Tu vida parece estar rodeada de contenido audiovisual ¿Por qué haces vídeos?
Estudié comunicación audiovisual y me encanta contar historias, emocionar a la gente y, sobre todo, hacerla reír. Si Jesucristo naciera en esta época quizá hubiera sido youtuber o cineasta, lo que pasa es que en su época no había medios; pero contaba historias (parábolas).
En tu cuenta de Instagram dices que quieres reírte de tus experiencias educativas ¿Sabrías decir cuándo, dónde o de quién aprendiste a reírte de ti mismo?¿Cuándo comenzó tu estrecha relación con el sentido del humor?
Cuando me preguntan esto siempre respondo que tener sentido del humor es tener el humor que corresponde a cada momento. Por eso no deberíamos confundir el sentido del humor con ser divertido.
Un día leí en internet que el humor es una expresión artística y estética que expresa la disconformidad de un fenómeno externo (ya sea una situación, una persona, un pensamiento político, una decisión del otro…). Esto me ayudó a entender que, para hacer parodias y reírse de algo, es necesario estar disconforme con algo.
También me dio mucha paz porque a veces le preguntaba a Dios “¿Por qué soy tan pesimista con algunas cosas o me enfado cuando no acepto algo?”, y esa debilidad de estar disconforme ante muchas cosas, Dios la ha convertido en una máquina de churros para tener ideas divertidas. Con el humor expreso esa disconformidad y exageramos los problemas en los vídeos hasta llegar a un nivel absurdo.
¿Dónde te inspiras para el contenido de tus vídeos?
La vida misma: tengo ocho hijos (cuatro adolescentes), una mujer, apretones económicos, ajetreos, desorden, tentaciones, peleas, caídas… lo único que me falta es tiempo.
¿Cuándo contrataste a Ígor como teólogo abogado del diablo?¿De dónde ha salido este personaje?¿Es tu catequista ideal?
Igor nació de uno de los peores días de mi vida paternal. Fue durante la cuarentena. Un domingo de adviento tuvimos una cena apoteósica y un intento de comer dulces cantando villancicos. Los niños no paraban de pelear, decir tonterías, molestar… así que los mandé a la cama porque no podía más con ellos.
Al día siguiente les puse una maratón de Harry Potter y les dije que no se movieran del salón hasta que terminaran todas las películas. Me fui de casa llorando porque había explotado interiormente, me desbordaba la familia, no podía con mi alma y encima me sentía acorralado porque sabía que mi obligación era mi familia y no quería estar con ella.
Fui a la ermita del campus de la Universidad de Navarra rezando y ahí el Espíritu Santo me hizo ver que en la Última Cena los apóstoles también “estaban en otra onda”. En el Evangelio de San Juan hay cuatro páginas de Jesús hablándoles de lo que le iba a ocurrir y termina Felipe diciendo “Señor muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús se lo dice suavemente, pero su comentario fue como “Felipe, ¿en qué piensas cuando te hablo?”. Si Jesús hubiese sido granadino, como yo, los habría mandado a todos a freír puñetas. Les habría puesto la maratón de Harry Potter y “ahí os quedáis”. Sin embargo, se queda y les dice que como no se han enterado de nada, ya vendrá el Espíritu Santo a encauzarles.
Me sentí reconfortado por ver la similitud de esta cena con la que había tenido la noche anterior. Y sabía que esto le estaba pasando a muchos padres durante el confinamiento. Escribí el guion y se lo enseñé a mi mujer. A ella le gustó. No quería hacer nada humorístico, pero también necesitaba un personaje que le diera contraste para que no fuera una chapa. Así que me inventé a Igor (sacado de la película El jovencito Frankenstein).
Este fue el primer vídeo que no quería sacar a la luz porque era muy personal. Lola me animó y resultó ser el vídeo con más visitas. La gente se lo descargaba y lo enviaba por wassap. Luego me escribían algunos diciendo que me habían visto y, la verdad, agradecí a Dios y a mi mujer el apoyo. Si no hubiera publicado ese vídeo, muchas personas no le habrían encontrado sentido a la situación que estaban viviendo.
Esta fue la primera publicación donde aparece la religión y Dios. Igor no es un catequista, es mi conciencia; y, como tal, sólo me hace cuestionarme las cosas.
¿Hay algún texto o enseñanza de san Josemaría al que acudas de vez en cuando para inspirarte al hablar de la familia, de la educación o para mantener la jovialidad?
Las palabras de san Josemaría van dirigidas a todo el mundo (sea cristiano o no), sus enseñanzas pueden aplicarse a todos los hombres. En ningún momento he hablado del Opus Dei ni hay enseñanzas explícitas de su Fundador, pero sí considero que la formación que me ha dado la Obra (tanto cristiana como humana) está dentro de cada vídeo.
Tu producción audiovisual la haces junto con tu mujer, Lola. ¿Consideras que sois un tándem de la educación y la risa? ¿O más bien tú eres su ayudante? ¿O es ella tu ayudante?
En la producción audiovisual suelo escribir los guiones yo y luego ella me da la aprobación. Si veo que se ríe, entonces funciona. También me propone temas. Y siempre tenemos que estar los dos de acuerdo en las ideas que transmitimos.
Dependiendo del tema, cuando grabamos, solemos intercambiar los papeles para que cada uno interprete la debilidad del otro. Si uno es puntual, hace de impuntual; el ordenado hace de desordenado, el tranquilo de nervioso. Esto es muy divertido porque luego la gente nos da consejos y no se dan cuenta de que es pura ficción.
Viendo algunos de tus temas, como la puntualidad, los aniversarios de boda… ¿Hay vídeos de risa que han salido de algún enfado o conflicto y os ha servido de terapia de risas?
Muchísimos. De hecho hay uno en concreto en el que hablamos del silencio y tratamos de escribirlo juntos. Nos sentamos frente al ordenador y a Lola no paraban de llegarle wassaps, se levantaba a hacer algo, pensaba en voz alta, de pronto necesitaba recoger una cosa… me ponía de los nervios y no me concentraba. Así que escribí el guion relatando esa misma situación que estábamos viviendo. Y en la actuación nos salía muy natural (sobre todo mi enfado, que era casi real).
Pero las ideas no suelen salir tanto de conflictos sino más de preocupaciones. Y saber que hay gente con esas mismas inquietudes nos anima a pensar en los vídeos.
Dicen que a veces los hijos de militar salen hippies y al revés ¿Cómo llevan tus hijos el pequeño “Gran Hermano” al que les habéis invitado?
Hay que remarcar que estos vídeos no son un “Gran Hermano”, son una ficción y lo que ocurre en ellos no refleja la realidad que se vive en casa. Pero entiendo la metáfora.
A ellos les contamos las repercusiones que tienen los vídeos, los mensajes de la gente, el bien que hacen y aceptan de buena gana la participación. No obstante, les pedimos permiso por si hay algo que no les gustaría que se hiciera público.
También, dependiendo del vídeo, trato de evitar que se junten muchos a la vez, porque no son actores, son niños y es un suplicio grabar con muchos a la vez.
Ya casi no hacemos vídeos. Por falta de tiempo. Pero quedan ahí como una biblioteca, porque los temas son siempre los mismos. Se puede recurrir a ellos. Si se nos ocurre alguna idea o formato, pensamos la forma más cómoda de producirla.
Con frecuencia uno de tus temas es el de la supervivencia, el orden en casa y el reparto de tareas… Sobre todo cuando uno se queda solo al frente de una familia numerosa. ¿Es un tema habitual porque lo tienes dominado, porque estás aún aprendiendo o porque te piden consejos tus amigos?
Continuamente aprendemos en casa. Una familia es un laboratorio donde puedes probar diferentes herramientas educativas, porque como el amor es incondicional: puedes equivocarte como padre y te van a querer, puedes pedir perdón y perdonar.
Más que pedirme consejo, charlamos. Ayuda a desahogarse y ver que los demás también tienen hijos con sus más y sus menos. Hace dos días estuve con una persona que quería que le hiciera un trabajo, hablamos 10 minutos sobre ello y le pregunté por su familia. Como tiene hijos de las mismas edades que los míos acabamos hablando 40 minutos en la puerta sobre los adolescentes. Terminamos aprendiendo mucho el uno del otro.
Como profesor universitario, ¿aprovechas tus canales de humor para dar algunas clases?¿Qué aprendes de tus estudiantes que te sirva para educar en tu hogar?
No me gusta alardear en clase de los vídeos que hago en casa con los niños. Pero sí que les hablo a los alumnos de mis hijos en todas las clases. No me voy de ninguna clase sin haberlos mencionado. Creo que es fundamental hacer apostolado de la familia y que vean lo positivo y divertido que tiene.
Un día vino una alumna de último año a hacerme una pregunta sobre el futuro profesional. Me dijo que cómo podía hacer para trabajar en el cine y tener familia, porque es un mercado donde el ambiente y la exigencia no ayudan. Se puso a llorar y entendí que los alumnos necesitaban ver que la familia es un valor que está por encima del trabajo.
¿Qué ves en tu bola de cristal acerca de la familia?
Poniéndome pesimista veo que la familia es el objetivo del maligno. Cada vez me encuentro con más matrimonios e hijos con problemas (incluso dentro de familias con valores humanos y cristianos). En mi propia familia veo actitudes que mi mujer y yo no les hemos enseñado a los niños, pero el entorno lo favorece. Pero siempre me viene una frase a la cabeza (será Ígor) de Dios diciendo: “tú déjame a mí”.
Pero visto desde el otro lado, esas agresiones que sufre la familia van a poner de manifiesto el poder de Dios. Porque Él escribe con renglones torcidos. Y cuanto más nos debilita el maligno, más ayuda recibimos de Dios.
¿Qué tipo de mensajes sorprendentes te llegan en Instagram o en YouTube? ¿Qué les llama la atención?
Una vez nos escribió un padre de familia diciendo “Este vídeo lo necesitaba hoy. Muchas gracias”. Ese fue el mensaje más gratificante de todos los que habíamos recibido. Dices “ha merecido la pena el esfuerzo de escribir, grabar, editar y difundir”. Aunque lo vea una sola persona.
Y un mensaje gracioso fue de una señora que escribió “me encantaría estar en esa casa para divertirme tanto”, a lo que le respondí: “señora, soy granadino y el 99% del tiempo soy un ogro en casa. Usted está viendo el 1 %”.