Nueva semblanza del beato Josemaría en japonés

La editorial Seido acaba de publicar "Ten to chi wo Tsunagu" (Unir el cielo y la tierra), una semblanza sobre el fundador del Opus Dei escrita por Toshimi Nakai.

Toshimi Nakai, autor de 'Unir el cielo y la tierra'.

El autor, que se convirtió al catolicismo a partir de la lectura de Camino, comienza su libro con una descripción de la ceremonia de beatificación de Josemaría Escrivá, el 17 de mayo de 1992 en la Plaza de San Pedro.

Las primeras páginas relatan episodios de la vida del beato Josemaría desde su infancia hasta la fundación del Opus Dei en 1928. Para recopilar esa información, Toshimi Nakai hizo un viaje a España e Italia que le permitió conocer las ciudades en las que vivió el beato Josemaría y realizar un buen número de entrevistas.

En el capítulo "El sueño de Japón", el autor narra el comienzo de la labor apostólica del Opus Dei en el país del sol naciente. El libro incluye, como apéndice, una tabla cronológica de la vida del beato Josemaría y un cuadro informativo sobre algunas iniciativas sociales promovidas por los fieles del Opus Dei, junto con cooperadores y amigos, en distintos países.

Portada del libro.

La labor apostólica del Opus Dei comenzó en Japón en el otoño de 1958. Las páginas de "Unir el cielo y la tierra" recogen con sencillez y buen humor las alegrías y los apuros que pasaron los primeros fieles del Opus Dei que llegaron allí, sus dificultades para aprender japonés, etc. Según el autor, la lectura del libro puede hacer ver que el beato Josemaría continúa demostrando desde el Cielo el cariño por Japón y por los japoneses que siempre manifestó mientras vivió en la tierra.

A lo largo de su vida, el fundador del Opus Dei rezó y pidió oraciones frecuentemente por la expansión de la fe cristiana en aquel país. En 1974, durante un viaje de catequesis en América, decía: "Pedid mucho por Japón (...). Yo quiero mucho a ese país maravilloso de gente trabajadora, ordenada, seria, de una cabeza formidable. Tengo para el Japón todas las alabanzas, pero me da mucha pena que no conozcan la verdadera fe (...). Es un país inmenso: si no por la extensión, sí por el número de habitantes. Conviene que recéis para para que el Señor mande muchas vocaciones, y así podáis atraer a Dios a tantos, que con la fe católica harán todavía mucho más bien".