Calle San Carlos hasta el Cristo del Olivar

Recorrido histórico de los lugares relacionados con la fundación del Opus Dei en Madrid.

Desde la calle Tres Peces, atravesando la calle del Ave María, el paseante llega hasta la calle San Carlos.

Cruza la calle de San Carlos la calle del Olivar. El paseante comienza a caminar cuesta arriba por esta calle. Su nombre proviene, según la tradición, del Cristo del Olivar, una imagen fue profanada en tiempos de Felipe II. El Rey ordenó que la Corte vistiese de luto por ese hecho, y que, además de restaurar la imagen, se hiciesen otros actos de desagravio.

En esta calle del Olivar san Josemaría atendió a varios enfermos en el verano de 1927

En esta zona estuvo la antigua judería madrileña, hasta 1492. Como señala Mariano Sánchez de Palacios, el origen de este barrios es hebreo. “La judería madrileña tenía su núcleo de población en las cercanías de la sinagoga, que se alzaba en el solar donde hoy es refugio piadoso, la iglesia de San Lorenzo. Claro está que se trataba de judíos conversos, después de las severas medidas adoptadas por los Reyes Católicos”. Asegura este autor que la expresión actual de manolas y manolos , para designar a unos tipos populares tiene origen judío. “Manolos —explica Sánchez de Palacios— porque así los judíos conversos ponían de nombre a su primer hijo, Manuel”.

Torciendo a la izquierda, el paseante deja la calle del Olivar para caminar por la calle del Calvario, que también visitó san Josemaría en su ministerio sacerdotal, lo mismo que la calle Ministriles, a donde acudía a llevar los Sacramentos a enfermos.

Escribe Vázquez de Prada:

"Las vísperas de los primeros viernes de mes iba a oír confesiones y al día siguiente llevaba la Comunión a esos enfermos. El resto de las semanas hacía un recorrido eucarístico los jueves, en un coche prestado a doña Luz Casanova; los demás días utilizaba el tranvía o iba a pie. Muchos de los enfermos vivían en lugares apartados o de difícil localización.

Pero las distancias nunca fueron problema para don Josemaría, quien, sin hacerse de rogar, se trasladaba de uno a otro de los cuatro puntos cardinales de la capital. Don Josemaría —refiere Josefina Santos— «lo mismo llevaba la Comunión a los enfermos que vivían en Tetuán de las Victorias, que en los alrededores del Paseo de Extremadura, que en Magín Calvo, o en Vallecas, Lavapiés, San Millán, o por el barrio del Lucero o la Ribera del Manzanares»

«Entonces no había la costumbre —cuenta Josefina Santos— de que de las Parroquias se llevara al Señor, a no ser en casos de gravedad, y Luz Casanova pidió permiso al Obispado y se lo concedió; por eso, Don Josemaría llevaba la Comunión a todos los enfermos que lo pedían» (Josefina Santos, AGP, RHF, T-05255, p. 2).

«Salvos casos excepcionales —refiere Margarita Alvarado—, a los enfermos les llevaba la Sagrada Comunión los jueves, en un coche que prestaban a doña Luz Casanova. Los otros días iba en tranvía, o andando, como pudiera. A veces con mal tiempo, porque lo mismo se atendía a los enfermos en invierno que en verano» (Margarita Alvarado Coghem, AGP, RHF, T-04676, p. 1)."

Desde esta calle del Calvario, sin abandonarla, el paseante puede ver el arranque de la calle Ministriles, que baja en dirección a la Plaza de Lavapiés.

Esta calle debe su nombre a que aquí residían en el siglo XVII algunos alguaciles de la Villa. En esta calle estaban los calabozos donde encerraban a los que no querían —o no podían— pagar las multas que les imponían.