En memoria de un entrañable amigo

El próximo 31 de Julio se conmemora un año de la partida del padre Jorge Putnam. En la parroquia san Josemaria de San Borja habrá una misa el lunes 1 de agosto a las 8 pm. Mañana sábado 30 en la parroquia san Miguel Arcángel de Cayma Arequipa, a las 7 pm. también se celebrará una misa por el padre Jorge Putnam. A continuación, Juan Carlos Huaraj, amigo del padre Jorge, hace una semblanza de su amistad con éste querido sacerdote.

El tiempo y los años en los que conocí al P. Jorge Putnam se me pierden en la memoria. Sí estoy seguro que fue antes del 2004, año en el que laboré en el Colegio Alpamayo, allí ya lo conocía. Fue el padre Jorge quien intermedió para conocer al doctor Francisco Bobadilla, de quien hasta hoy gozo de su amistad. El padre Jorge me prestó su tiempo y sobre todo paciencia: “hay que convertirse, todos los días”. Recuerdo durante varios años visitar al padre en su casa, Centro Cultural Costa, llegué muchas de las veces sin avisar, y me recibía un amigo, invitándome a ser mejor persona, a seguir creyendo en Dios, en San Josemaría, en sí mismo. Pasó el tiempo, y como aprendiz en mi oficio, escribía algunas pequeñas redacciones, para el aprendizaje, para el afianzamiento profesional. El padre Jorge me sugería disciplina, que me organice, lo hacía tan sutilmente, tan respetuosamente que no me daba cuenta, y surtía efecto en mis quehaceres: “siempre hay tiempo para hacer lo bueno”.

profundizó en mi el mayor de los aprendizajes, la necesidad de un plan de vida, que no es sino ser dócil al plan de Dios.

Él estaba allí, en los tiempos de Dios, para acompañarme y decirme que sí se puede, que insista, que siga avanzando. Se contentaba con mis pequeños logros. Creía en mí, cuando ni yo lo hacía. No me percataba –la sutileza es el don de los hijos de San Josemaría–, pero no solo me estaba instruyendo, profundizó en mi el mayor de los aprendizajes, la necesidad de un plan de vida, que no es sino ser dócil al plan de Dios.

El padre Jorge con su papá

Fue también un hombre que en su momento se dedicó al quehacer del historiador. Su tesis doctoral la sustentó en la Universidad de Navarra (2000), sobre la figura y obra académica y eclesiástica del obispo Bartolomé Herrera (1808-1864), personaje histórico del Perú decimonónico, de quien el padre Jorge guardó admiración y respeto.

Entre distintas anécdotas, contaré dos. Conversábamos sobre el caso de la capilla de la Casona de la UNMSM (antigua capilla del Convictorio San Carlos) hoy Panteón de los Próceres. Un lugar bellísimo, con mucha historia, pero increíble que no se celebré una misa allí. El 2008 viajé a Castellón de la Plana, España, por una beca de posgrado, y me despidió con dos grandes regalos: la bendición del viajero, y la sugerencia de visitar a don Ignasi Saranyana, quien fuera su director de tesis de doctorado, en Navarra. Que así sucedió. Aún en tiempos de pandemia, no dejábamos de comunicarnos por teléfono, alentándome, encomendando a mi y los míos en sus oraciones. Me llamó cuando se enteró el fallecimiento de mi padre (octubre, 2020), sus palabras de aliento me reconfortaron muchísimo. Ese año fallecieron tres grandes maestros, formadores, amigos: el chino Ángel Lui (marzo), el padre Jorge Putnam (julio), y pocos días después Lucho Padilla (agosto). Fue un año duro ciertamente.

Este 2022, entre el retorno de la presencialidad en lo laboral como amical, conversando con el doctor Francisco Bobadilla, y entre charlas, caminos por andar, y alegrías, le expresé una afirmación, espontánea, de adentro de uno: “extraño al padre Jorge”, me respondió: “rézale, pídele su intermediación en aquello que necesitas”.

Juan Carlos Huaraj