Mi nombre es Jesús Cangahuala, trabajo como director del colegio HUMTEC en Comas (Lima) desde hace algunos años. Pude viajar con un grupo de profesores a Sao Paulo (Brasil) al BeDoCare 2024, “El legado para las futuras generaciones”.
Perú y Brasil: países vecinos con mucho en común
No hablamos el mismo idioma, pero nos entendemos bien pues somos pueblos alegres, nos gusta el futbol, la fiesta y el baile
A pesar de ser países vecinos, la distancia entre Lima y São Paulo es grande: poco más de 4 mil 300 kilómetros. No hablamos el mismo idioma, pero nos entendemos bien pues somos pueblos alegres, nos gusta el futbol, la fiesta y el baile; además, en ambos sitios hay problemas similares: desigualdad, informalidad y pobreza, que exigen soluciones creativas y novedosas.

“Sólo la belleza salvará al mundo” es una de las frases más conocidas de Dostoievski y siguiendo esa expresión, recuerdo que alguna vez leí que cuando Miguel Ángel veía una piedra, ya veía la escultura lista, como “el Moisés”. La maestría del artista está en dejar la “dignidad” de la piedra sacando el sobrante —salvando las distancias— eso ocurrió en BeDoCare 2024.
BeDoCare: un llamado a la acción
Para aprender y reflexionar “how to BE” (como ser), mejores artesanos de las obras de impacto social, que impulsamos o emprendemos, debemos llenarnos de lo esencial, no desviar nuestra mirada de quien llena toda realidad humana…… para poder “to DO” (hacer) en cada una de las realidades donde uno se desarrolla, vive, produce, generando una cultura integral y desarrollo……. llegar donde hay tantas necesidades de “CARE” (cuidado), pero no uno paternalista, sino un “CARE” cada vez más profesional; para conseguir el crecimiento de las personas a las que se impacta con esas ayudas y obras concretas, donde procuramos no solo “darles pescado, sino enseñarles a pescar”.
Acompañar y cuidar ese crecimiento, es aprender a estar cuando empiece su caminar, para luego enseñarles a correr, saltar y sortear los obstáculos propios de la vida.

Desde diferentes partes del mundo nos reunimos en Brasil, un país tan grande y diverso, con personas muy acogedoras y cálidas, con sensibilidad social, al cultivar la finura de espíritu, que le gustaba a san Josemaría.
Desde diferentes partes del mundo nos reunimos en Brasil, un país tan grande y diverso, con personas muy acogedoras y cálidas, con sensibilidad social, al cultivar la finura de espíritu, que le gustaba a san Josemaría.
BeDoCare: “unidad en la diversidad”
La diversidad de edades, caracteres, enfoques, inspiraciones, es tan amplia que bajo un paraguas no entraríamos todos. Al mismo tiempo, es increíble que —en medio de esa diversidad—, compartamos un mismo ideal; pienso que la fuerza transformadora de estas acciones reside en aquella “libertad de los hijos de Dios” que proponía san Josemaría, un don para la iglesia y la vida del mundo al que hay que “amar apasionadamente”.
El legado social que nos deja el último BeDoCare es muy rico; considero que aún nos falta profundizar en todas las enseñanzas del fundador del Opus Dei
El legado social que nos deja el último BeDoCare es muy rico; considero que aún nos falta profundizar en todas las enseñanzas del fundador del Opus Dei, quien vino a tierras latinoamericanas hace 50 años.

Compartir experiencias, salir al encuentro de los demás con una mirada de ayuda integral; procurar dar profesionalidad al compartir esa transcendental misión que cada uno lleva a cabo, desde el sitio donde se encuentre, facilita ayudar, cuidar y llegar a muchas más personas.
En 1974 san Josemaría pronunció una bendición patriarcal al pueblo brasileño. 50 años después me gustaría recordarla a fin de pedírsela a Dios, cada día para el Brasil y para los pueblos de América, entre ellos, el Perú: “Que os multipliquéis como las arenas de vuestras playas, como los árboles de vuestros bosques, como las flores de vuestros campos, como los granos aromáticos de vuestro café”. Esa es la misión que me llevé del BeDoCare Sao Paulo 2024.