Mons. Fernando Ocáriz señaló que “Cristo es el Rey del Universo. Nos alegramos con toda la Iglesia. Nos sentimos gobernados por Él, por su amor, por su omnipotencia. Pertenecemos a un Reino eterno, universal, de paz, que lo abarca todo. Es también un Reino de santidad, porque podemos ser santos; y un Reino de gracia, porque es Él quien nos sostiene: Él es nuestra paz. En Cristo recibimos todo el amor de Dios a través de su corazón humano”.
El Prelado invitó a considerar cómo se hace presente el Reino de Cristo: “Podemos hacer esta pregunta: ¿dónde está tu reino, Señor? ¿Cómo podemos hacer tu Reino más visible, más presente? Y Él nos responderá con las mismas palabras que dijo a Pilato: Mi reino no es de este mundo. Pero está ya presente entre nosotros, creciendo como una semilla hasta llegar a ser un árbol frondoso”.
"¿Dónde está tu reino, Señor? ¿Cómo podemos hacer tu Reino más visible, más presente?"
Los textos del Nuevo Testamento que se leen en la misa del día invitan a tener fe: “Ante la experiencia de las dificultades en nuestra vida, es necesario creer en la acción de Dios, como nos dice la segunda lectura de la misa de hoy: Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. Si somos fieles, el Reino de Dios será una realidad en toda nuestra vida”.
¿Cómo es el Reino de Cristo?, se preguntó el Prelado. “La primera lectura de hoy nos presenta al Señor como un pastor que cuida de sus ovejas. Él reina como pastor que nos alimenta continuamente con buenos pastos, a través de su Palabra y la Eucaristía. La Palabra de Dios que recibimos con fe nos llena, da sentido a toda nuestra vida y nos da fuerza para que reine sobre nosotros”.
“Agradezcamos especialmente la Eucaristía, ese grandísimo don por el que Jesús nos da su propia vida. Cristo no reina dando órdenes, sino que reina dándonos su vida de modo total en la cruz y de manera continua en la Eucaristía”.
"Queremos, Señor, no tener otra libertad que la de amarte, porque así es como seremos realmente libres".
Tomando pie de unas palabras del fundador del Opus Dei, recordó que “para que Jesús reine en ti y en mí, necesitamos gracia abundante, para que hasta la última respiración o la palabra más elemental, sea una alabanza a Cristo Rey, como decía san Josemaría. Queremos, Señor, no tener otra libertad que la de amarte, porque así es como seremos realmente libres. Podemos hacer todo con alegría si lo hacemos con la libertad del amor. ¡Te lo pedimos, Señor!”
Mons. Ocáriz concluyó su meditación haciendo referencia al Evangelio del día, en el que “se habla de un Rey que juzga y del Reino preparado desde antes de la constitución del mundo. Poseemos el Reino como fruto de la caridad, también ahora como anticipo a través de ese darnos a los demás como Él se nos da a nosotros”.