Sacerdote en tierra, mar y aire

Por ser el Capellán de la Escuela Naval de Venezuela, el padre Juan José Sánchez Denis ha tenido que aprender a bucear, aunque antes de ser sacerdote ya se lanzaba en paracaídas. Vive en la Guaira (Venezuela) y es miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz

La principal tarea pastoral del padre Juan José consiste en ocuparse directamente de los 500 cadetes que van a ser oficiales de la Armada Venezolana. Además, por su jurisdicción, debe atender a todo el personal civil y militar de esa institución. Esto, claro está, tiene sus consecuencias prácticas.

—Por su oficio ha tenido que saltar en paracaídas e incluso aprender a bucear…

La verdad es que desde antes de ser sacerdote ya me lanzaba en paracaídas: era instructor y dirigía un club de paracaidismo; pero obviamente, por ser el Capellán de la Escuela Naval hay que saltar con la tropa para estar con ellos. Es parte del trabajo. En cambio, a bucear sí que aprendí aquí. 

El antiguo capellán de la Escuela había puesto varias imágenes submarinas con la intención de que todos los años, con ocasión de la fiesta de la Virgen del Valle o alguna otra, hubiese una Misa en un bote, se le llevaran unas flores y se diera una bendición. Obviamente, para dar la bendición tienes que ir hasta donde está la imagen… así que tuve que aprender a bucear. Me enseñaron los buzos de salvamento del guardacostas de la Armada.

—Hace poco puso otra imagen de la Virgen

Sí, hace poco pusimos otra imagen de la Virgen en el farallón de la Bahía de Pampatar. Es una piedra blanca enorme. En la cara norte, como a cincuenta metros de profundidad, pusimos la imagen. Ayudaron muchas personas, muchos pescadores. 

— Usted es miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz ¿Qué es eso?

Es una sociedad en la cual los sacerdotes que somos diocesanos; es decir, que no pertenecemos jerárquicamente de ninguna manera al Opus Dei, recibimos una asistencia según la espiritualidad del Opus Dei, dependiendo total y absolutamente del Obispo de la Diócesis que es quien nos manda y quien dirige nuestro trabajo. Es un excelente sistema para que un sacerdote pueda sobrevivir bien en este mundo y no se estrelle.

—Entiendo que hace unos días batió el record venezolano de salto colectivo en paracaídas…

"En mi caso, tener 800 saltos en paracaídas es una puerta abierta y una manera de llegar a los cadetes desde el punto de vista espiritual".

Bueno, hay que aclarar que no fui yo sólo, fuimos 32 personas. Yo sólo era uno de ellos. Pero efectivamente, he saltado con la brigada de paracaidistas muchas veces. En combate y en situación normal un capellán salta con su personal. También he saltado con el Grupo de Operaciones Especiales de la Armada. Y es que ser capellán en el mundo militar significa querer introducirse en esa vida. Precisamente por eso la Iglesia “fabricó” una cosa muy particular que son las capellanías militares. Y uno de los modos de estar con ellos es hacer lo que ellos hacen. En mi caso, tener 800 saltos en paracaídas es una puerta abierta y una manera de llegar a los cadetes desde el punto de vista espiritual. Obviamente, lo de saltar en paracaídas y bucear es un asunto colateral, no es lo fundamental, pero evidentemente ese tipo de detalles ayudan mucho a un capellán a entender a los soldados, a tener amistad con ellos, a hablar con ellos y resolver sus problemas. Es otra manera de poder llevar la doctrina de Cristo a esas personas.