El Código Da Vinci, la Iglesia Católica y el Opus Dei

Una respuesta al Código Da Vinci, desde la Oficina de Información de la Prelatura del Opus Dei en Estados Unidos.

Muchos lectores están intrigados por las afirmaciones acerca de la historia cristiana y teológica presentada en el Código Da Vinci. Queremos recordar a esas personas que el Código Da Vinci es una obra de ficción, y por tanto no es una fuente confiable de información sobre esta materia.

El libro ha levantado interés público sobre los orígenes de la Biblia y de la doctrina central del cristianismo, tal como la Divinidad de Jesucristo. Estos temas son importantes y valiosos de estudiar, y nosotros esperamos que los lectores interesados se motiven a leer a los numerosos expertos en el tema, cuyas obras están disponibles en la sección no-ficción de cualquier librería.

Los lectores que hagan una mayor investigación y ejerzan un juicio crítico descubrirán que las afirmaciones que hace el Código Da Vinci acerca de Jesucristo, María Magdalena, y la historia de la Iglesia carecen de sustento entre los entendidos respetables. Como ejemplo, el libro vulgariza la idea que en el siglo cuarto el emperador romano Constantino inventó la doctrina de la Divinidad de Cristo por motivos políticos. La evidencia histórica, sin embargo, muestra claramente que en el Nuevo Testamento y los primeros escritos cristianos se manifiesta la creencia en la Divinidad de Cristo. Otros ejemplos de afirmaciones deshonrosas presentadas en el Código Da Vinci pueden encontrarse en un artículo de la revista “crisis” o de las FAQ de Catholic Answers.

Para los lectores que estén dispuestos a tomarse el tiempo necesario para profundizar en los temas de discusión que presenta el Código Da Vinci, recomendamos leer el libro de Amy Welborn, Descodificando a Da Vinci, o El Engaño Da Vinci, de Carl Olson y Sandra Miessel.

Nosotros también queremos señalar que la descripción que se hace del Opus Dei en este libro es inexacta, tanto en la impresión general, como en muchos detalles, y sería ingenuo formarse una opinión del Opus Dei basándose solamente en la lectura del Código Da Vinci. Para las personas interesadas en una información adicional sobre las falsas impresiones que el libro hace sobre el Opus Dei, por favor continúe la lectura.

1. El Opus Dei y los monjes

A través de todo el Código Da Vinci, los miembros del Opus Dei son presentados como monjes (o mejor dicho, caricatura de monjes). Como todos los católicos, los miembros del Opus Dei tienen un gran aprecio hacia los monjes, pero en realidad no hay monjes en el Opus Dei. El Opus Dei es una institución Católica de personas laicas y de sacerdotes diocesanos, y no una orden monástica.

Para acercarse a la vida de fe en el Opus Dei, no es necesario salirse del mundo como los que son llamados a la vida monástica. Por el contrario, el Opus Dei ayuda a las personas a acercarse a Dios “en y a través” de la actividad secular ordinaria.

Los fieles “Numerarios” del Opus Dei – una minoría – escoge la vocación de celibato a fin de estar más disponibles en las actividades diversas de la Obra. Ellos, sin embargo, no hacen votos, ni visten sotana, ni duermen en colchones de paja, ni pasan todo el tiempo en oraciones y mortificaciones corporales, ni en cualquier otro modo como lo describe el Código Da Vinci. En contraste a los llamados a la vida monástica, los numerarios tienen trabajos al igual que cualquier profesional.

En realidad, este libro se encuentra 180 grados opuesto a la naturaleza del Opus Dei. Las órdenes monásticas son para personas que tienen la vocación de buscar la santidad retirándose del mundo secular; el Opus Dei es para personas que tienen la vocación de vivir su fe cristiana en medio de la sociedad secular.

Explicaciones adicionales se pueden tener de lideres Católicos en

“El Opus Dei orientado a la vida secular”.

2. El Opus Dei y el crimen

En el Código Da Vinci, los miembros del Opus Dei son falsamente descritos como asesinos, mentirosos; acusados de drogar a la gente y siempre actuando sin ética, pensando que todo es justificable por un bien a Dios, a la Iglesia, o al Opus Dei (p. 13, 29, 58-9, etc.).

El Opus Dei es una institución Católica y fiel a la doctrina Católica, que claramente condena comportamientos inmorales, incluyendo matar, mentir, robar, y en general dañar a la gente. La Iglesia Católica enseña que nunca se debe hacer daño, aún con propósitos buenos.

La misión del Opus Dei es para ayudar a la gente a vivir su fe en las actividades de la vida diaria, y así ser personas más éticas. Los miembros del Opus Dei, como cualquier otra persona, pueden algunas veces hacer las cosas mal, pero esto más bien sería una aberración de lo que el Opus Dei promueve.

A la vez que se le atribuye actividades criminales al Opus Dei, el Código Da Vinci, también la describe como una institución enfocada en ganar riqueza y poder. Información adicional de fuentes líder católicas en “El Opus Dei y el alegato de riqueza y poder”.

3. El Opus Dei y las mortificaciones corporales

El Código Da Vinci hace creer que los miembros del Opus Dei practican mortificaciones sangrientas (ej., Pp. 12, 14, 29, 31, 73, 89, 127-28, 195, 276-79, 293). En realidad, aunque la historia señala que algunos santos católicos han hecho esto, los miembros del Opus Dei no lo hacen.

La Iglesia Católica recomienda a las personas practicar la mortificación. El misterio de la Pasión de Jesucristo muestra que el sacrificio voluntario tiene un valor trascendental y puede lograr beneficios espirituales a otros. Los sacrificios voluntarios también traen beneficios espirituales personales, permitiendo resistir la inclinación al pecado. Por estas razones, la Iglesia prescribe ayuno en ciertos días y recomienda otras formas de mortificación como prácticas de fe. La mortificación de ninguna manera es el centro de la vida cristiana, pero nadie puede crecer cerca de Dios sin ella. “No hay santidad sin renuncias y batallas espirituales” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2015).

En el aspecto de la mortificación, el Opus Dei enfatiza sacrificios pequeños en vez de extraordinarios, siguiendo el espíritu de incorporar la fe en la vida secular. Por ejemplo, los miembros del Opus Dei tratan de hacer pequeños sacrificios como permanecer en su trabajo a pesar del cansancio, pasar por alto algunas pequeñas comodidades, o ayudar a los necesitados.

Algunos fieles del Opus Dei también hacen un uso limitado de cilicio y disciplinas, un tipo de mortificación que siempre ha estado presente en la tradición católica, debido a su referencia simbólica a la pasión de Cristo. La Iglesia enseña que las personas deben tener un cuidado razonable de su salud, y cualquier persona con experiencia en esta materia sabe que estas prácticas no causan de ningún modo daño a la salud. La descripción que se da en el Código Da Vinci sobre el uso del cilicio y las disciplinas están grandemente exageradas. Simplemente no es posible dañarse a sí mismo con ellas.

(Información adicional la pueden encontrar de fuentes líder católicas en “Opus Dei y la mortificación corporal”)

4. El Opus Dei y los argumentos de culto

En varias partes, el Código Da Vinci describe al Opus Dei como “secta” o “culto” (ej. Pp. 1, 29, 30, 40 y 279). El hecho es que el Opus Dei es una parte cabalmente integrada de la Iglesia Católica y no tiene ninguna doctrina o práctica que no sean de la Iglesia. No hay ninguna definición o teoría – ya sea académica o popular – con alguna base, para que se aplique peyorativamente el término de “secta” o “culto” al Opus Dei.

El Opus Dei es una institución católica que busca ayudar a la gente a integrar su vida de fe y las actividades de su vida diaria. Como una prelatura personal (una organización estructurada de la Iglesia Católica), complementa el trabajo de las parroquias, proveyendo a las personas una dirección y educación espiritual adicional.

El Opus Dei fue fundado en 1928 en España por el sacerdote español, Josemaría Escrivá de Balaguer, y comenzó a crecer con la aprobación y soporte de los obispos locales. Recibió la aprobación final del Vaticano en 1950 y empezó a crecer en muchos países alrededor del mundo. Hoy día el Opus Dei tiene aproximadamente 83,000 miembros laicos y 2,000 sacerdotes. Varios millones de personas alrededor del mundo (60 países) que participan de sus programas y actividades.

El Código Da Vinci también hace aseveraciones melodramáticas involucradas en “lavado de cerebro”, “coerción” y “reclutamiento agresivo” (pp. 1, 29, 325, 415), confundiendo al Opus Dei con aquellos grupos que sí lo practican.

El Opus Dei propone a la gente que entregue a dar su vida por Dios, siguiendo un camino de servicio dentro de la Iglesia Católica. La vida sólo puede darse libremente a través de una decisión que emana del corazón, y no por presiones externas pues las presiones son a la vez equivocadas e ineficaces. El Opus Dei siempre tiene un gran respeto por la libertad de conciencia de sus miembros, futuros miembros, y de cualquier persona que se acerque a ella.

Como una manifestación de su respeto por la libertad, el Opus Dei tiene unas salvaguardias específicas para asegurar que la decisión de asociarse sea libre y completamente entendida. Por ejemplo, nadie puede hacer un compromiso permanente en el Opus Dei sin primero haber completado más de 6 años de una instrucción sistemática y completa comprensión de lo que significa ser fiel de la prelatura. Además, nadie puede hacer un compromiso temporal antes de los 18 años, y nadie un compromiso permanente antes de los 23 años.

(Información adicional en “El Opus Dei y el alegato de culto”)

5. El Opus Dei y las mujeres

El Código Da Vinci dice acerca de la casa matriz del Opus Dei en Estados Unidos: “Los hombres entran al edificio por la entrada principal en la Avenida Lexington. Las mujeres entran por la entrada de la calle de al lado” (p. 28). Esto es inexacto. La gente, ya sea hombre o mujer, usan las puertas hacia la sección del edificio a la que se dirigen. El edificio esta dividido en secciones separadas, por la simple razón que una sección incluye la residencia de mujeres célibes y otra para hombres célibes. Pero estas secciones no son una restricción de sexos. Además, es la sección de mujeres la que esta al frente de la Avenida Lexington, justo lo contrario de lo que dice el libro. (Nota: El libro dice a veces y también con inexactitud, que este edificio es la casa matriz del Opus Dei en el mundo, lo cierto es que la sede central de la prelatura se encuentra en Roma).

El Código Da Vinci también sugiere que los miembros mujeres del Opus Dei son “forzadas a limpiar la residencia de hombres sin recibir pago” y son por otro lado consideradas como de menor estatus que ellos (pp. 41, 415-16).

Esto no es cierto. El Opus Dei, como la Iglesia en general, enseña que mujeres y hombres son de igual dignidad y valor, y todas sus costumbres están de acuerdo con ello. Los miembros mujeres del Opus Dei pueden encontrarse en toda clase de profesiones, tanto en las que la sociedad actual ve como prestigiosas como en aquellas que mira con menosprecio, como los trabajos del hogar o trabajos domésticos. El Opus Dei enseña, que cualquier trabajo honesto hecho con amor a Dios es de igual valor.

Algunas mujeres numerarias del Opus Dei han escogido libremente ejercer su profesión en la dirección y mantenimiento de los centros del Opus Dei, tanto de mujeres como de hombres como también de aquellos centros en donde se llevan a cabo actividades culturales y de formación espiritual.

Estas mujeres están formadas profesionalmente y reciben los correspondientes honorarios por su trabajo, que incluye entre otras cosas, decoración de interiores, logística y otras actividades especializadas. Las millones de personas que asisten a retiros u otras actividades espirituales que se dan en los centros del Opus Dei alrededor del mundo, pueden atestiguar el cuidado y la profesionalidad de su trabajo. La insinuación del Código Da Vinci, de que su trabajo es de menor dignidad y valor es denigrante para estas mujeres.

(Mayor explicación en las opiniones de líderes católicos, en “El Opus Dei y la mujer”).

6. Opus Dei y el Banco Vaticano

El Código Da Vinci dice que el Opus Dei fue constituido como prelatura personal como un premio por salir “fiador” del banco Vaticano (pp. 40-41, 415-416). Ni el Opus Dei ni ninguno de sus miembros fueron fiadores del Banco Vaticano.

Las autoridades de la Iglesia hicieron al Opus Dei una prelatura personal en 1982 porque reconocieron que esta nueva categoría canónica era la adecuada para la su misión y estructura.

De cualquier manera, la condición de prelatura personal no es nada especial: es simplemente una de varias categorías canónicas que tiene la Iglesia para designar a una institución que lleva a cabo unas actividades pastorales específicas. En contraste con la implicación dada por el libro, la condición de prelatura personal de ninguna manera implica un favor especial del Papa o que los miembros del Opus Dei no están debajo de la autoridad del obispo local.

7. La canonización del fundador del Opus Dei

El Código Da Vinci sugiere que la Iglesia suavizó las reglas de canonización para acelerar el proceso del fundador del Opus Dei, de tal manera que sea declarado santo en el menor tiempo posible (pp. 40-41).

La canonización de San Josemaría Escrivá en 2002 fue después de 27 años de su muerte (no 20, como dice el libro). Fue uno de los primeros en ser procesado después del Código de la Ley Canónica de 1983 que agilizaba los procesos de canonización, y por este motivo se resolvió más rápido que de costumbre. Esta agilización de los trámites se puede ver en el proceso de canonización de la Madre Teresa de Calcuta, que ya ha sido beatificada sólo 6 años después de su muerte (Escrivá fue beatificado en 17 años). Como una prueba que no hubo favoritismo en la canonización del fundador del Opus Dei, se puede ver que la canonización de Santa Teresa de Lisieux , que se hizo con los procesos antiguos, demoró 27 años, un tiempo casi igual al de Escrivá.