Un homenaje al “santo de la vida ordinaria”

Los monjes benedictinos del monasterio de Leyre, en Navarra, han querido celebrar al “santo de la vida ordinaria”, al que tanto quieren, con la especialidad de la casa: el canto gregoriano del Oficio Divino. Por eso, han musicalizado los Himnos propios de la festividad de San Josemaría.

Hace cuatro años, con motivo de la beatificación de don Álvaro del Portillo, quien estuvo en varias ocasiones rezando el Leyre, los monjes quisieron sumarse a la acción de gracias de toda la Iglesia por este hecho. En aquella ocasión, de la mano del vicario del Opus Dei de la Delegación de Pamplona y otros sacerdotes, organizaron unas vísperas en las que participaron un gran número de fieles. De ahí surgió la idea de prolongar esa experiencia litúrgica, musicalizando el Oficio divino de la memoria de San Josemaría.


Partituras del Oficio divino de la memoria de San Josemaría (PDF)


Un poco de historia… ¿qué es Leyre?

El monasterio benedictino de San Salvador de Leyre se encuentra situado a los pies de la Sierra de Leyre, a 52 kilómetros de Pamplona, cerca de su límite con Aragón. Pertenece al municipio de Yesa. Por él transcurre el ramal del Camino de Santiago Aragonés.

Es uno de los conjuntos monásticos más importantes de España por su relevancia histórica y arquitectónica. La historia de Navarra y la de este monasterio están íntimamente ligadas. De hecho, en Leyre descansan los primeros monarcas del reino de Navarra. Como consta en un documento de la Diputación Foral: “Leyre es la reliquia mayor de Navarra. Tal vez no existiría Navarra si no existiese Leyre. En sus viejas piedras está la razón del Reino Pirenaico, que nació precisamente en estas sierras y en estas tierras”.

El monasterio benedictino de San Salvador de Leyre se encuentra situado a los pies de la Sierra de Leyre, a 52 kilómetros de Pamplona

El tesoro de Leyre: la vida de cada uno de sus monjes

Pero, sin duda, lo más importante de Leyre no son sus majestuosas piedras, ni su bello paisaje, ni la riqueza de su arte e historia. La grandeza reside escondida en su interior: en la vida de cada uno de sus monjes.

Este monasterio benedictino del siglo IX alberga en la actualidad a una comunidad de 21 monjes cuyo día a día transcurre al compás de la regla de San Benito: “ora et labora”. El más joven (novicio todavía) tiene sólo 22 años; el mayor ha cumplido ya los 90.

Una comunidad, que bombea sangre desde el corazón a todo el Cuerpo Místico de la Iglesia. Quien les visita o se acerca a rezar junto a ellos, experimenta de una manera muy profunda la cercanía y la paz de Dios.

Este monasterio benedictino del siglo IX alberga en la actualidad a una comunidad de 21 monjes

El Oficio y la Liturgia, el centro de la vida benedictina

La vida de oración de los monjes culmina en la oración del Oficio divino y de la sagrada Liturgia. Junto con la Santa Misa, constituyen la plegaria pública y oficial de la Iglesia. Su fin es consagrar las horas al Señor, extendiendo la comunión con Cristo efectuada en el Sacrificio de la Misa.

La vida de oración de los monjes culmina en la oración del Oficio divino y de la sagrada Liturgia

El Abad del monasterio, el Padre Juan Manuel Apesteguía, explica con más detalle en esta entrevista cómo ha ido desarrollándose este homenaje tan especial.