Tiempo para los demás en Salta y Chaco

Más de 70 jóvenes invirtieron el tiempo de sus vacaciones en dos campamentos de trabajo social que se desarrollaron en El Bordo (Salta) y la Isla del Cerrito (Chaco), zonas muy necesitadas del interior de la Argentina

Probar un verano diferente. Repetir una experiencia ya vivida. Seguir el consejo de una amiga. Hacer algo por los demás… Estos y otros fueron los motivos que llevaron a más de 70 jóvenes a participar de los campamentos de trabajo social que ICIED (Iniciativas de Capacitación Integral para Emprendimientos de Desarrollo) organizó durante los meses de enero y febrero, con el objetivo de promover el compromiso social en jóvenes universitarias y secundarias. Este verano las propuestas fueron: la Isla del Cerrito, en la Provincia de Chaco; y El Bordo, en la Provincia de Salta.

En tiempo de cosecha

Mujeres encañando hojas de tabaco en El Bordo, Salta

El campamento en El Bordo, como otros años, se realiza durante la época de cosecha de tabaco. Es un período del año especialmente difícil para las familias, dado que la mayoría de los hombres se dirigen desde temprano al campo para cosechar las hojas que luego las mujeres se dedican a encañar.

Así, los niños permanecen la mayor parte del día solos o acompañan a sus padres al trabajo. Teniendo en cuenta esta realidad, desde el inicio de los campamentos en El Bordo, hace cinco años, una idea fundamental fue trabajar en el fortalecimiento familiar y colaborar con la erradicación del trabajo infantil. Para esto, en torno a una feria de ropa se dieron charlas sobre familia, a las madres; sobre afectividad, a las adolescentes, y se organizaron juegos para los chicos.

Las señoras asitían a las charlas con sus hijos

Según la gente del lugar, ya es parte del paisaje de esta época del año ver la plaza repleta de niños jugando, las largas colas de madres, unas esperando para entrar a la feria y otras participando en los talleres. “Ustedes no se imaginan lo que hacen cada vez que vienen”, fue el testimonio una señora del lugar. “Es para nosotras la oportunidad de hablar con alguien, de sentirse escuchada, de recibir un consejo.”

Cada uno da lo que recibe

Uno de los objetivos de los campamentos de trabajo social es dar a las universitarias la posibilidad de “devolver” a la sociedad, ya en esta etapa, parte de lo que han recibido. En el Chaco, el objetivo se cumplió con creces.

Clase de higiene bucodental en La Isla del Cerrito

Año tras año, quienes participan del campamento en la Isla del Cerrito, se encuentran con una comunidad carente, no sólo de lo material, sino de iniciativas para formarse y crecer humanamente. Gracias al contacto que se estableció con algunas docentes del lugar, se proyectó para el próximo año un curso de orientación vocacional, para ampliar las expectativas de la gente joven de la zona.

En esta oportunidad, la variedad de talleres fue amplia y permitió a las universtarias un trato muy intenso con las personas del barrio. Los temas de los talleres fueron: embarazo, lactancia y nutrición en los primeros años de vida, valores nutricionales e higiene bucodental. Como otros años, los talleres se transmieron también por la radio local.

“Yo quiero ser como ellas”

“Escuchando historias cargadas de sufrimiento, era uno nuestro objetivo: presentarles una visión trascendente de la vida que los ayude a superar y cambiar en la medida de sus posibilidades, todo lo que fuera contra su dignidad de hijos de Dios”, escribió una de las asistentes al campamento en Salta.

Las charlas para madres y adolescentes se transmitieron también por la radio local

Con esta meta diaria, no es de sorprender que si al principio “éramos nosotras quienes los visitábamos ofreciéndoles la posibilidad de estar cerca de Dios a través de los Sacramentos, después fueran ellos quienes nos buscaran pidiéndonos que volvamos el año que viene,” escribió otra de las chicas.

Sorprendió la reacción de una niña que, al pasar frente a la Parroquia de El Bordo, y ver a algunas del campamento a la salida de Misa conversando animadamente con la gente del lugar, le dijo a su madre: “Yo quiero ser como ellas”, y pidió ser bautizada.

“Me llevo mucho de este campamento”, escribió una de las asistentes al Chaco. “La alegría de transmitir a Dios y disfrutar de esa sencillez que nos contagiaba la gente del lugar y nos hacía pensar que lo poco era todo”.