“Anunciemos a Cristo con alegría, como San Josemaría"

El Cardenal Juan Luis Cipriani presidió la Santa Misa por la Solemnidad de San Josemaría Escrivá, el lunes 26 de junio en la parroquia del mismo nombre ubicada en San Borja.

“Con mucha alegría y con el corazón lleno de acción de gracias a Dios, así estamos aquí dándonos cuenta que esa infinita bondad de Dios derramó muchas gracias en el alma de ese hombre santo. Dios lo escogió y lo bendijo mucho”. Con estas palabras inició su homilía el Cardenal Juan Luis Cipriani en la Santa Misa por la Solemnidad de San Josemaría Escrivá, el lunes 26 de junio en la parroquia del mismo nombre ubicada en San Borja.

Comentó que San Josemaría Escrivá respondió con humildad a esa abundancia de amor y de bondad infinita de Dios.

“Como dijo San Juan Pablo II ‘El santo de lo ordinario’. Pero no confundamos, el santo de lo ordinario porque tu vida y la mía se desarrollan en el trabajo, en la familia, en el cansancio, en la enfermedad, niños, jóvenes, ancianos; ahí en el gran teatro del mundo. Pero, eso ordinario, él lo convirtió en algo extraordinario, lugar de encuentro con Dios, lugar de intimidad en el amor de Dios, lugar de un desempeño por ayudar a las almas”.

“Ese es el camino y la huella por donde San Josemaría fue respondiendo a lo que Dios le pedía. Por eso, que no te extrañe que te busque ahí donde estás y que si te quiere más tal vez al pasar cerca marca la huella de la Cruz, pero no es motivo de desánimo, de cansancio. Con él, es una maravilla; sin él, imposible”.

“Encendamos la luz de la fe”

Comentó que esta parroquia, al llevar el nombre de San Josemaría Escrivá de Balaguer, será una luz que iluminará por años a la arquidiócesis de Lima.

“Esta parroquia inicia este camino en la arquidiócesis de Lima para servir a todas las almas, si cabe con una especial dedicación a las confesiones y a la adoración de la Eucaristía, siguiendo el ejemplo de él y de todos los hombres y mujeres que han querido ser santos pegados a los sacramentos. Hoy estamos en esta novedad, pero pasarán los años, vendrán los nietos, los bisnietos y en este mismo rincón recordarán esa luz no solo de San Josemaría sino también la tuya, en tu casa, en tu trabajo. Enciende una luz”.

Afirmó que es un deber de gratitud con San Josemaría Escrivá y con la Prelatura del Opus Dei, el servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida.

“Hoy y ahora la Iglesia quiere que este espíritu del Opus Dei y este servicio a todas las almas se irradie desde esta parroquia, una de tantas, pero que la Iglesia nos pide eso: Láncense a buscar las almas, a convertir las almas, dejen que el Señor haga maravillas desde este rincón”.

Llamada universal a la santidad

En otro momento, recordó que el Concilio Vaticano II proclamó la vocación divina del laicado y que hoy más que nunca el Papa Francisco lo dice de manera muy directa.

“No me gusta el clericalismo –así lo dice el Papa- me gusta que fieles laicos comprometan su trabajo, su familia, su actividad, en llevar el mensaje de Cristo, más en estos tiempos”. Hay que ser sal y luz para darle sabor a esta sociedad y a estos tiempos, que a veces quieren tornarse insípidos, hay que darles sabor, sal que en medio del mundo y de las actividades el Concilio Vaticano II ha dado como esa pauta para los siglos: la llamada universal a la santidad. Y me atrevo a señalar una característica: Anunciar esa llamada universal a la santidad con alegría, jugarnos esa carta del amor”.

Exhortó también a anunciar y vivir nuestra vida diaria con alegría, y si nos falta esa alegría es necesario acudir a la confesión o a la dirección espiritual. “Anuncia a Cristo con alegría. Así era San Josemaría, muy alegre, muy vivaz, en la mirada, en el gesto, en la palabra, en esos como pequeños gestos de alegría y de comprensión con todos”.

“Viene el Papa”

Finalmente, reiteró la importancia del viaje del Papa Francisco a nuestro país, quien viene como testigo de la esperanza y de la misericordia.

“[El Papa Francisco] Me escribía hace pocos días de su puño y letra: “Tengo ganas de ir, espero que pueda hacer bien, acompáñame desde ahora con tu oración”. Este viaje pastoral del Papa va a ser para todo el país un remanso de paz, de esperanza y de alegría. Pues manos a la obra, que podamos poner nuestro granito de arena”.

Concelebraron el padre Emilio Arizmendi, Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en el Perú; el padre Rafael Sevilla, párroco de San Josemaría Escrivá; el padre Javier Pereda y el padre Paulo Piérola.

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