Al final, se decidió

Recé al beato Álvaro para pedirle que un amigo se confesara.

Photo: Fowler Tours

Conocí a un alumno de mi misma universidad, pero de otra carrera. Era católico practicante, iba a Misa todos los domingos y daba catequesis en una parroquia.

Conocí a un alumno de mi misma universidad, pero le faltaba formación y no se confesaba

Pero me di cuenta de que, en algunos aspectos, le faltaba formación. Tenía algunas ideas sobre la Iglesia y la fe que eran erróneas. Una de las primeras veces que hablamos me dijo que él no creía en la confesión, que le parecía anticuado y que él sólo se confesaría el día de su boda porque sabía que era un requisito. Esto me lo dijo con mucha seguridad. Intenté explicarle pero no cedió ni un poco, comprobé que tenía sus ideas muy claras y con ninguna intención de cambiarlas.

Comencé a rezar una novena a don Álvaro, pensando en lo mucho que animó a hacer apostolado de la confesión mientras estaba en la tierra. Eso me daba una seguridad en que me concedería el favor. Le di a mi amigo a leer el texto de una audiencia del Papa Francisco que habla sobre la confesión.

Comencé una novena a don Álvaro pidiéndole por mi amigo

Al poco tiempo, tras un par de conversaciones, para mi sorpresa, decidió confesarse. Tomó la decisión porque vio claro que era lo que tenía que hacer, aunque no estaba entusiasmado. Mi sorpresa aumentó cuando lo vi salir con una cara muy diferente de la que tenía al entrar, estaba alegre y me lo hizo ver. Me contó también que le pidió al sacerdote si podía ir con mayor frecuencia a confesarse. Y así lo ha hecho.

J.A.O.

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