Como en una película: Más allá de la trama
Parábolas como la del del fariseo y el publicano nos depararán más de una sorpresa si sabemos bucear en las palabras de Jesús.
«Por muy santa que sea nuestra vida siempre somos deudores ante Dios»
El Papa ha dedicado la catequesis semanal a la petición del Padrenuestro “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Y ha concretado que “somos deudores porque todo lo hemos recibido: la existencia, los padres, la amistad, la belleza de la creación”.
La humildad, fuente de alegría
La humildad es una nota distintiva básica, uno de los cimientos de la auténtica vida cristiana, porque es la “morada de la caridad”. Ofrecemos un texto espiritual sobre esta virtud.
La puerta de la humildad
"Venid a mí, que soy manso y humilde de corazón". Dios se ha hecho pequeño, para que podamos ser grandes, con la grandeza verdadera: la humildad de corazón.
Formación de la personalidad (IV): formar el carácter en la virtud
La madurez cristiana implica tomar las riendas de nuestra vida, preguntarnos de verdad, ante Dios, qué nos falta aún. Inicia entonces un combate por adquirir, con nuestro empeño y sobre todo la ayuda del Señor, las virtudes.
Formación de la personalidad (III): el recto amor de sí mismo
Nuevo texto de la serie centrada en la formación de la personalidad. En esta ocasión, se reflexiona sobre el conocimiento de uno mismo, con virtudes y defectos, necesario para ser feliz.
Navidad: Dios está aquí
Hoy brillará la luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor. Es el gran anuncio que conmueve en este día a los cristianos y que, a través de ellos, se dirige a la Humanidad entera. Dios está aquí.
Todo es grande si se hace con amor
Mons. Álvaro del Portillo recuerda la importancia de la lucha en cosas pequeñas para amar a Dios.
Hacerse como niños
Si alguno quiere ser el primero, hágase el último de todos y servidor de todos. Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe; y quien me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió.
La humildad
Jesucristo, Señor Nuestro, con mucha frecuencia nos propone en su predicación el ejemplo de su humildad: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Para que tú y yo sepamos que no hay otro camino.