Cuando se le trata bien a Dios, es buen pagador

INSA comenzó con una afición y terminó como una forma de vida. Al principio fue un taller pequeño de restauración de objetos litúrgicos, y, poco a poco, fue creciendo. Roser Anglada rememora ese camino.

Roser Anglada dirige un trabajo en el taller de INSA

¿Cómo aparece INSA? ¿Qué buscó desde sus inicios?

Empezó con un taller muy chiquito, de lo entusiasmada que estaba con lo que había visto en el Perú: las maravillas que veía en las iglesias, en los museos, la capacidad de los artesanos, de los artistas. Me aficioné mucho al ver iglesias de estilo colonial y empecé a restaurar cosas en desuso.

Primero fue algo personal y luego me vi en la necesidad de buscar gente que me ayudara. Lo que marcó la afición fue la llegada del Papa Juan Pablo II en 1985. El Obispo Auxiliar de Lima nos pidió que nos encargáramos de la Catedral. Vimos los cojines, las cortinas y los cabezales para el asiento del Papa, arreglamos el altar, decoramos todo con el escudo del Papa y dejamos la Catedral reluciente y preciosísima.

Juan Pablo II con un paño de hombros restaurado en INSA

Entonces la llegada del Papa influyó mucho…

Nos entusiasmamos bastante con esto. Muchas amigas, algunas artistas, nos ayudaron mucho en la rehabilitación de la Catedral. Así el taller fue cogiendo más amplitud y a él se unieron costureras, bordadoras, que hacían maravillas. Nos unimos un grupo para hacer el taller a otra escala. Hoy ha crecido mucho, varios sacerdotes nos visitan y les gustan lo que les hacemos.

¿Qué se plantearon como objetivo?

El objetivo fue proporcionar a las iglesias y a los sacerdotes lo necesario para el culto: vasos sagrados, cuadros para retablo, rescatarlos y destinarles su función.

Lo que hacemos en el taller son instalaciones de todo tipo: restauración de cuadros, arreglos de roturas, de porcelanas, pintura cusqueña, platería, lienzos litúrgicos, trabajos en iglesias y oratorios. Hacemos un poquito de todo. Es bonito ver las preciosidades que se hacían antes. Por eso las tratamos de conservar.

Roser Anglada muestra una casulla elaborada en el taller

¿Qué comentarios de Josemaría sobre el arte sacro en el Perú recuerda?

Nos dijo que el Perú era un país privilegiado, decía que aquí no va a pasar nada malo porque hay profundas raíces cristianas. Al visitar museos e iglesias decía que el Perú tiene “algo”, que luego se entendería como la “fe de la gente”. Tenía un buen cuidado y buen gusto por el arte sacro.

Siempre nos aconsejaba acompañar mucho a Señor en el sagrario. Recuerdo que en la Catedral, en la capilla del Santísimo, se arrodilló y se quedó entusiasmado porque detrás del sagrario había un nacimiento, vio a la Virgen y a San José y dijo: “qué bien está acompañado el Señor”.

¿Qué consejos pudo recibir de él?

Cuando Josemaría vino al Perú vio lo que hacíamos y le impresionó mucho. El decía cosas muy bonitas del esplendor del culto, que a Dios hay que darle lo mejor y una vez se dirigió a nosotros así: “Haced muy bien de recuperarlos porque es doble amor a Dios, el de los antepasados que tienen forma de vida y ahora el de vosotros al volverlas a rescatar”.

Nacimiento andino

En una ocasión, cuando yo estaba en Roma, nos dijo que para Dios no vamos a regatear nada, que a las personas que ponen cariño y generosidad en las cosas del culto, Dios las mirará con especial cariño y pasará más fácilmente por alto sus flaquezas porque han demostrado con esto que creen y aman. Esto se me quedó muy grabado.

Cuando Josemaría vino yo me dedicaba a esto sólo medido tiempo porque tenía otros quehaceres. Luego, poco a poco, me fui metiendo más y más, y llegó el momento en que le di, gracias a Dios, completa dedicación al culto, la liturgia, la eucaristía.

¿Cuál es su opinión del arte sacro peruano?

Para mí, una maravilla. Yo cuando regreso a España lo extraño. Allá todo me parece muy frío, el de acá es un estilo barroco bastante cargado pero que llena, que lleva a Dios. La pintura es muy expresiva, muy rica, lo que tiene el Perú en arte sacro, no lo tiene ningún país. En el Perú también hay muy buenos artistas.

¿Cómo cree que la persona se puede manifestar a través del arte sacro?

Imagen de la Virgen recientemente restaurada

Sabiendo para qué es cada cosa que se hace, para qué se ha hecho, qué representa la escena, todo esto ayuda a profundizar el evangelio, que en realidad es la fuente. La gente mira las imágenes en el Iglesia, y ha ocurrido que con este simple hecho han cambiado en muchos aspectos.

¿Cómo ayuda esta manera de manifestarse en la devoción?

Un sacerdote me decía de otro: no se imagina, cuando se ha puesto la casullas caminaba hasta de otra manera. Así influye. Lleva a Dios, ayuda a un sacerdote, le inspira. Los diáconos y presbíteros que se ordenan lo hacen con mucha ilusión. Cuando escogían el modelo de las casullas, todos estaban contentos y conmovidos.

Me gusta ayudar a los sacerdotes de zonas pobres que celebran sus misas en iglesias que tienen buen material pero no lo pueden usar, porque quizá por el tiempo se han estropeado.

Pero además el amor a Dios exige una esplendidez en el culto, un cariño al hacer ceremonias. Cuando se le trata bien a Dios, Dios también se vuelca, es buen pagador.

¿Se puede hacer catequesis del arte sacro?

Roser Anglada recibe la comunión de manos del Papa Juan Pablo II

Sí. Cuando estaba en un centro cultural, preguntaba a las chicas si conocían la Catedral, y no la conocían. Entonces fui en enseñando, dando clases. Así muchas se aficionaron, algunas de ellas ya son artistas.

¿Cómo influye el espíritu del Opus Dei en su trabajo?

Muchísimo. Nosotros mientras trabajamos rezamos el rosario, escuchamos música bonita. Josemaría hablaba maravillosamente del valor trabajo manual porque, según decía, permitía estár laborando rezar y a la vez, hacer actos de amor a Dios. Siempre nos ponía el ejemplo del hogar de Nazaret, cómo se santificaron, qué lección nos dan.

¿Usted se “especializó” en algo en particular?

Una de mis especialidades son las palias, las que se colocan encima del cáliz para la celebración de la misa. Cuando conocí a San Josemaría nos habló de darle al Señor lo mejor. Desde allí me hizo mucha emoción hacer palias, porque están encima del cáliz, y trato de hacerlas originales, combino una pintura con encajes, perlitas, piedritas. Estas han salido a varias partes, a España, Ecuador, Colombia, Chile, Uruguay, Rusia.

Trabajando una palia

Lo que también me ha dado bastante ilusión es que hace poco tiempo, el Papa Benedicto XVI ha celebrado la misa con una de nuestras palias. O sea que son realmente reliquias. Por último, dentro de cada palia, le pongo una jaculatoria. Ese era un secreto.