Descarga en PDF Aportaciones de la Laudato si´en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Agradecemos a la autora y al Consejo de Dirección de la revista Scripta Theológica el permiso para reproducirlo)
Recursos para la semana Laudato si' (16-24 de mayo)
Sumario
I. Transformar nuestro mundo: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible
II . ¿Qué aporta la Laudato si´ en el contexto de los compromisos por el desarrollo sostenible?
1. El planeta como la casa común
2. Ecología integral
3. Diálogo interreligioso
4. Conversión ecológica
III. A modo de conclusión
Bibliografia
El Papa Francisco se ha involucrado en acuerdos internacionales sobre Desarrollo Sostenible que se han realizado en 2015 y como precedente ha publicado la encíclica social Laudato si´.
La encíclica aporta la visión del planeta como la casa común, un enfoque integral de la ecología o sostenibilidad, una invitación al diálogo interreligioso en materia de sostenibilidad y una llamada a la conversión ecológica.
Cuando el Papa invita a esta transformación, está invitando a un cambio de visión y de conducta. En definitiva, a un cambio de paradigma. Salir de una visión miope y reduccionista, que no es capaz de analizar las consecuencias de las propias acciones y pasar a una visión global y planetaria que se refleja en una conducta de respeto, cooperación, austeridad y cuidado.
I. Transformar nuestro mundo: la agenda 2030 para el desarrollo sostenible
En el año 2015 ha habido documentos y acuerdos históricos en políticas de Desarrollo Sostenible, que son señales de esperanza para la sostenibilidad, la justicia y la paz. A finales de septiembre de 2015 (días 25-27) Naciones Unidas ha aprobado en Nueva York la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible[1], en los que se definen los objetivos de Desarrollo Sostenible y el 11 de diciembre también a través de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (COP 21)[2]se firmó, el primer acuerdo internacional para mitigar el cambio climático después de veinte años de negociaciones.
Previamente, el Papa Francisco publicó la encíclica social Laudato si´[3], en el que muestra las interconexiones entre la degradación medioambiental y agotamiento de recursos naturales, con problemas sociales como el aumento de pobreza y la exclusión y propone buscar soluciones integrales en donde se consideren las interacciones entre los sistemas naturales y los sistemas sociales (Laudato si´, 139)[4]. Además el Papa Francisco ha tenido varios encuentros con políticos para hablar exclusivamente del imperativo ético de tener un comportamiento sostenible y ha alentado a que se firmen compromisos buscando el bien común y no los propios intereses individuales. Estos han sido: con los Alcaldes de las ciudades más importantes del mundo:"Esclavitud moderna y cambio climático, el compromiso de las grandes ciudades"[5] el 21 de julio de 2015; con los Ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea: “Hay que saldar la deuda ecológica”[6]el 16 de septiembre de 2015; además de los discursos pronunciados en las sedes de Naciones Unidas de Nueva York[7] y Nairobi.
En la visita a la oficina de las Naciones Unidas de Nairobi del 26/11/2016, previo a la COP 21, afirmaba:
“El Acuerdo de París puede dar una señal clara en esta dirección, siempre que, como ya tuve ocasión de decir ante la Asamblea General de la ONU, evitemos «toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas» (ibíd.). Por eso, espero que la COP21 lleve a concluir un acuerdo global y «transformador» basado en los principios de solidaridad, justicia, equidad y participación, y orientando a la consecución de tres objetivos, a la vez complejos pero interdependientes: el alivio del impacto del cambio climático, la lucha contra la pobreza y el respeto de la dignidad humana”[8].
El concepto de desarrollo sostenible publicado en el Informe Brundtland (1987) supuso un cambio de óptica en la visión del desarrollo humano. Propone: “un desarrollo que satisfaga las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de abastecer las necesidades de las generaciones futuras”[9]y lo presenta como solución a la situación insostenible: no podemos seguir consumiendo de forma ilimitada en un planeta con recursos limitados. Este concepto de desarrollo integral, lleva implícito el valor de la solidaridad y ha sido bastante asumido por la ciudadanía en general, aunque no siempre comprendido en profundidad.
A partir del concepto de desarrollo sostenible definido en el Informe Brundtland, se abrió el camino para hacer compatible el progreso y desarrollo humano, con la conservación de los recursos naturales. Puede haber desarrollo económico y tecnológico, pero este ha de ser sostenible, que significa que el desarrollo sea posible para todas las personas del planeta, actuales y futuras. No es desarrollo sostenible, el desarrollo que supone el enriquecimiento de unos a costa de empobrecer a otros. Este concepto ha permitido establecer alianzas entre economía y ecología[10] y empezar a analizar la realidad global de forma holística.
En las cumbres de Naciones Unidas, en las que se han aprobado y firmado declaraciones sobre desarrollo sostenible, en las últimas décadas[11], se reconoce de forma cada vez más explícita las dimensiones social, medioambiental y económica del desarrollo sostenible y las interconexiones que hay entre ellas. En la última cumbre celebrada en Nueva York en septiembre de 2015 y en la que participó el Papa Francisco: Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se señala en el preámbulo de la declaración: “Los Objetivos y las metas son de carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental”[12].
Estas declaraciones internacionales son un referente para los gobiernos y para los ciudadanos de a pie, pero lo realmente importante debe ser, como ha recordado el Papa Francisco en Nueva York, que no se queden en una declaración de buenos principios que sirven para tranquilizar la conciencia y pensar que ya se está haciendo algo, sino que la contribución al desarrollo sostenible debe implicar un cambio en la visión del planeta, que moralmente se traduce en un cambio de actitudes y conducta.
II. ¿Qué aporta la Laudato si´ en el contexto de los compromisos por el desarrollo sostenible?
Con fecha de 24/05/2015 el Papa Francisco ha hecho pública su segunda encíclica que lleva por título Laudato si’. Sobre el cuidado de la casa común y cualquiera puede pensar que el Papa es realmente pionero y controvertido al vincular los problemas ecológicos con la pobreza. En lo que lleva de pontificado, ha denunciado situaciones de injusticia, despierta la anestesiada conciencia europea que cierra sus fronteras a inmigrantes que huyen del terror y la muerte y ahora, como si fuera algo novedoso para la máxima representación del magisterio católico, habla de por qué hay que tener un comportamiento sostenible. La realidad es que ni es nuevo que los papas hablen de conciencia ecológica, ya que sus predecesores lo habían hecho, ni la situación de insostenibilidad está desconectada de las grandes alarmas sociales como el hambre, la extrema pobreza, la explotación de personas o el terrorismo.
El Papa a través de su carta encíclica, escrita en castellano con el estilo directo y sencillo que le caracteriza, se dirige a todos los hombres y mujeres, y no sólo a los católicos, y nos invita a reflexionar “sobre el cuidado de la casa común”, nuestro planeta Tierra y todos sus habitantes.
Nuestra casa común, el planeta tierra en donde habitamos toda la familia humana “gime y siente dolores de parto” (Rm, 8,22). El antiguo paraíso, se ha transformado en un lugar inhóspito para millones de personas que deben desplazarse, no sólo por el conflicto bélico, sino también por el cambio climático y el agotamiento o el deterioro de los recursos naturales básicos como el agua o el alimento[13].
La encíclica Laudato si’ en pocos meses ha tenido una repercusión internacional y sus aportaciones han sido valoradas positivamente por personas relevantes de ámbitos muy variados. El propio Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-moon reconoció la contribución de la LS en su llamamiento a frenar el cambio climático: “El Papa Francisco y yo estamos de acuerdo en que el cambio climático es una cuestión moral que requiere acciones urgentes y globales. Es una cuestión de justicia social, derechos humanos y ética fundamental”[14]. Se modificaron las fechas de la Cumbre de Naciones Unidas en Nueva York: Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, para que el Papa Francisco pudiera asistir aprovechando el viaje a los Estados Unidos en septiembre de 2015. El director de Greenpeace internacional Kumi Naidoo alabó su publicación[15] y encomió su lectura a los políticos antes de la COP 21. La activista antiglobalización Naomi Klein, elogió la Laudato si´ y aceptó la invitación de ir al Vaticano a pronunciar una conferencia, porque era una oportunidad de poder agradecerle al Papa personalmente su publicación. Klein afirmó que esta encíclica está dirigida a todas las personas: “no sólo a los católicos sino a todas las personas del planeta. Puedo decir, como feminista judía no practicante, que ciertamente ha hablado para mí”[16].
En otros ámbitos como en seminarios organizados por algunas religiones como a islámica para firmar un compromiso de cambio climático previo a la COP 21, aparece la Laudato sí como documento de referencia. También aparece en foros académicos o en jornadas de reflexión sobre cuestiones socioambientales[17].
La encíclica Laudato si’, parece que no ha dejado a nadie indiferente, pero en el contexto de los dos importantes compromisos vinculados con el desarrollo sostenible que se han firmado en 2015: Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la COP 21, las aportaciones más significativas seguramente han sido: 1) hablar del planeta como la casa común y vincularlo con la responsabilidad de cuidarlo; 2) relacionar de forma clara las tres dimensiones del desarrollo sostenible: social, ambiental o ecológica y económica, y mostrando la interconexión entre la degradación ambiental y la pobreza a través del concepto de ecología integral; 3) exponer como la promoción del desarrollo sostenible, que incluye las acciones para mitigar el cambio climático puede ser una ocasión de encuentro y de diálogo interreligioso y por último, pero no por ello menos importante 4) apelar a las conciencias y proponer como ya habían hecho sus predecesores: Juan Pablo II y Benedicto XVI, una “conversión ecológica”. El propósito de esta breve exposición es mostrar, en qué han consistido estas aportaciones.
1. El planeta como la casa común
Los grandes abusos como la desaparición de ecosistemas[18] o las graves consecuencias del cambio climático, ya nos están pasando factura y lentamente gobiernos de muchas naciones empiezan a tomar medidas para cambiar. Con frecuencia, las medidas que se toman, para frenar la degradación ambiental proceden de una visión interesada: evitar la contaminación o el deterioro de los recursos naturales (agua, aire y suelo) porque en definitiva afecta a la salud humana. El papa Francisco sugiere que el fundamento de la conducta sostenible surja de contemplar el planeta como creación y “casa común” de la gran familia humana, viviendo una “sublime fraternidad con todo lo creado” (LS, 221). Este cambio de visión supone reconocer el planeta como casa y don de Dios, depositado a la confianza humana. Por tanto, el mundo material es una realidad buena que debemos cuidar con responsabilidad y “cada criatura refleja algo de Dios y tiene un mensaje que enseñarnos” (LS, 221).
Analizando el deterioro ambiental se percibe que provoca una crisis compleja y global porque afecta a todo el planeta, con múltiples factores o crisis relacionadas entre sí. Se habla por una parte de una crisis energética por el agotamiento de los recursos fósiles que provoca también situaciones de conflicto bélico; de una crisis climática, relacionada con la anterior, generada por la cantidad de emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, que provoca un aumento de la temperatura a escala global y de una crisis alimentaria, relacionada también con las anteriores.
Parece que tras una década de investigación, hay consenso científico en afirmar que estamos ante una nueva era denominada: Antropoceno, caracterizada por problemas de degradación medioambiental de escala planetaria y de origen humano[19]. Se habla de un cambio global. Los problemas de contaminación atraviesan fronteras y la mayoría de las veces provocan problemas sociales.
Francisco en la Encíclica analiza la gravedad de los problemas socioambientales, pero lo hace desde esta perspectiva que apela a la conciencia de lo propio “la casa común” y que por tanto nos interpela de forma personal. En lugar de hablar de la Tierra o del planeta, el Papa Francisco hace referencia a “la casa común” (LS 13, 17-19, 53, 61, 155, 164, 232 y 243) como del espacio que hemos de cuidar y del que formamos parte. El planeta Tierra, con todos los sistemas que lo componen: geosfera, atmosfera, hidrosfera y biosfera, no es un escenario, ni un entorno (algo que nos rodea), sino nuestra propia casa de la cual formamos parte y con la que estamos interpenetrados (LS, 139). “Desde mediados del siglo pasado, y superando muchas dificultades, se ha ido afirmando la tendencia a concebir el planeta como patria y la humanidad como pueblo que habita una casa de todos” (LS, 164). Este sentir ya aparece recogido en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 en la que en el preámbulo sostiene: “Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar”[20]. La Declaración interreligiosa de Cambio climático de 2015, apela a que todos debemos de “Ser responsables de la Tierra, nuestra casa común, en nuestras vidas como individuos y en nuestras comunidades.”[21], empleando la expresión “casa común” de la Laudato si’.
En el discurso a los Alcaldes el papa Francisco enfatizaba, como la persona forma parte de la creación, y el ambiente natural, no es algo ajeno o externo como si fuera un escenario de actuaciones:
“Es decir, cuidar el ambiente significa una actitud de ecología humana. O sea, no podemos decir: la persona está aquí y el Creato, el ambiente, está allí. La ecología es total, es humana. Eso es lo que quise expresar en la Encíclica “Laudato Si”: que no se puede separar al hombre del resto, hay una relación de incidencia mutua, sea del ambiente sobre la persona, sea de la persona en el modo como trata el ambiente; y también, el efecto de rebote contra el hombre cuando el ambiente es maltratado”[22].
Una dificultad que impide la conversión ecológica o el comportamiento sostenible, es distanciarse de la naturaleza, como si el ser humano no fuera parte de ella. En el fondo esta visión “angelical” encierra cierto maniqueísmo, como si la materia no fuera una realidad buena o un cierto miedo a caer en un biocentrismo, como si la persona humana tuviera el mismo valor que cualquier ser vivo. El respeto a la creación, a cada ser humano y a toda la naturaleza, se traduce en una fraternidad universal y en el cuidado y construcción de la casa común[23].
2. Ecología integral
El Papa muestra como los problemas medioambientales y el calentamiento global, afectan y afectarán más, a los más pobres y vulnerables. Los problemas ambientales provocan problemas sociales. El Papa Francisco sugiere dejar la visión de canuto que parcela la realidad y propone contemplar el planeta de forma global, advirtiendo las múltiples interdependencias que existen entre las personas entre sí y con los sistemas naturales, con la convicción de que en el mundo todo está conectado. A través de la propia encíclica quiere mostrar como todas las cuestiones que aborda están interconectadas (LS, 16). Cuando habla de ecología, no se refiere a la ciencia que estudia los ecosistemas, o de forma más rudimentaria al consumo de productos ecológicos, sino que emplea la expresión ecología integral, refiriéndose a un desarrollo humano que integra simultáneamente los aspectos sociales, medioambientales y económicos de la sostenibilidad y que tiene repercusiones en la vida cotidiana y en la cultura.
“Dado que todo está íntimamente relacionado, y que los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial, propongo que nos detengamos ahora a pensar en los distintos aspectos de una ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales.” (LS, 137)
Los problemas medioambientales no son problemas aislados y acotados, sino interconectados con problemas sociales y económicos y así lo muestra tanto la Encíclica, como los informes de Naciones Unidas en Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible o la declaración de la COP 2015[24]. En el discurso pronunciado en la Oficina de Naciones Unidas de Nairobi, el Papa Francisco mostraba las interrelaciones entre las diferentes dimensiones de la sostenibilidad a propósito del cambio climático:
“«El clima es un bien común, de todos y para todos; […] el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad» (LS, 23-25) cuya respuesta «debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados» (LS, 93). Ya que «el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, va acompañado por un imparable proceso de exclusión» (Discurso a la ONU, 25 septiembre 2015)”[25].
La asimilación del concepto de sostenibilidad avanza con dificultad. No siempre son visibles los síntomas de degradación de los ecosistemas, ni son cercanos a las personas que están provocando esa degradación. Tampoco son visibles los impactos de nuestras decisiones y acciones cotidianas (personales, profesionales o políticas) en el medio ambiente, por ejemplo, cómo contribuyen a aumentar o mitigar el cambio climático o en otras poblaciones humanas.
En un mundo globalizado, consumimos productos como ropa o electrodomésticos, desconociendo cómo se han fabricado y qué consecuencias ha tenido la extracción de la materia prima. Y puede que el único criterio para su compra y uso, sea la relación entre el precio y las prestaciones que ofrece, sin consideran por ejemplo que el uso de minerales como el coltán que forma parte de los teléfonos móviles, ha supuesto en la mayoría de los casos explotación de personas.
Los graves problemas que padece la humanidad, como el cambio climático, nos hacen constatar que un mismo problema depende de muchas variables y que el resultado final no es equivalente a la suma de cada uno de sus componentes “fraccionados”. Los sistemas naturales poseen múltiples interrelaciones e interdependencias, constituyendo una realidad sistémica integrada, mucho más rica que la suma de las partes.
“Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.” (LS, 139)
Ante una crisis ecológica, económica y social, las soluciones no pueden proceder de planteamientos reduccionistas o parciales atendiendo sólo a criterios de carácter científico o técnico. Las vías de solución han de ser capaces de armonizar simultáneamente la ecología natural, la ecología humana y la ecología social alcanzando una ecología integral. No puede haber progreso económico a costa de un agotamiento y deterioro de los sistemas naturales porque antes o después esto pasa factura al propio progreso humano, ni se puede considerar desarrollo humano el cambio que se produce en las sociedades, cuando unos mejoran a costa de perjudicar a otros.
Para potenciar una ecología integral, que potencie y contemple simultáneamente las diferentes dimensiones de la sostenibilidad, se requiere una visión global, comprender y por tanto hacer visibles las conexiones entre aspectos ecológicos, económicos y sociales.
3. Diálogo interreligioso
Para influir en la COP 21 y conseguir el objetivo de reducir al máximo el consumo de energías fósiles hasta alcanzar anularlo, representantes de diferentes religiones entregaron a la Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Christiana Figueres la Declaración Conjunta sobre Cambio Climático. Esta declaración conjunta está firmada por 154 líderes religiosos, de diferentes creencias y fue entregada el 21 de octubre de 2015 en la ONU. Los valores que proclaman como la "justicia climática", se fundamentan en las creencias de las diferentes religiones y han sido capaces de encontrar convergencias para que la responsabilidad ecológica se traduzca en acciones concretas para un futuro más sostenible[26].
En el texto de la Declaración Conjunta de las religiones sobre Cambio Climático, comienza recordando que todas las religiones del mundo se basan en los principios de reverencia a la vida y a la creación. Debido a que la causa del cambio climático se debe al comportamiento humano, hay por tanto una responsabilidad ética de la que depende el futuro de la humanidad. Finaliza con un compromiso por el cambio en la conducta hacia comportamientos más sostenibles:
“Nos comprometemos a actuar, cambiar nuestros hábitos, elecciones, y la manera de ver el mundo – a aprender y enseñar a nuestras familias, amigos, y fe – a conservar los recursos limitados de nuestra casa común, el planeta Tierra, y a conservar las condiciones climáticas de las cuales depende la vida”[27].
Además de esta Declaración Interreligiosa, algunas religiones como la católica, budista o islámica, han hecho sus propias declaraciones por separado y todas ellas precedidas por foros de estudio y conferencias[28].
El Papa Francisco, en la Laudato si´, sostiene –como ya lo había hecho Juan Pablo II[29] que el cuidado de la naturaleza y de las personas, puede ser un punto de encuentro para el diálogo interreligioso:
“La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes, y esto debería provocar a las religiones a entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad.” (LS, 201).
Así mismo alienta a profundizar en las propias creencias religiosas, para extraer sin miedo, principios éticos que inspiren el cuidado del planeta y cuidarlo como casa común de la gran familia humana.
4. Conversión ecológica
El Papa analiza la causa de la actual crisis ecológica y muestra que es de tipo antropológico (Capítulo III, LS). El ser humano se ha erigido como propietario del planeta (LS, 106), usando y abusando de los recursos, sin considerar o sin importarle las consecuencias de su comportamiento dominador. La solución para salir de la crisis, supone una conversión ecológica, un cambio de visión y de conducta. En definitiva, a un cambio de paradigma. Salir de una visión miope y reduccionista, que no es capaz de analizar las consecuencias de las propias acciones y pasar a una visión global y planetaria.
“… los conocimientos fragmentarios y aislados pueden convertirse en una forma de ignorancia si se resisten a integrarse en una visión más amplia de la realidad.” (LS, 138)
El Papa Francisco en Laudato sí, invita a un cambio de visión del planeta y de sus habitantes y pasar de ver la realidad que nos rodea como una oportunidad de uso y abuso, según los límites del poder tecnológico o económico, al cuidado. El pasar de ser consumidores del planeta a ser cooperadores de la creación, no es fácil y requiere una conversión ecológica, que es fruto de ver la realidad de otra manera, más global y más interdependiente y adquirir un nuevo estilo de vida, más sostenible.
“Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos aunque nadie los vea o los reconozca.” (LS, 220)
En definitiva esta nueva visión y este comportamiento, es un cambio de paradigma y esto supone una “conversión ecológica”. En la LS el papa Francisco emplea esta expresión en todo un apartado del último capítulo (LS, 216-221) pero anteriormente ya lo habían empleado sus predecesores san Juan Pablo II[30] y Benedicto XVI[31].
El Papa Francisco, recogiendo la expresión empleada por Juan Pablo II y Benedicto XVI, propone a toda la humanidad -pero especialmente se dirige a los católicos- que nos transformemos, que dejemos de tener un comportamiento individualista y consumista y pasemos a ser solidarios y austeros lo cual supone una verdadera conversión, una conversión ecológica. Al inicio de la carta encíclica Laudato si´ expone su llamada como un desafío urgente para proteger nuestra casa común en la que nadie, esté excluido. La solución a los problemas ambientales (cambio climático, disminución de la biodiversidad y agotamiento de recursos) y a los problemas sociales (pobreza, exclusión de personas que no producen económicamente y explotación de personas) no procede únicamente de conocimientos científicos o medios técnicos, sino que deben ser soluciones éticas. Pero, ¿cuáles son los condicionamientos mentales y sociales que impiden proteger la casa común y considerar a toda la humanidad como parte de la misma familia humana y por tanto con la misma dignidad? El Papa sale al paso de cuáles pueden ser estas dificultades que impiden la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral:
“Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva.” (LS, 14)
Muchas personas desconocen la gravedad de los problemas, o nos saben las consecuencias que pueden tener. Por ejemplo desconocen qué relación hay entre la disminución de la biodiversidad o el calentamiento global, con el aumento de pobreza y enfermedades. Otros califican de “alarmistas” o “politizados” los datos que oyen y no se detienen a estudiar cuál es su fundamento científico. Otros no son capaces de renunciar a su ritmo de consumo o estilo de vida, sin plantearse de dónde proceden y a dónde van los objetos de uso cotidiano: alimentos, vestido, combustibles, mobiliario, electrodomésticos o dispositivos digitales.
La alternativa para que haya desarrollo humano, sin un abuso de los recursos naturales ni de las personas, o en el extremo opuesto, considerar la naturaleza como una realidad intocable, es aliarse con el medio ambiente; ser cooperadores o colaboradores de la creación. La alternativa ética consiste en considerar el planeta como la casa común, de la que todos formamos parte[32]. Pero para este cambio de paradigma, se requiere un cambio de visión y un cambio en los estilos de vida. A este respecto comenta el Papa:
“Al mismo tiempo, si se quiere conseguir cambios profundos, hay que tener presente que los paradigmas de pensamiento realmente influyen en los comportamientos. La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza. De otro modo, seguirá avanzando el paradigma consumista que se transmite por los medios de comunicación y a través de los eficaces engranajes del mercado.” (LS, 215)
Para poder difundir este nuevo paradigma que supone un estilo de vida de austeridad responsable para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente (Cfr LS, 214), el Papa invita a específicamente a los cristianos a trabajar las motivaciones que surgen de la espiritualidad “para alimentar una pasión por el cuidado del mundo” (LS, 216).
En el discurso del Papa Francisco, pronunciado en Nairobi pocos días antes de la cumbre de Cambio Climático de Paris, COP 21, Francisco expresa el deseo de llegar a un acuerdo global “transformador” y para ello propone cuatro principios (solidaridad, justicia, equidad y participación) y tres objetivos interdependientes[33]: “el alivio del impacto del cambio climático, la lucha contra la pobreza y el respeto de la dignidad humana”[34].
Estos tres grandes objetivos no dependen sólo de las decisiones políticas, sino que todos podemos contribuir en mayor o menor medida. Una barrera a la conversión ecológica es pensar que las propias acciones no repercuten en los demás. El Papa Francisco invita a desarrollar hábitos de cuidar el planeta como un ejercicio que nos lleve a autotrascendernos, saliendo de nuestra propia “burbuja”, para darse a los demás.
“La actitud básica de autotrascenderse, rompiendo la conciencia aislada y la autorreferencialidad, es la raíz que hace posible todo cuidado de los demás y del medio ambiente, y que hace brotar la reacción moral de considerar el impacto que provoca cada acción y cada decisión personal fuera de uno mismo. Cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad.” (LS, 208)
La conversión ecológica supone contemplar el planeta con nuevos ojos, con una nueva mirada más agradecida y más humilde que nos lleve a sentirnos más interdependientes. Esta mirada no es infantil, sino profunda y madura porque advierte la realidad de forma global con sus múltiples interconexiones y conduce a un comportamiento más cuidadoso, más austero y más solidario.
III. A modo de conclusión
El Papa Francisco se ha involucrado en acuerdos internacionales sobre Desarrollo Sostenible que se han realizado en 2015 y lo sigue haciendo a través de discursos y twitters. Como precedente a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha publicado la encíclica social Laudato si´ y su contenido aún en continuidad con las enseñanzas sociales de la Iglesia en ética ambiental y en la promoción de un desarrollo humano integral, presentan a mi juicio, aportaciones novedosas en la forma de exponerlo. La encíclica Laudato si’ ha tenido un eco y un reconocimiento internacional y es difícil cuantificar en qué medida ha influido en los compromisos y declaraciones sobre desarrollo sostenible que han tenido lugar durante el 2015. Según los puntos anteriormente expuestos, en la Laudato si’ enmarca la responsabilidad ética del desarrollo sostenible bajo la perspectiva de cuidar de la casa común. El Papa muestra de forma clara las interconexiones entre los aspectos ambientales, sociales y económicos de la sostenibilidad y aporta el concepto de ecología o sostenibilidad integral. Este aspecto de presentar una visión integral de la sostenibilidad, no es nuevo en los documentos de Naciones Unidas, pero si lo es en las enseñanzas sociales de la Iglesia. Aunque en anteriores documentos estaba implícito, no se había explicitado. En cuanto a la tercera aportación de aprovechar la promoción del desarrollo sostenible como una ocasión de encuentro y diálogo interreligioso, desde hace años se han firmado declaraciones religiosas o interreligiosas de conservación de la naturaleza o de frenar el cambio climático, pero este año con motivo de la COP 21 han tenido un mayor alcance. La conversión ecológica a la que invita el Papa Francisco, está precedida por la que ya habían hecho san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Seguramente en la Laudato si’ hay una llamada particular a los cristianos que creen que no pueden hacer nada para resolver los problemas ambientales o que se burlan de ellos y no se deciden a cambiar de hábitos, mostrándoles que cuidar de la creación y de las personas, es parte esencial de una existencia cristiana virtuosa (LS, 217).
Bibliografia
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Naciones Unidas La ONU elogia la encíclica del Papa Francisco sobre el cambio climático 18/06/2015 https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/06/la-onu-elogia-la-enciclica-del-papa-francisco-sobre-el-cambio-climatico/ (consulta 19/04/2016)
Perfil.com internacional. El Vaticano invitó a Naomi Klein a hablar sobre el cambio climático. La activista antiglobalización expuso en un seminario y elogió la encíclica Laudato si. Descontento de sectores conservadores. https://www.perfil.com/internacional/El-Vaticano-invito-a-Naomi-Klein-a-hablar-sobre-el-cambio-climatico-20150704-0017.html (consulta 24/03/2016)
Reid, W. V., Mooney, H. A., Cropper, A., Capistrano, D., Carpenter, S. R., Chopra, K., & Kasperson, R. (2005). Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. Informe de Síntesis. Washington, US, RRF. Descargable en: https://www.unep.org/maweb/es/Synthesis.aspx
[1] Naciones Unidas. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. 2015.
[2]Naciones Unidas. Convención Marco sobre el Cambio Climático. 2015
[3]Francisco, Carta encíclica Laudato si’. Sobre el cuidado de la casa común. 2015
[4]Para las citas o referencias de la Laudato si, se emplearán las iniciales LS.
[5]Francisco, Intervención del Santo Padre Francisco en Encuentro sobre "esclavitud moderna y cambio climático, el compromiso de las grandes ciudades" 21 de julio de 2015.
[6] Francisco, El Papa a los ministros de Medio Ambiente de la UE: Hay que saldar la deuda ecológica. 16 de septiembre de 2015.
[7]Francisco, Visita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Discurso del Santo Padre. Nueva York, 25-09-2015.
[8]Francisco, Discurso en la Oficina de Naciones Unidas de Nairobi, 26-11-2015.
[9] COMISIÓN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO. Nuestro Futuro Común. Madrid: Alianza, 1988, p. 67.
[10]En las últimas décadas han aparecido como la economía ecológica que busca equivalencias entre la ecología (servicios que prestan los ecosistemas o la degradación ambiental) y la economía, trasformando en valor monetario los datos ecológicos. Esta traducción de lenguajes (de la economía a la ecología) facilita visibilizar las deudas ecológicas que se están ocasionando.
[11] Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo 1992 y Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible 2012 (también conocida como Río +20).
[12]Naciones Unidas. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, 2015, 2.
[13] Según el Informe del Panel Intergubenamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, 2014), se prevee que durante el siglo XXI, el calentamiento global provocará el desplazamiento de la población en paises en vías de desarrollo. Cfr. IPCC (2014) Quinto Informe de Evaluación: Cambio Climático (versión final en inglés).
[14]Ref: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/06/la-onu-elogia-la-enciclica-del-papa-francisco-sobre-el-cambio-climatico/ Consulta 19/04/2016.
[15]Ref: https://www.greenpeace.org/espana/es/news/2015/Junio/Greenpeace-espera-que-la-Enciclica-del-Papa-sirva-para-acelerar-el-fin-de-los-combustibles-fosiles/ Consulta 19/04/2016.
[16]Ref: https://www.perfil.com/internacional/El-Vaticano-invito-a-Naomi-Klein-a-hablar-sobre-el-cambio-climatico-20150704-0017.html
[17] En el apartado documentos del Observatorio de sostenibilidad y religiones, se pueden consultar las declaraciones de las diferentes religiones o interreligiosas para la conservación de la naturaleza y frenar el cambio climático, así como los sitios web de carácter académico que estudian las contribuciones de las religiones al desarrollo sostenible: https://www.sustainabilityandreligions.org/documents/ (consulta 20/03/2016)
[18] Sobre los servicios que prestan los ecosistemas y la gravedad de su deterioro, Cfr. Reid, W. V., Mooney, H. A., Cropper, A., Capistrano, D., Carpenter, S. R., Chopra, K., & Kasperson, R. (2005). Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. Informe de Síntesis. Washington, US, RRF.
[19] Cfr: Dualde (coord), Cambio global. Impacto de la actividad humana sobre el planeta Tierra. CSIC, 2009.
[20]Asequible en: https://www.un.org/spanish/esa/sustdev/documents/declaracionrio.htm (consulta 18/04/2016)
[21]Decargable como pdf en: https://alc-noticias.net/es/wp-content/uploads/sites/2/2015/11/CLAI-declaracion.pdf
[22]Intervención del Santo Padre Francisco en Encuentro sobre "esclavitud moderna y cambio climático, el compromiso de las grandes ciudades" 21 de julio de 2015.
[23] Cfr. Discurso del Santo Padre Francisco en la sede de Naciones Unidas de Nueva York, 25 de septiembre de 2015.
[24] Previo a la cumbre de cambio climático celebrada en Paris COP 2015, ha surgido el movimiento social de Justicia climática, en el que se reflexiona sobre la injusticia de que la contaminación atmosférica producida por los países desarrollados (gases efecto invernadero que producen el calentamiento global), repercute negativamente produciendo más desajustes meteorológicos (huracanes y sequías) en los países en vías de desarrollo. Este movimiento también reclama que no sean iguales las tasas de emisiones de gases efecto invernadero, las de los países industrializados como las de los países pobres.
[25] Discurso del santo padre Francisco en la Oficina de Naciones Unidas de Nairobi.
[26]La noticia del acto de entrega de la declaración conjunta de cambio climático se puede consultar en: Naciones Unidas. Centro de Información de la Naciones Unidas: Líderes religiosos entregan a la ONU declaración conjunta de cambio climático.
[27] Interfaith Declaration on Climate Change. Declaración de las Religiones sobre el Cambio Climático. Se puede descargar el texto de la Declaración en lengua castellana.
https://www.interfaithdeclaration.org/download/idcc_spanish.pdf
[28] En la web: https://www.sustainabilityandreligions.org/documents/ (consulta 05/02/2016) se pueden encontrar las Declaraciones de todas las religiones, así como foros y webs en los que se trabajan las interrelaciones entre religiones y desarrollo sostenible.
[29]Los dos pontífices anteriores Juan Pablo II y Benedicto XVI han firmado declaraciones ecuménicas de ética ambiental, con el patriarca ortodoxo Bartolomé I, como también lo ha hecho el papa Francisco. En el mensaje de la paz de 1990 Paz con Dios creador, paz con toda la creación, Juan Pablo II afirmaba: “Incluso los hombres y las mujeres que no tienen particulares convicciones religiosas, por el sentido de sus propias responsabilidades ante el bien común, reconocen su deber de contribuir al saneamiento del ambiente. Con mayor razón aún, los que creen en Dios creador, y, por tanto, están convencidos de que en el mundo existe un orden bien definido y orientado a un fin, deben sentirse llamados a interesarse por este problema. Los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador forman parte de su fe. Ellos, por tanto, son conscientes del amplio campo de cooperación ecuménica e interreligiosa que se abre a sus ojos”.
[30]Cfr. Sollicitudo rei sociales, 36-37; Fides et ratio yEvangelium vitae.
[31]Cfr. Caritas in veritate, 15.
[32] Cfr. Albareda, S. Reconciliarse con el planeta. La sostenibilidad como paradigma. Pamplona. EUNSA (2015), p.148 y siguientes en donde se desarrollan ejemplos que relacionan las decisiones particulares con la responsabilidad social y medioambiental.
[33] Estos principios son los mismos que el Papa Francisco sugirió a los ministros de medio ambiente de la Unión Europea, el 16 de septiembre de 2015.
[34] Discurso del santo padre Francisco en la Oficina de Naciones Unidas de Nairobi: