¿Qué es el Santo Rosario?

Octubre es el mes dedicado al Santo Rosario. Una oportunidad para aprender a recitarlo. En este vídeo san Josemaría responde a un joven acerca de esta oración: “El Rosario es una oración muy grata a María Santísima, a Nuestra Señora”.

El Rosario es una oración muy grata a María Santísima, a Nuestra Señora, que está enraizada en la vida de los católicos desde hace muchos siglos. A la vez, es una meditación de todos los misterios, o de muchos, de la vida del Señor y de su Madre. Por lo tanto, yo lo recomiendo con todo mi corazón.

Es la oración que pueden hacer todas las familias. No obliguéis, sin embargo, a vuestros niños pequeños a rezar el Rosario. La mamá lo coge aparte y le hace rezar tres avemarías, y basta. No les obliguéis, los mayores, a rezar el Rosario. Si quieren venir con los demás, que vengan, y si no, dejadlos estar, que ya vendrán. Tiene que ser voluntario todo.

Me gusta visitar monjas de clausura; las quiero mucho. Quiero mucho a las almas contemplativas porque, en el Opus Dei, solteros, casados, viudos, curas, somos contemplativos todos. Haciendo lo que sea, estamos pensando en Dios, ofreciéndolo a Dios, desagraviando a Dios, diciéndole palabras de cariño al Señor, contándole nuestras cosas, las de las personas queridas. Esto es contemplar.

Cuando he estado en Portugal, he ido a ver a una amiga mía, a la que quiero mucho, y que fue la que tiene la culpa de que, por ejemplo, en Portugal trabaje el Opus Dei desde hace tantos años. Veintiocho, o por ahí, no sé cuántos. Y es la única vidente que queda…

A mí no me vengáis con videncias, ¿eh? Vida ordinaria. Vida ordinaria, pero de contemplativos, quiero para vosotros.

Es Sor Lúcia, que es el femenino de Lucio. No es Lucía sino Lúcia, diríamos en castellano. Allí dicen “Lúsia”. Y daba alegría oírle hablar del Rosario. No decía nada nuevo. Procuró cargarnos el coche de propaganda para el rezo del Rosario. Yo me reía mucho, porque la quiero mucho y la trato desde hace tantos años.

Os digo esta anécdota para recordaros que Santa María, en muchos sitios, procura poner focos de amor donde se rece el Rosario. Rezadlo en vuestras casas, que también son focos de amor: amor humano noble, santo, que yo bendigo como el amor de mis padres —¡quereos, los que estáis casados!— y de amor divino, de devoción a la Virgen, que nos lleva a su Hijo.