Las Bienaventuranzas
Son un ideal realizable, no una utopía; constituyen un apasionante programa de vida que todos podemos llevar a cabo en nuestra existencia, luchando cada día con propósitos concretos de conversión y mejora.
Evangelio del domingo: el poema del amor divino
Comentario del 6.º domingo del Tiempo ordinario (Ciclo C). "Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis". Unidos a Cristo, adquirimos la fuerza para transformar el sufrimiento en amor redentor.
Evangelio del miércoles: el camino de las bienaventuranzas
Comentario al Evangelio del miércoles de la 23.ª semana del tiempo ordinario. «Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, comenzó a decir: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”». En las Bienaventuranzas, Jesús quiere que acojamos un estilo de vida que se centre en lo importante: la presencia de Cristo en cada uno. Esto es lo que nos hará realmente felices en la tierra y en el cielo.
1 de noviembre: todos los Santos
Comentario al Evangelio de la Solemnidad de todos los Santos. "Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos". Nacimos para no morir nunca más, ¡nacimos para disfrutar de la felicidad de Dios! El Señor nos anima y quiere que tomemos el camino de las Bienaventuranzas para ser felices.
Evangelio del lunes: bienaventurados
Comentario al Evangelio del lunes de la 10ª semana del tiempo ordinario. “Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte (...) y abriendo su boca les enseñaba”. Jesús en las bienaventuranzas nos muestra el camino de la felicidad. Con ellas nos ofrece un cambio. Uno de esos cambios que producen transformaciones muy importantes y nos conducen a hacer el bien en la tierra.
Evangelio del domingo: el poema del amor divino
Comentario del 4.º domingo del tiempo ordinario (ciclo A). “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”. Unidos a Cristo, adquirimos la fuerza para transformar el sufrimiento en amor redentor.
Evangelio del lunes: el banquete del Reino
Comentario al Evangelio del lunes de la 31.ª semana del tiempo ordinario. “Cuando des un banquete, llama a pobres, a tullidos, a cojos y a ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte”. En compañía de Jesucristo, entramos pobres y salimos ricos, Él nos da su corazón para que quepan las preocupaciones de los demás.