La humildad
Jesucristo, Señor Nuestro, con mucha frecuencia nos propone en su predicación el ejemplo de su humildad: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Para que tú y yo sepamos que no hay otro camino.
Generosidad
Cuanto más generoso seas, por Dios, serás más feliz. ¡Qué gustoso resulta el sacrificio gaudium cum pace, alegría y paz, si la renuncia es completa!
La esperanza
A mí, y deseo que a vosotros os ocurra lo mismo, la seguridad de sentirme —de saberme— hijo de Dios me llena de verdadera esperanza. Estoy feliz con la certeza del Cielo que alcanzaremos, si permanecemos fieles hasta el final.
La Cruz ¿una respuesta fácil?
Cuando os hablo de dolor, no os hablo sólo de teorías. Ni me limito tampoco a recoger una experiencia de otros, al confirmaros que, si —ante la realidad del sufrimiento— sentís alguna vez que vacila vuestra alma, el remedio es mirar a Cristo.
La alegría de la Pascua
Se apareció a su Madre Santísima. —Se apareció a María de Magdala, que está loca de amor. —Y a Pedro y a los demás Apóstoles. —Y a ti y a mí, que somos sus discípulos y más locos que la Magdalena: ¡qué cosas le hemos dicho!
Como un niño que balbucea
A la vuelta de cincuenta años, estoy como un niño que balbucea: estoy comenzando, recomenzando, como en mi lucha interior de cada jornada. Y así, hasta el final de los días que me queden: siempre recomenzando.
Viernes Santo
El alma que sabe amar y entregarse así, se colma de alegría y de paz. Entonces, ¿por qué insistir en "sacrificio", como buscando consuelo, si la Cruz de Cristo —que es tu vida— te hace feliz?