El Papa pide un aplauso para la beata Guadalupe

El Papa Francisco pidió este domingo desde Roma un aplauso para la nueva beata Guadalupe, durante el rezo del Regina Coeli. Mientras, en la misa de acción de gracias celebrada en Madrid, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, recordó que cada santo es “una hazaña de Dios”.

Álbum de fotos (Flickr)


El Papa Francisco quiso sumarse este domingo a la alegría por la llegada a los altares de la química madrileña Guadalupe Ortiz de Landázuri, y durante el rezo del Regina Coeli en la plaza de San Pedro del Vaticano recordó que fue una mujer, “fiel laica del Opus Dei, que sirvió con alegría a sus hermanos y hermanas mediante la enseñanza y el anuncio del Evangelio”.

“Su testimonio es un ejemplo para las mujeres cristianas comprometidas en actividades sociales y en la investigación científica. ¡Demos un aplauso a la nueva beata!”, concluyó el Santo Padre.

El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, que presidió este domingo en el Palacio de Vistalegre de Madrid una misa de acción de gracias ante 12.000 personas con motivo de la beatificación, animó a los presentes a abrirse “más plenamente a las hazañas que Dios quiere realizar a través de cada uno”.

En su homilía (puede leerla y escucharla aquí), se refirió a una de las cartas escritas por Guadalupe Ortiz de Landázuri a San Josemaría desde México en 1954, en la que la nueva beata abría su corazón al fundador del Opus Dei y le mostraba sus deseos de ser santa.

Quiero ser santa es el desafío que aceptó Guadalupe para su vida y que la llenó de felicidad”, subrayó el prelado, que recordó que, para conseguirlo, no tuvo que hacer cosas extraordinarias. “A los ojos de las personas que le rodeaban era una persona común: preocupada por su familia, yendo de aquí para allá, terminando una tarea para empezar otra, tratando de corregir poco a poco sus defectos”, consideró.

“Cada santo es una hazaña de Dios; una manera de hacerse presente en nuestro mundo; es “el rostro más bello de la Iglesia”. La beatificación de Guadalupe -primer fiel laico del Opus Dei propuesto por la Iglesia como modelo de santidad-, recuerda a todos los fieles cristianos la llamada de Dios a ser santos, como predicó San Josemaría desde 1928 y recogió el Concilio Vaticano II.

Escribir la verdadera historia del mundo

Guadalupe recorrió el mundo para hacer realidad esa misión, desde Madrid a Bilbao, México, Roma… Y como sucedió con los primeros apóstoles, hizo frente a dificultades y trabajos, incluida una enfermedad del corazón que le restaba fuerzas y que acabó por provocar su muerte en 1975.

“Nosotros también tendremos dificultades en nuestro camino: momentos de cansancio, dolores físicos, incomprensiones... Entonces es el momento de recordar la actitud de los santos: encontrar, en nuestra relación con Jesús, la manera de dar ánimo, confortar y llenar de bien el lugar en el que nos encontremos”.

En ese sentido, el prelado animó a los presentes a dejar que el Señor les transformase para seguir “escribiendo la verdadera historia de nuestro mundo”, la historia de los santos.

Antes de la ceremonia, una sobrina de la nueva beata llamada como ella, Guadalupe Ortiz de Landázuri, dio las gracias en nombre de la familia.

“Estamos emocionados y muy agradecidos: cuánta gente tiene devoción a nuestra queridísima tía”, dijo emocionada mirando al auditorio. La sobrina de Guadalupe recordó que para la familia “la tía Guadalupe” fue siempre excepcional, y dio las gracias al Santo Padre, a San Josemaría, al cardenal Angelo Becciu y al prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz.

«Ella ha intercedido por mí»

Entre quienes se acercaron a participar en la celebración para dar gracias por la beatificación estuvo un grupo de africanas llegadas desde Kenia, y abanderado por Linda, la directora de Kibondeni, un colegio de formación profesional. “Queremos dar gracias a Guadalupe por haber vivido así y a los que han organizado el evento, y a todas las personas de Kenia que nos han ayudado económicamente para poder viajar a Madrid”, dijo.

Patricia, de Alicante, madre de dos niños pequeños, acudió también a dar gracias por un motivo muy especial: su curación –casi completa- de un tumor cerebral que le diagnosticaron hace un año. “Me dieron mucha medicación; de todo. Y llegué a estar inmóvil, en silla de ruedas. Pero desde que conozco a Guadalupe mi vida ha cambiado. Me dieron su estampa y me pareció muy guapa. Me metí en internet y conocí su historia y me cayó bien”, relató.

“Empecé a rezar su estampa varias veces al día. En dos meses me dijeron que el tumor se había reducido un 40%, y en otros dos meses que estaba inactivo”, recordó. El médico no se lo creía, e incluso le llegó a decir que era algo milagroso. “Ella ha intercedido por mí. Por eso he venido a dar las gracias y a pedir para que mi curación sea completa”, añadió Patricia.