Lourdes de Ferrer

Trabajo en Tagua, un proyecto de formación integral de la mujer, situado en Cerro Azul, impulsado por un grupo de panameñas que al entrar en contacto con el Opus Dei quisieron hacer más por el país. Enseñamos a señoras de escasos recursos todo lo relacionado con la cultura del trabajo y del servicio, aunque también aprendemos mucho de ellas.

Lourdes con un nieto

Trabajo en Tagua, un proyecto de formación integral de la mujer, situado en Cerro Azul, impulsado por un grupo de panameñas que al entrar en contacto con el Opus Dei quisieron hacer más por el país.   Enseñamos a señoras de escasos recursos todo lo relacionado con la cultura del trabajo y del servicio, aunque también aprendemos mucho de ellas; en mis clases, tengo alumnas buenísimas, deseosas de aprender, que se van formando en las charlas que impartimos cada semana. Ya tenemos funcionando cuatro programas: Tagua–Gem (Gestión de microempresas); Tagua–Fort, formación para el trabajo, dirigida a muchachas que estudian para atención hotelera, asistentes de cocina, empleadas del hogar, recepcionistas de hotel, etc.; Tagua-Pep, programa de entrenamiento profesional, que proporciona becas para jóvenes que hayan terminado su escuela secundaria y quieran seguir estudiando en la rama de la cocina, estudian en Tagua y trabajan a la vez en algún buen restaurante de la localidad para hacer sus prácticas a medida que van estudiando. Y el último programa son cursos libres de breve duración para señoras: de cocina, etiqueta, arreglos florales, etc.

Soy una feliz esposa, con treinta y ocho años de matrimonio, tengo cuatro hijos y siete nietos y, a pesar de que la vida no es fácil, vivo contentísima, rezando por todos y enseñándoles tantas cosas que voy aprendiendo gracias a que conozco el Opus Dei. Espero ser ejemplo para ellos siempre, y que sepan que pueden acudir a mí en busca de un buen consejo, de un apoyo en sus dificultades, en definitiva, de un rinconcito de amor.

Todo comenzó cuando un día me topé con una simpática señora colombiana, que estaba de paso en Panamá visitando a su hija enferma de cáncer; ésta era una gran amiga mía, y yo la había ido a ver. En esa ocasión, su mamá –Supernumeraria del Opus Dei- me pidió el favor de llevarla al Centro de la Obra, porque iba a recibir una charla de formación. Accedí encantada y así puse por primera vez un pie en la Obra.

Al llegar a Rocazul, mi nueva amiga me dijo:

-Si quieres, quédate un rato conmigo.

-Pero señora Maruja, ¿de verdad me puedo quedar?, le pregunté con cierta curiosidad. Y recuerdo que añadí:

-No se preocupe, que no molestaré.

Yo pensaba que podía ser indiscreto asistir a esas charlas y así se lo hice ver a Doña Maruja, que sin dudarlo me contestó:

-¿Pero qué dices...?, ¡Claro!, quédate a la clase.

Desde ese día no dejé de ir ni una semana a Rocazul: acudía a las charlas, a los retiros mensuales, y me parecía que era precisamente lo que yo estaba buscando. Pensaba que ese camino de santidad en el Opus Dei estaba hecho para mí, era lo que yo necesitaba para mi vida; y eso de que ochenta mil personas de la Obra y muchos miles más de Cooperadores rezaran por mí y por mi familia me parecía tan maravilloso, ¡tan de familia!...

A diario me amparo en la Santa Misa y en la poderosa intercesión de la Virgen Santísima, que con el Rosario nos escucha cada día con tanto amor, y me sé ayudada por la oración de tantas personas del Opus Dei y de las Cooperadoras y amigas.

En el año 2002, llegó la canonización de San Josemaría, fundador de la Obra, que pude vivir intensamente desde Panamá y agradeciéndole un mundo de favores que me ha hecho, pues yo soy muy pedigüeña. Hago notar que padezco de una seria esclerosis múltiple, que no me ha impedido, gracias a Dios y a la intercesión de San Josemaría, hacer vida normal y dedicarme de lleno a los demás. En el Opus Dei, he aprendido que la enfermedad es un tesoro, un mimo de Dios, si uno sabe sobrellevarla con alegría, dando sentido al dolor, como lo hizo el Señor en la Cruz por nosotros.

La vida me ha cambiado notablemente desde hace unos años: me siento útil y, sobre todo, más cerca de Dios.