San Josemaría comenzó a invocar a los arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael al comenzar un retiro espiritual en el convento de los Carmelitas de Segovia, que duró desde el lunes 3 al viernes 7 de octubre de 1932. Hacía cuatro años que había fundado el Opus Dei. Escribía el Fundador el día anterior al retiro en sus Apuntes íntimos:
Día de los Santos Ángeles Custodios, vísperas de Sta. Teresita, 1932: ¡cuatro años! [...]. Mañana voy a Segovia, a ejercicios, junto a S. Juan de la Cruz. (Apuntes, 838)
“Don Josemaría –escribe Vázquez de Prada–- estaba convencido de que el Señor le trataría bien, por estar en casa de su Madre, en el Carmen. Y le vino de golpe el lejano recuerdo de Logroño, de los religiosos carmelitas descalzos sobre la nieve. Así había empezado su historia; y allí estaba, en un convento del Carmen, a solas con su Dios” (El Fundador del Opus Dei, p. 465).
Durante el cuarto día de retiro recibió luces espirituales de Dios que le ayudaron a resolver la estructuración del Opus Dei y su organización apostólica. Se sentía un instrumento inepto en las manos de Dios para llevar a cabo esa misión: un pobre borrico.