Stephen, catequista de la tribu Masái

Stephen, que pertenece a la comunidad de los Masái, explica cómo difunde la fe cristiana entre los de su tribu.

Foto: Roger Smith (cc)

Cuando terminé la carrera en la Universidad de Nairobi, encontré trabajo en Narok, una población que se encuentra donde el Gran Valle del Rift cruza de Kenia a Tanzania. Es el hogar de aproximadamente 800.000 personas, la mayoría de las cuales son Masái.

Me entusiasmaba transmitir fe que yo mismo había aprendido en una residencia para estudiantes universitarios en Nairobi

Me alegré mucho de ir a Narok, pues además de lograr un empleo, me entusiasmaba poder llevar la fe que yo mismo había aprendido en la residencia para estudiantes universitarios en Nairobi, promovida por personas del Opus Dei.

Al principio, fui a la escuela secundaria y a la Universidad de Narok para ofrecer clases de catecismo a quien estuviera interesado. No fui con muchas esperanzas…

En la Universidad se presentaron más de 100 estudiantes a mi catequesis: ¡prácticamente toda la comunidad católica del campus! Ahora, estoy sacando adelante también unas sesiones con algunos líderes de entre los estudiantes para que ellos mismos puedan dar clases a grupos más pequeños.

En la escuela secundaria a la que acudí, la respuesta fue básicamente la misma: una gran hambre de saber más sobre la fe y sobre las virtudes. En este lugar, me puse de acuerdo con el catequista de la parroquia local y dividimos a los niños en dos grupos. Él daría catequesis básica a un grupo de 10 niños, y yo me encargaría de los 20 que ya sabían algo.

Varios párrocos se enteraron de mi disponibilidad y me pidieron que les ayudase

Cuando mi trabajo me obligaba a desplazarme por el campo, me pedían que acudiese a uno u otro poblado para dar catequesis, trasladándome normalmente unos 50 kilómetros. Por ejemplo, las pasadas navidades acudí a cuatro parroquias para dar cursos de una semana sobre la fe, pues varios párrocos se enteraron de mi disponibilidad y me pidieron que les ayudase.

El pasado enero me cambiaron de sede, a 800 kilómetros de Narok. Dejé todo organizado para que la catequesis pudiera continuar. Pero hace unos días me han preguntado que si estoy dispuesto a volver a Narok. ¡Por supuesto! Los Masái son mi gente y siento que tengo tanto que dar y que recibir.

Recientemente, he realizado un retiro espiritual de varios días, organizado por el Opus Dei cerca de Mombasa. El Señor me ha ayudado a comprender que se apoya en mi para llegar a mucha gente que verdaderamente le necesita.