Ingresé a Taular en 2014, buscando una buena preparación académica. Sin embargo, lo que encontré fue algo mucho más profundo: una formación integral que me ayudó a crecer como persona, a desarrollar una visión cristiana del trabajo y a entender que todo lo que se hace, cuando se hace por amor a Dios, tiene un valor eterno.
Empecé a vivir cada responsabilidad con más sentido y a ver en cada tarea una oportunidad para servir
Aprendí que el trabajo bien hecho es una forma de oración, una idea inspirada en san Josemaría, que desde entonces ha guiado tanto mi vida profesional como personal. Con ese enfoque, empecé a vivir cada responsabilidad con más sentido y a ver en cada tarea una oportunidad para servir.
Una de las experiencias más formativas fueron las preceptorías. Esos espacios de acompañamiento personal me ayudaron a detenerme, reflexionar y tomar decisiones con libertad. Me permitieron reconocer mis fortalezas, trabajar en mis debilidades y orientar mi vida con fe y compromiso.

Día de la graduación de Tyzon en Taular
Gracias a la Fundación Taular, obtuve la beca “Alfonso Fortín”, que me permitió estudiar Ingeniería Industrial y de Sistemas en la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC) entre 2019 y 2024. Esa oportunidad me permitió no solo formarme técnicamente, sino descubrir mi propósito: ayudar a transformar la juventud hondureña.
En 2023 tuve la oportunidad de ser docente de Formación Humana. Esa experiencia fue significativa porque pude compartir con otros los valores que tanto marcaron mi vida. Sentí que estaba devolviendo parte de lo que una vez recibí.
A través de talleres en centros educativos, parroquias y organizaciones, buscamos acompañar y formar a otros desde la raíz
Junto a un grupo de jóvenes, un año después, lanzamos Dale Una Vuelta Honduras, una iniciativa que trabaja en la prevención de la adicción a la pornografía. A través de talleres en centros educativos, parroquias y organizaciones, buscamos acompañar y formar a otros desde la raíz: la conciencia, la voluntad, la libertad interior.
También desde hace cuatro años acompaño a jóvenes egresados como facilitador en mesas redondas, donde promovemos el liderazgo con valores. He podido ver cómo una formación bien vivida tiene un efecto multiplicador: transforma no solo a quien la recibe, sino a su familia, a su comunidad, y poco a poco, a todo un país.

Durante un taller de liderazgo
Mi paso por Taular me enseñó que formar es mucho más que enseñar. Es tocar el corazón, despertar la conciencia y animar a vivir con fe y con sentido. Hoy sigo en ese camino, con la certeza de que la verdadera educación no se queda en uno: se convierte en misión.