos nacidos en Suecia rumbo a la JMJ Lisboa 2023
En Lisboa, encontrarse y conversar, ver a tantos jóvenes católicos de todo el mundo, simplemente les impresionó. Dejaron de sentirse solos y únicos. De pronto hay muchos jóvenes católicos en el mundo entero, con los mismos valores, con el mismo deseo

En Lisboa, encontrarse y conversar, ver a tantos jóvenes católicos de todo el mundo, simplemente les impresionó. Dejaron de sentirse solos y únicos. De pronto hay muchos jóvenes católicos en el mundo entero, con los mismos valores, con el mismo deseo. Al caminar, ya sea para llegar a los eventos o a la salida de ellos, apenas veían una bandera de su país de origen: Perú, Chile, Brasil… se alegraban y de inmediato conversaban con ese grupo y decían: "Soy de tu país, pero vivo en Suecia y soy católico ahí”.

Más de un millón y medio de Jóvenes vivieron la JMJ Lisboa 2023

He asistido a varias JMJ con anterioridad y nunca imaginé ir nuevamente a Lisboa. Portugal fue un regalo inesperado. Al recordar esos días, pienso en el calor, en las largas caminatas, la sed, la ausencia de suficientes baños y las largas colas para comer; además de dormir en el suelo la noche de la Vigilia. Situaciones que ya avizoraba antes del viaje y que no me motivaban a ir.

Sin embargo, esta vez, cuando el domingo 6 de agosto se anunció que la próxima JMJ sería en Corea, mi primer pensamiento fue: “Buena suerte, disfrútenlo. No iré”… un instante después me reí conmigo misma. Llevo años diciendo que no volveré a ir, y ahí estaba de regreso en Portugal. Porque cuando vas a una JMJ, quieres, volver y volver… ¡Nos vemos en la JMJ de Corea 2027!

Monick Tello