Opus Dei

De repente el decorado cambió totalmente. En aquellos diez minutos con el médico la vida de Álvaro se puso patas arriba: “Tuve miedo. Miedo al dolor, a la incertidumbre, miedo a que el niño sufriera…”.

Hace un par de meses murió Sergio Larrinaga. Unos días después murió su padre, Manolo. Serían dos anónimos -o casi- si no fuera porque Sergio es el autor de la marcha “El amor”, las notas musicales que abren el archifamoso tema de C.Tangana “Demasiadas mujeres”. Esta es la historia de Eloísa, la madre de Sergio, la mujer de Manolo. Podríamos haber titulado esta noticia “Demasiada mujer”, pero ella no nos hubiera dejado...

“Fue un cubo de agua fría”, confiesa Vão. Su hija Pilar nació con trisomía 21. Más tarde, perdió un hijo que se ahogó en la piscina. “Consigo levantarme cada día y creo que merece la pena y doy gracias a Dios”, asegura Vão con una sonrisa serena.

Nacido en Porto de Mós (Leiría), Tiago es un apasionado del automovilismo. Después de muchos años alejado de Dios, asistió a clases de fe católica en un centro del Opus Dei en Oporto. Y Dios entró en su vida a gran velocidad un día en Fátima.

Esta historia de amor que termina en boda comienza en Puebla, que es el lugar donde Rocío Rondero, una chica mexicana de 27 años que conoció a René, un joven asturiano de Gijón, que se había desplazado por motivos profesionales.

José María y Paola, son padres de una niña y viven en Córdoba (España). En la entrevista, publicada en el sitio web de la diócesis, contestan a preguntas sobre la vida cristiana, la educación de su hija y la colaboración que procuran prestar en la parroquia.

Tiago no estaba contento con su trabajo como informático. Así que se puso en manos de Dios y se fue a Trás-os-Montes (Portugal) a trabajar en el campo, como ganadero.

“Al principio no encontraba a Dios en mi trabajo”, cuenta Autimio. Este dentista brasileño cuenta que, gracias a san Josemaría, descubrió el secreto del trabajo bien hecho: buscar el amor a Dios y a los demás cuidando los pequeños detalles.

Thomas, casado y con dos hijos pequeños, es asesor financiero y gestiona los ahorros familiares en un período económico muy complejo.

Durante los años 70, Salvatore, un ingeniero italiano que acababa de conocer a san Josemaría, vivió una aventura digna de una novela de espías.