«Camino» y mi estado de WhatsApp

Anna vive en Paceco, una ciudad de Sicilia (Italia). Está casada y tiene dos hijos: en esta entrevista, cuenta cómo conoció el libro «Camino» mientras estudiaba español.

¿Cómo descubriste el libro «Camino»?

Cuando acabé los estudios en el instituto, seguí estudiando español, pues es un idioma que siempre me ha gustado. Hace dos años, un amigo que vive en Pamplona (España) me envió un ejemplar de «Camino» como regalo.

En ese momento, yo no era practicante, aunque siempre había sido respetuosa con la religión y las elecciones de los demás. Desde que comencé a leer «Camino», he reanudado la práctica de la fe. También trato de poner en práctica las enseñanzas de la Iglesia y de san Josemaría todos los días: he descubierto la misa y la oración diaria. Son verdaderos tesoros, que voy desenterrando poco a poco. En general, cultivo la dimensión espiritual de la vida, que había descuidado.

Desde que comencé a leer «Camino», he reanudado la práctica de la fe

¿Cual ha sido tu mejor descubrimiento en «Camino»?

Cuando me casé, mi esposo y yo decidimos que yo me ocuparía a tiempo completo de la casa y de los hijos que fueran llegando, ya que el trabajo de mi esposo le lleva a estar mucho tiempo fuera de casa. Supuso un gran sacrificio. Ahora mis hijos tienen ya casi veinte años, y con la distancia del tiempo comprendo que no hay sacrificio que no se pueda hacer por amor, porque el Señor nos amó en la cruz.

¿Hay algún capítulo que te haya impresionado más que otros?

El capítulo que más me llamó la atención de «Camino» es el primero: Carácter. Antes pensaba que cada uno teníamos un carácter fijo, en cambio he comprendido que es lo primero que hay que cambiar cuando quieres iniciar una nueva vida.

Anna vive en Paceco (Sicilia, Italia).
En este sentido, ¿cómo ha cambiado tu vida en lo que respecta a tu relación con otras personas?

El encuentro con san Josemaría me facilitó el encuentro con el Señor: hoy puedo decir que Dios colocó a este sacerdote santo "a mi lado" porque, en ese momento de mi vida, realmente necesitaba una guía. Al principio, la guía la formaban los 999 puntos de «Camino», mientras que ahora trato de verme regularmente con un sacerdote que puede ayudarme en mi vida espiritual.

Además, me puse a disposición del párroco, tratando de vivir el espíritu de servicio

Además, me puse a disposición del párroco, tratando de vivir el espíritu de servicio: si necesita limpiar una habitación en la parroquia, me organizo junto con otras personas; si necesita hablar con alguna familia de las que ayuda Caritas, ellos saben que pueden contar conmigo.

¿Has hablado de «Camino» a tus amigos?

Obviamente es un tesoro que no puedo conservar sólo para mí: quien me conoce sabe ya que san Josemaría me ha cambiado la vida. Entre otras cosas, intento enviar a muchas amigas el "Texto del día" de este santo que me llega a mi correo electrónico desde la web del Opus Dei. Además, me he puesto de acuerdo con una amiga mía (que también ha "descubierto" a san Josemaría gracias a un sacerdote de su parroquia), para cambiar cada día nuestro estado de WhatsApp con una frase del santo.

Es algo muy pequeño, sí, como el gesto de regalar un libro a una amiga: son detalles que pueden cambiar la vida.

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