Universidad de Navarra: 50 años, 50.000 graduados

Ocho profesores y 42 alumnos comienzan las clases de Derecho en la Cámara de Comptos, prestada por la Diputación Foral de Navarra. Es el 17 de octubre de 1952 y en ese edificio del casco viejo de Pamplona inicia su andadura el entonces estudio General de Navarra, hoy Universidad de Navarra.

A la verdad, desde las letras y las ciencias.

El trabajo de aquellos emprendedores se ha plasmado, medio siglo después, en una de las instituciones más prestigiosas del mundo, en la que se han graduado 52.237 universitarios y se han defendido 4.615 tesis doctorales. Este curso cuenta con 16.529 estudiantes de pregrado y posgrado, 2.000 profesores y una oferta académica de 26 titulaciones oficiales y 300 programas de posgrado.

Una tercera parte de sus estudiantes procede de Navarra, otra llega del resto de España y la última se reparte entre el País Vasco (29,9 por ciento) y el extranjero. En los últimos 11 años, 1.537 alumnos han participado en el Erasmus.

Avances médicos

El diálogo entre profesores y alumnos mejora la enseñanza.

La puesta en marcha de la Facultad de Medicina, en 1954, y de la Clínica Universitaria, en 1961 y en la que ya se ha realizado el trasplante de corazón número 200, marca uno de los hitos de este medio siglo de historia. Además, se ha comenzado a construir el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) en el que 366 investigadores trabajarán en cuatro áreas para buscar soluciones a las enfermedades que causan el 90 por ciento de las muertes en el mundo occidental, como cáncer, enfermedades cardiovasculares, terapia genética y neurociencia, en males como alzheimer, parkinson o depresiones.

Otro centro con una creciente proyección internacional es el IESE, creado en 1958. La Escuela de Negocios, con sedes en Madrid y Barcelona, extiende sus brazos por todo el mundo.

De aquel grupo de profesores pioneros -Ismael Sánchez Bella, Leandro Benavides, José Luis Murga, Jerónimo Martel, Rafael Aizpún, Remigio Abad, Ángel María García Dorronsoro y Ángel López-Amo -salió el primer rector, Ismael Sánchez Bella (entre 1950 y 1960). Después llegarían José María Albareda, científico que marcó una época en la cultura española; Francisco Ponz, Alfonso Nieto, Alejandro Llano, y el actual, José María Bastero.

La calidad humana de los alumnos, clave de la Universidad.

«Balance positivo»

Para el profesor Bastero, «el balance de estos 50 años es positivo, sobre todo si se mira la pequeñez de nuestros inicios. En este medio siglo -continúa el rector- la Universidad ha crecido a buen ritmo y ha logrado ofrecer un servicio valioso, siendo fiel a su ideario fundacional», el que inspiró San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei y primer Gran Canciller de la institución. Desde la Universidad se mira al futuro con optimismo.

«Nos estamos empeñando en enriquecer los contenidos científicos con valores ligados a la competencia profesional, como la veracidad, la honradez, la solidaridad, ignorados a veces en nuestra sociedad, pero esenciales para formar ciudadanos».

Para Alejandro Llano, antecesor de Bastero en el Rectorado, «la fuerza de una Universidad no procede de sus recursos económicos ni de sus apoyos políticos. El origen de su potencia se halla en la capacidad que sus miembros tengan de pensar con originalidad, con libertad y con energía creadora».

M. Asenjo (ABC)