Encuentro con familias: “El amor de Dios nos acompaña siempre”

El polideportivo de Villa El Salvador, usado en su momento como sede de los juegos Panamericanos, lucía espléndido la mañana del domingo 4 de agosto, donde se reunieron varios miles de personas para tener una tertulia con el Prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz.

Una imagen de Nuestra Señora de la Evangelización, Patrona de Lima, presidía el estrado, enmarcado por una gran serigrafía de la Costa Verde con sus acantilados, parapentes y algunos barcos pequeños, que invitaban a “volar alto” y a ser “pescadores de hombres”, como solía decir san Josemaría.

Un largo y cariñoso aplauso inició la tertulia. Después de rezar el Ángelus, Valeria y Guido dieron la bienvenida al Padre. “Estoy contento de estar aquí con vosotros”, fueron sus primeras palabras.

Ser personas de fe, esperanza y alegría

Enseguida Monseñor Ocáriz tomó la palabra centrando su intervención en los textos de la misa de ese día.

“Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, porque es un don de Dios. La fe es el fundamento. Seamos personas de fe y de esperanza. De fe en el Señor y en el amor de Dios por nosotros”

“Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, porque es un don de Dios. La fe es el fundamento. Seamos personas de fe y de esperanza. De fe en el Señor y en el amor de Dios por nosotros. No veamos la fe en el Señor como algo lejano porque está en todas partes”.

El Padre habló del amor de Dios en nuestras vidas. “Creamos en el amor de Dios que muchas veces no vemos. Cuando hay problemas puede parecer que Dios se ha olvidado de nosotros, pero el amor de Dios nos acompaña siempre”.

La alegría, no podía estar ausente en las palabras del Padre. “Seamos alegres en la esperanza. Con la fe viene la alegría. Cuando san Josemaría pensaba en la Eucaristía se preguntaba por qué Dios nos quiere tanto, y es porque Dios es amor infinito aunque no lo veamos. Y nos dice “cómeme” para que nos identifiquemos con Él, para superar nuestros propios límites sin desanimarnos, porque no podemos confiar solo en nuestras fuerzas sino en el amor de Dios”, dijo.

“En el matrimonio es fundamental el amor mutuo”

Enseguida empezaron las preguntas de algunos asistentes, varias de ellas abordaron el tema del amor humano en el matrimonio.

La primera intervención estuvo a cargo de Vanessa, casada con Giancarlo, quienes preguntaron cómo ayudar a matrimonios con dificultades. “En el matrimonio es fundamental el amor mutuo. Lo que une es el amor, es la fuerza de la unión. (..). Y el amor hace que se piense primero en el bien del otro, renunciando a la propia comodidad. (..) Debemos transmitir la necesidad de la entrega mutua, de pensar en el otro”.

Una iniciativa: “La escapada”

“San Josemaría escribió que la caridad más que en dar está en comprender. A veces tenemos la tendencia de ver primero los defectos de las personas, pero hay que comprender a una persona en su totalidad. Antes de ver sus defectos veamos sus cualidades, de ese modo los defectos no los vamos a ver con disgusto, sino que serán un motivo para querer más. Comprensión es querer”.

Carlo y su esposa Ximena contaron que tienen una iniciativa que han llamado “La Escapada”. Consiste en juntar un grupo de parejas y salir de Lima un fin de semana donde repasan temas esenciales sobre el matrimonio y hay tiempo para pensar en la propia situación y hacer propósitos entre los cónyuges. El Prelado les aconsejo vivir con especial esmero la virtud de la comprensión: “San Josemaría escribió que la caridad más que en dar está en comprender. A veces tenemos la tendencia de ver primero los defectos de las personas, pero hay que comprender a una persona en su totalidad. Antes de ver sus defectos veamos sus cualidades, de ese modo los defectos no los vamos a ver con disgusto, sino que serán un motivo para querer más. Comprensión es querer”.

Cecilia Zavala comenzó contando al Prelado que su padre Abraham, fue el médico que atendió a san Josemaría cuando se enfermó en Lima hace 50 años. El Dr. Zavala, en aquel entonces tuvo la oportunidad de preguntarle al fundador del Opus Dei sobre la muerte y esa respuesta le dio pie para escribir un folleto sobre la muerte y la esperanza. Luego, Cecilia preguntó cómo hacer para que las familias sientan el amor de Dios.

El Padre sintetizó su respuesta en dos grandes tesoros: Los sacramentos y el evangelio. “Pan y palabra decía san Josemaría, ahí encontramos todo, ahí encontramos la fuerza para superar las dificultades”.

La música como camino para llegar a Dios

Iván Castillo, profesor muy aficionado al rock y que toca en una banda participó, con su esposa Marcela. ¿Cómo podemos transmitir la belleza de caminar de la mano de Dios y vivir la santidad disfrutando el rock?, preguntó.

El Padre respondió, “la música es también un camino para encontrar a Dios, porque la belleza surge de la belleza de Dios, eleva el alma. Que vean en la belleza de la música un rasgo de la belleza infinita de Dios. Todo puede ser ocasión de pensar en Dios”. También dijo que con la música se entabla amistad, y con la amistad se transmite lo que se lleva dentro. La amistad es una forma de amor, de un interés positivo por servir, por ayudar a los demás.

Ver a Jesús en las dificultades

Miriam Solís es directora de la carrera de Obstetricia de la Universidad Mayor de San Marcos y comentó al Padre que trabaja para que en los contenidos de la carrera haya ideas buenas de lo que supone la vida, el matrimonio, el nuevo bebé. Percibe que sus alumnos se frustran rápidamente ante las dificultades y el sufrimiento.¿Cómo ayudarlos a ver que si Dios permite dificultades es para algo mejor?.

“Pensar en la cruz del Señor, en el valor del sufrimiento nos une a Él. Busquemos ayudar a las personas a descubrir el valor del sufrimiento, que es una vía de unión con Dios"

El Prelado la animó a ver a Jesucristo en las dificultades. “Pensar en la cruz del Señor, en el valor del sufrimiento nos une a Él. Busquemos ayudar a las personas a descubrir el valor del sufrimiento, que es una vía de unión con Dios. Jesús fue a la cruz libremente, no quiso bajar de ella. Podemos valorar el sufrimiento no en sí mismo, sino en el sentido que nos permite colaborar con la redención”.

Débora, Caty, Cinthia, María Eugenia, Charo y María Ximena cantaron “Alma, Corazón y Vida”, recordando que fue una de las canciones que más gustaron a san Josemaría cuando estuvo en el Perú en 1974. Al ritmo del vals peruano, el auditorio se unió al coro y el Padre aplaudió de pie.

Un favor del beato Álvaro

Roxana recordó el milagro de su hijo Francisco.En el 2014, ella y su esposo Eduardo viajaron con sus hijos a la beatificación de don Álvaro. Francisco, de un año, se cayó en una piscina donde estuvo largo rato y le pronosticaron pocas probabilidades de vivir.

Ella agradeció las oraciones de numerosas personas —algunas vivían fuera del Perú— que pidieron al beato Álvaro por la salud de su hijo. Francisco ahora de 11 años y totalmente sano, subió al estrado a saludar al Padre y le mostró la estampa con reliquia que tuvo en su cuna mientras fue hospitalizado. El Padre le pidió que rezara por él.

Superar el dolor por la pérdida de un ser querido

Le llegó el turno a Calo Malca, quien trabaja desde hace 24 años como promotora de los Colegios Alpamayo y Salcantay. Le contó que su esposo se fue al cielo hace cinco meses y que el dolor es a veces desgarrador pero que está convencida de que él goza de la felicidad sin límites viendo el rostro de Dios. Calo comentó que siempre se sintió acompañada y reconfortada por la compañía de personas de la Obra.

Calo le obsequió al Padre la imagen de san José durmiendo “para que sus sueños unidos a los de san José se hagan realidad”. El Padre recordó la devoción del Papa a esa imagen, y pidió oraciones por el Papa Francisco.

Paola y Alfredo le comentaron al Prelado la condición especial de una de sus hijas que la mantiene postrada. “Omnia in bonum” fue la respuesta del Padre. Todo es para bien. “Lo que parece una desgracia siempre es un bien”.

Saber abandonarse en Dios

Joel Anaya, director del Instituto Valle Grande (Cañete) contó que su hijo mayor ha dejado la casa para estudiar en Lima, y eso le preocupa por los niveles de inseguridad. También que en su trabajo—a veces— los recursos no son suficientes. Pidió un consejo ante la incertidumbre.

“Todo lo que nos pasa es porque nuestro Padre Dios así lo quiere. Todo es para nuestro bien. Hay que acudir a la oración"

El Padre le dijo que el abandono en Dios es clave. “Todo lo que nos pasa es porque nuestro Padre Dios así lo quiere. Todo es para nuestro bien. Hay que acudir a la oración, que no es solo rezar padrenuestros y avemarías, que es una cosa buena, sino luchar por transformar el trabajo en oración, con movimientos del corazón para ofrecer el trabajo al Señor”.

No ver la ausencia de hijos en un hogar como un fracaso

Carla Cornejo hizo una pregunta sobre los matrimonios sin hijos. “Dios bendice a los matrimonios con muchos hijos, con pocos o sin hijos. Todos son caminos de santidad y cuando no hay hijos, se puede ser feliz con generosidad y dedicación a los demás. No hay que verlo cómo un fracaso, sino como la voluntad de Dios. Se puede ayudar a muchas familias y volcar esa maternidad y paternidad en mucha gente”.

Antes de despedirse, el Padre animó a todos a rezar por la Iglesia, el Papa y el mundo, en especial Ucrania, Israel y el Medio Oriente pues nuestra oración tiene un alcance universal, recordó.

Más de un centenar de jóvenes voluntarios, que ayudaron en la orientación de los asistentes a la tertulia, esperaban al Padre al pie del carro. Este les dirigió unas breves palabras y se tomó una foto con ellos.

A la salida del encuentro, se notaba un ambiente de alegría y unión entre gente muy distinta. Así es el Perú: un crisol de razas salido de las posibles combinaciones del amor humano.